Capítulo XXV: Rumores

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Imperio Sadera, 27 de enero del 2300 – 2032h

La gente suele buscar un buen lugar para pasar las últimas horas del día y lograr relajarse o hablar con conocidos e incluso gente ajena a ellos. El lugar perfecto en donde se pueden cumplir esas condiciones son los bares, una cerveza fría es suficiente para complacer a los hombres y mujeres luego de una larga jornada laboral.

En uno de los cientos de bares de la cuidad, varias personas estaban escuchando el testimonio de uno de los sobrevivientes tras el ataque de villa de Koda, muchos de ellos ya habían sido informados del suceso, pero realmente no sabían lo que realmente había pasado.

Una joven camarera relataba su vivencia en aquel momento, menciono cosas vagas del acontecimiento, como iban las cosas antes del ataque y que fue lo que los ataco seguido de aquellos héroes que hicieron frente a la amenaza saliendo victoriosos, su relato era impactante por decirlo menos, sacando más de una mueca de incredulidad en la gente que escuchaba su historia.

"¡¿Ellos hicieron frente a dos dragones de fuego?!" gritó con incredulidad uno de los hombres que escuchaban el relato

"¡Debes estar bromeando!" siguió otro compartiendo el mismo sentimiento.

"Los elfos nunca pudieron contra ellos, incluso ni los magos legendarios lograron herirlo de gravedad"

"¿Estas seguras de que eran dragones ancestrales?" cuestionó un tercero.

"¿No los habrás confundido con otra clase de dragón o incluso un wyvern?" complemento otra persona del público.

Varias personas comenzaron a hablar al respecto, aquel tema se expandió como la pólvora por todo el bar, preguntas tales como ¿Quiénes eran esos sujetos? o ¿Qué clase de magia usaron? Se hacían presenten en cada conversación.

En medio del bullicio un grupo de cuatro personas algo peculiares parecían mantenerse al margen del ruido de los demás, eran dos hombres que pasaban de los 30 años y dos mujeres que no parecían pasar de los 20, la única similitud que contaban entre ellos eran sus vestimentas, ropas finamente forradas con capas rojas o blancas.

"No sabemos quiénes son aquellas personas de extraña armadura" habló uno de ellos, quien parecía ser la más joven, "Tal vez sean un montón de mercenarios, ¿qué opina usted Sir. Noma?"

El mencionado quien parecía ser el segundo mayor estaba metido en sus pensamientos ignorando por completo a la pregunta que se le fue asignada, "¿Por qué estamos aquí, bebiendo un horrible licor en un bar barato?", se preguntó mentalmente para luego de unos segundos mirar a su compañera quien seguía esperando su respuesta.

"Hamilton, aún no tenemos la veracidad de los hechos, pueden que los refugiados digan mentiras, pero sabemos que si hubo un dragón de por medio"

Con eso dicho aparto su mirada y volvió a divagar en sus pensamientos, pero eso le duro poco al darse cuenta de que aquella mesera, quien era la refugiada, se acercó a su mesa dispuesta a llenar sus vasos de madera.

"Yo le creo, sin embargo, aún hay cosas que no explicó" declaró Hamilton al darse cuenta de la presencia de la señorita.

"Esa es la verdad, nobles caballeros" afirmó la mujer mientras ponía una cara sería para continuar hablando, "Yo los vi con mis propios ojos"

Ante sus palabras, una risa se escucha del otro lado de la mesa, este era Noma quien le parecía muy gracioso lo dicho por la camarera, "Señorita, a mí no me engañas" habló el hombre volviendo a su estado normal permaneciendo expectante viendo como su amigo traba de calmar la mujer quien tenía una clara cara de disgusto.

"Por cierto, ¿cree que nos pueda hablar un poco más de lo que pasó?" preguntó la joven quien sostenía unas cuantas monedas de bronce en su mano dispuesta a escuchar su relato.

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