Capítulo 108

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El joven sobrino del pastor, ora arrodillado frente a la cama con los codos afincados sobre la misma, pero no entiende el motivo por el cual se desconcentra tanto, frecuentes pensamientos se vienen a su mente provocando que se desconcentre al distraerse y se detenga cada 4-5 segundos. Para él es tan frustrante que decide detenerse y no seguir orando, ya que carece de ánimos como para persistir. Se sienta en la cama a pensar por un momento qué hacer y así dura un largo rato.

—Conque desanimado... sí... no te preocupes, tienes otras cosas que hacer mejor que esto, que sólo te hace perder el tiempo.

—¡Déjame en paz! ¡vete! —exclama Brian molesto, mirando alrededor de la habitación.

—Tú no puedes deshacerte de mí.

—Mald¡#* ¡CÁLLATE! —le grita levantándose de la cama con sus músculos muy tensos— ¡Vete al infierno! Entiende que tú no perteneces aquí —dice mirando alrededor de la habitación; él mismo piensa que se está volviendo loco pero es tan real que se siente enojado.

El enemigo no hace más que divertirse a carcajadas, aprovechándose del chico.

—Brian, ¿todo bien? —pregunta Jean abriendo la puerta.

Brian lo mira apenado imaginando que debió escuchar sus gritos.

—Eh... —se lleva una mano a la nuca— no tío, nada, yo estoy bien.

—¿Seguro? es malo mentir, lo sabes, desde pequeño te he inculcado a no mentir.

—Tío... ¿los demonios atormentan verdad? —le pregunta después de pensarlo por un momento.

—Sí, sí hijo. ¿Sucede algo? —interroga viéndolo con extrañeza.

—Me cuesta orar. No... sé qué hacer. —responde bajando la mano de la nuca para cruzar los brazos algo pensativo.

—Tienes que contarme lo que te sucede —dice cerrando la puerta para adentrarse a la habitación y acercarse a su sobrino.

Brian se sienta en la cama de nuevo, esta vez mirando el suelo con la mirada perdida y el pastor se sienta junto a él, y pone su mano sobre el hombro del contrario.

—Cada vez que intento orar me desconcentro, y en vez de poder enfocarme, sólo pienso en cualquier otra cosa menos en lo que estoy haciendo.

—Entiendo muchacho, pero no por eso dejes de orar. ¿No será que más bien... tienes alguna preocupación?

—Hm... creo que... pienso mucho en qué voy a hacer con mi vida, si voy a trabajar, si voy a poder llegar a ser empresario. Pienso en el qué va a pasar en mi vida el día de mañana.

—No te afanes Brian, no te afanes por el día de mañana. Dice la biblia: ...no se preocupen por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.

—Sí pero, ¿qué se supone que voy a hacer después de la graduación? porque de seguro todos van a tener vacaciones, otros van a trabajar, otros... ¡no sé! —dice el menor algo desesperado.

—Tienes que dejar de pensar en eso ¿sí? concéntrate, enfócate en Jesús, y Él te va a guiar, te va a dar las herramientas y soluciones a tus problemas y sobre todo, te va a encaminar hacia el Padre.

—Es que no entiendes, tío —habla con la voz agitada mientras se levanta a dar unos pasos hacia el otro lado, dándole la espalda.

—Brian. ¿Por qué te afanas tanto?

—No sé tío, no sé. Tengo miedo de que mi vida se estanque y no saber qué hacer, tengo miedo de no triunfar, de no poder lograr nada de lo que quiero.

Anny y el Camino a la Verdad [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora