Capítulo 117

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Habitación de Matilde y Ronald

SALMO 28

«A ti clamo, Señor, Roca mía; no te desentiendas de mí, porque si guardas silencio, seré como los que bajan a la fosa. Oye mi voz suplicante cuando a ti acudo en busca de ayuda, cuando tiendo los brazos hacia tu Lugar Santísimo. No me arrastres con los malvados, con los que hacen iniquidad, con los que hablan de paz con su prójimo, pero en sus corazones planean maldad. Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos; ¡dales su merecido! Ya que no toman en cuenta las obras del Señor y lo que él ha hecho con sus manos, él los derribará y nunca más volverá a levantarlos. Bendito sea el Señor, que ha oído mi voz suplicante. El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. El Señor es la fortaleza de su pueblo y un baluarte de salvación para su ungido. Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad y, cual pastor, guíalos por siempre.» —lee Matilde con un tono triste la biblia, sola en el aposento, sentada sobre la cama, y una lágrima rueda por una de sus mejillas.

Mira hacia su viente y lo acaricia suavemente, empezando a llorar.

—No quisiera que las cosas se hubieran dado de esta manera... he pasado una semana de aflicción. Lo bueno es que te tengo a ti mi Dios, y a ti mi bebé, pronto tendremos consulta; ¡ya son 5 semanas! —exclama en tono de musitación, pero deseando no llorar más.

Oye que se abre la puerta de la gran habitación, por lo que alza su mirada hacia su costado con rapidez para ver quién viene. Las miradas de Ronald y Matilde se cruzan, con ambos rostros serios.

—Amor, ¿te encuentras bien? —pregunta él, cerrando la puerta en tanto que la está viendo.

—No... es fácil para mí esto —contesta con la voz temblorosa y baja, al darle más ganas de llorar.

—Te amo, ya no quiero verte así, no quiero ver más sufriendo a esta familia —dice Ronald acercándose paso a paso hacia ella—. Anny no quiere salir de esa habitación mientras que nosotros, intentamos luchar. ¡Ya no podemos vivir más así!

Matilde se queda pensativa ante las palabras de Ronald; también extraña sus besos y sus caricias, pero desconfía de él desde aquel problema que tuvieron, y de igual forma él quisiera poder besarla y tenerla en sus brazos, pero sencillamente ella no se deja y por eso su relación ha estado difícil.

—Ronald, necesito entender porqué no me demuestras que puedo confiar en ti —él no reacciona ante sus palabras porque no comprende el motivo de que se desviara del tema.

—Si me creyeras, todo sería diferente Matilde, quiero consolarte y no te dejas. Pero está bien, luego comprenderás, sólo quiero que esto se solucione lo más rápido posible para llegar a lo que quiero.

—¿Llegar a qué Ronald? —pregunta alzando la voz, con un rostro en el que denota confusión.

—No te lo puedo decir por ahora, primero está tu relación con Anny, que no está en las mejores condiciones, ustedes tienen que hablar, ella tiene que escucharte y entender porqué pasó todo esto.

—¿Sabes qué Ronald? Mientras yo no pueda entenderte, sólo... deja de hablarme de nosotros, que por lo que veo no va a llegar a ningún lado —responde molesta al pensar que él ya no la ama como antes y eso la enoja pero a la vez le duele—. Y sobre Anny, ella me va a escuchar, yo sé que en algún momento vamos a poder hablar.

—Mi amor, dame tiempo para...

—¿Tiempo? ¿Me estás pidiendo un tiempo? —pregunta Matilde un poco exaltada— Muy bien, ya estoy entendiendo todo —agrega con seriedad, cierra la biblia, la deja sobre la cama y se levanta para salir de la habitación.

Anny y el Camino a la Verdad [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora