LAURIE
A esas alturas, ya me había dado cuenta de que James era un poco... diferente. Mi mayor temor: «¿Qué pasará cuando mi familia lo averigue?». Si los hombres Wilson tienen algo de lo que sentirse orgullosos: su intuición. Si las mujeres Vega tienen algo de lo que sentirse orgullosas: su inteligencia. Combinar esas dos es tener una bomba nuclear. Por eso mis primos y primas eran de temer. Pero Ian era harina de otro costal, él —por desgracia, y también una dicha— tenía a las dos trabajando en sintonía con el resto de sus pensamientos.
Por esa razón, mi hermano era el más peligroso de los Wilson, le tenía miedo porque jamás le he podido ocultar nada por demasiados días.
Cómo no: a las dos semanas de salir con James, se enteró de nuestra relación.
Aún recordaba sus aporreos en la puerta de mi habitación...
Estaba sola en mi cuarto de residencia, estudiando. James y yo nos veríamos esa noche. Aceptó darme la tarde libre para ponerme al corriente con mis clases cuando, de repente, alguien —al otro lado de mi puerta— golpeó con exigencia para dejarlo entrar.
No creí que fuera Susan porque ella tenía su llave, tampoco creí que fuera James porque él jamás se presentaría con esa desesperación en mi habitación.
Pese a todo: jamás me hizo un escándalo en la universidad.
Imaginen mi sorpresa cuando abrí con indecisión, y descubrí el rostro empapado en sudor y apestando a licor de mi hermano mayor.
—¿Ian?
Se veía bastante mal, como si hubiese conducido a lo Flash Gordon por un terreno libre de campos, con las ventanillas abajo porque su cabello estaba en punta y torcido. ¿Bebió? Lo olí de lejos, y desde mi posición me llegó el hedor que su ropa y piel emanaba.
Estaba asqueroso.
—Ian, ¿qué pasa? ¿Por qué estás aquí? —le pregunté, temiendo lo peor. Por un momento creí que a mamá o a papá les había pasado lo inimaginable.
Parecía que un tumulto en su interior estaba a punto de emerger.
—Recoge tus cosas, nos vamos —dijo y, sin invitación, se metió a mi cuarto, buscó mi maleta y empezó a meter sin orden mi ropa y libros. ¡Lucía como un loco!
Aunque me congelé al principio, no me quedé de brazos cruzados. La antigua Laurie lo hubiera hecho, se habría quedado ahí de pie y hubiese aceptado las absurdas órdenes de su hermano por... por... ¡Sabrá Dios por qué!
Pero yo no. Ésta Laurie no. Un mes fuera de casa, y dos semanas libres de mantener las apariencias con James, me ayudaron a encontrar la fuerza para caminar con autoridad y decisión hacia mi hermano, quitar de sus manos mi ropa, tirar mis demás cosas al suelo y, encararlo al fin, después de tantos años siendo una dócil hermanita.
«Esto se acaba aquí», pensé con determinación.
—No —dije, algo a lo que Ian no se esperaba. El muy idiota creyó que lo iba a obedecer como siempre lo hacía.
—¿Cómo dices? —me preguntó como si no me hubiera oído bien la primera vez.
—Ya me oíste, Ian. Dije que no.
Su expresión confusa y un poco consternada, me dio alas para seguir:
—¿Quién crees que eres para venir aquí en ese estado y ordenarme que me vaya del lugar en donde ahora vivo?

ESTÁS LEYENDO
¿Sexo o Amor?
Novela JuvenilLaurie ha vivido con James Brown diez años de intenso matrimonio. Pero la llegada del joven y fresco fotógrafo Tremblay a las empresas «Adriel» de su marido, pondrá en juego el amor que siente hacia James. Laurie se cuestionará sus decisiones y el c...