Capítulo 118/2

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- Mira Brian, el problema es que yo necesito, aparte de saber hacer lo correcto, que Dios me ilumine!!!

- Sí, yo también, creo que será mejor no precipitar las cosas y no tomar decisiones que en un futuro nos pueda traer malas consecuencias.

- Sí amigo.
- Oye y ¿hoy no hubo célula? —escribe Marcos.

- No, porque tuvimos visita de parte mi abuela, mis tíos, mi prima y Valen que también vino.

- Ah, bueno, ¿qué te parece si vamos al gym mañana o un día que podamos, y platicamos?

- Sí amigo, nos hace falta, aparte ya extraño el gym —responde Brian.

- Yo también lo extraño, de la misma forma que extraño a Mariela 😕

- Ajajaja bueno amigo, seguimos hablando.
- Bye.

- Bye 👊

En la cocina de la mansión
La cena se está cocinando, mientras que Matilde y Mariela acomodan los utensilios de cocina que Matilde había lavado.

—¿Y qué me cuentas, cómo te va en el trabajo? —pregunta Matilde, en tanto que con el trapo de cocina, limpia una parte del mesón.

—La verdad, me va bien, o sea aún no me acostumbro pero creo que voy a trabajar hasta que estudie en la universidad porque necesito estudiar —responde Mariela quien se encuentra parada frente al mesón donde se prepara la comida, dándole la espalda al mismo.

—Entiendo, así me sentía yo cuando empecé a trabajar por primera vez.

—Y es que en realidad... busqué ese trabajo por consejo de mi papá —comenta Mariela haciendo que Matilde la mire con atención.

—Bueno, creo que también él quería enseñarte cómo es la vida, y qué bueno que le hiciste caso.

—Sí, la verdad es que me hace bien porque he aprendido —dice sonriendo.

—Me alegra mucho —responde Matilde con una sonrisa en lo que voltea para seguir limpiando el mesón.

—Una pregunta Matilde, ¿has llegado a pensar en estar con mi papá por amor o por dinero?

—No, en verdad lo amo Mariela, creo que nunca había amado a nadie en mi vida como a él —responde Matilde un poco sonriente—. Oye ¿y qué onda con Marcos? —Mariela hace una sonrisa de enamorada, la cual ni ella misma se da cuenta, hasta que Matilde voltea porque se quedó callada.

—Esa sonrisa... —dice Matilde dibujando una pequeña sonrisa— no creas que no sé que te pasan cosas con él —añade alzando una ceja con la misma sonrisa.

—Bueno... ¿qué te puedo decir? —se ríe ligeramente.

—Nada, ¡ya dilo! ¡te gusta! —la sonrisa de Matilde se agranda al decir eso.

—¡No seas pícara mamá! —ambas se miran sorprendidas.

—Ahora tú me llamaste "mamá" —dice Matilde en un tono de voz bajo y dulce, sin poder creer lo que sus oídos escucharon.

—Ok, eh... seré sincera, creo que ahora te siento como una mamá, cuando antes te veía como una madrastra a la cual le tenía celos y además no veía lo lindo de ti —confiesa con sinceridad y ambas se abrazan suave y cariñosamente, por este acto a Mariela se le sale una lágrima de uno de sus ojos.

—Yo también te quiero como una hija —dice apretándola un poco, con el fin de que la chica se sienta acogida y sienta el calor de madre.

—Gracias por este abrazo Matilde, te quiero —la voz de Mariela tembló un poco con el tono bajo y sus ojos cerrados—. ¿Te puedo llamar "mamá"? Es que hace tiempo quiero una mamá y en ti veo esa madre que necesito.

Anny y el Camino a la Verdad [Novela Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora