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El potente canto de los pájaros logró sacar temprano de la cama a todos; era sábado y sería el último día que compartirían con Anna. Ella pasó la mañana con su familia en casa de su amiga, tranquila de saber que sus hijas harían pijamada con sus primos. Cuando estaban en la cocina lavando lo del desayuno, un mensaje la hizo saltar de emoción; sus chicos la estaban esperando afuera. María la miró sorprendida, no recordaba cuánto hacía que no la veía con esa vibra.

—Anni, olvidate que tenés hijas hasta mañana al mediodía, que te espero a comer. Sacate bien las ganas con esos nenes y presta atención a cada detalle, que luego me tenés que contar todo.

—¡María!, shhh.

—Piba, tienen diez años ¿Te olvidaste como eras a esa edad?, no hubieras entendido una palabra, así que deja de escandalizar, chau.

Ella abrazó a sus hijas y sobrinos, despidiéndose como si se fuera a ir por una semana; su amiga rodó los ojos, no se acostumbraba a lo exagerada que podía ser Anna Luz con sus niñas, o con todo en realidad, por eso tuvo que tomarla de la cintura y empujarla a la puerta.

Al salir, dos autos la esperaban con los vidrios polarizados, debía subir en alguno; se preguntaba dónde estarían ellos para evitarlos, se sentía avergonzada por sus propios pensamientos, aunque seguramente no eran solo de ella. Blanco o negro, intuitivamente abrió la puerta trasera del auto blanco, pero unos ojos oscuros y redondos como una avellana la recibieron, deteniendo su respiración; Jisung bajó para darle lugar en el medio, al lado de Minho. Su intuición se había equivocado, o se lo estaba haciendo adrede. Changbin conducía mirándolos por el retrovisor, sin disimular la gracia; Yongbok que iba a su lado lo notó y apretó su muslo, mirándolo con desaprobación, pero sonriendo inevitablemente; su mirada aniñada siempre lograba hacerlo aflojar.

Ya en el foodtruck se deleitaron  con el último almuerzo argentino. Minho se encargó de darles de comer a sus dos amores, en realidad era un gesto que siempre hacían entre los ocho, algo que enternecía el corazón de Anna al verlos. Pero los demás ya se estaban dando cuenta de lo que pasaba y las bromas iban a comenzar tarde o temprano de la mano de Changbin, claramente.

—Voy a pagar así no se nos hace tarde.

—Nuna —Jisung se puso de pie frenando el paso de Anna—, aunque seas la mayor, tú has pagado la última vez, déjame hacerlo a mí esta vez.

—Entonces yo invito el café —Minho no iba a quedar afuera de lo que parecía una cita de parejas.

—Bueno, parece que se agranda el grupo, aquí tenemos la 'mixsex-line'. (Nota: Los integrantes de cada grupo musical forman parte de diferentes «líneas» o subunidades haciendo referencia a una habilidad en concreto)

—¿En serio, por qué vives Changbin? —Jisung gritó sonrojado.

Los demás no pudieron dejar de reír, mientras se encaminaban a buscar su ansiado café, antes de ir a gritar como niños en la casa del terror.

—Nuna, ¿queda muy lejos ese lugar? Estoy muy lleno para caminar, es más, mi remera antes me quedaba suelta, mira ahora.

—Está en la otra cuadra Jinnie. Comieron mucho, toma unas gotas de esta tintura que traje para el dolor de panza.

—Oh, gracias. Había tanta variedad de pizzas que no pude resistirme a ninguna, ¡además el fainá fue lo mejor!

—Y los car-li-tos... ¿así se dice, nuna?

—Perfecto Hannie.

—¡Miren esa tienda, voy a comprar algo de ropa!

—¡Eish (demonios) no, Changbin, no saldrás más de allí!

A COLORFUL FAIRYTALE (Stray Kids fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora