CAPITULO 20. POV Familia O'Pherer. SE ACABÓ TODO. (primera parte)

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POV Rámses:

—¡Amelia para!—le grité pero ella no dejaba de forcejear conmigo.

—¡Suéltame Rámses!—gritaba iracunda—. ¡Ella fue la que nos drogó y no le importa una mierda!. Es una basura de persona.

¿Qué Marypaz hizo que?. Miré a mi hermano y vi el horror en su rostro, fue tan transparente que vi la decepción golpearlo con fuerza, la rabia fundirse en su cuerpo, la tristeza acabarlo.

—Y tú una zorra que te tiras a dos hermanos, ¡me quitaste a mi novio!—Marypaz gritó con toda su fuerza y los murmullos se incrementaron.

—Eres una psicópata que tiene que drogar a un chico para que se acueste contigo.

¿En serio Amelia está diciendo eso?.

Mírenla...

—¡Gorda vividora!.

Oh, no... no se atrevió a...

—¡Zorra anoréxica acomplejada de mierda!.

¡Uuuuh! Corearon todos, incluyéndome, aunque yo lo hice solo en mi cabeza.

Sin embargo, solté una potente carcajada que muchos me reprocharon, pero es que ver a esta nueva Amelia era realmente fascinante.

Una profesora intentó calmar los ánimos y solo en ese momento entendí que debía sacar a Amelia de allí antes de que todo empeorase. Con mis manos alrededor de su cintura comencé a retroceder, pero me estaba costando más de lo creído, su adrenalina triplicó su fuerza y me lo estaba haciendo realmente difícil.

—Besé a tu novio—Marypaz estaba tan fuera de sí como Amelia, y al parecer comenzaba a perder su cordura, porque ella y yo nunca nos habíamos besado.

—Has besado a medio instituto. ¿Qué es una raya más para el tigre?.

¡La verdad duele Marypaz!

—Ni tu mamá te quiere por golfa, te metiste en la cama de tu padrastro.

Estuve pensando por un micro segundo soltar a Amelia para que hiciera tragar a Marypaz sus palabras, estaba bastante tentado de hacerlo, pero no fue necesario que tomase una decisión.

Mi dulce novia, esa que se horroriza de nuestros cuentos de peleas, me clavó con fuerza su codo en mi estómago quitándome el aire de un solo golpe. La solté por solo un acto reflejo y ella corrió hasta donde Marypaz, con cara de rabia y horror. Se lanzó encima de ella, como una pantera a su presa, tumbando incluso a Gabriel con ellas.

La escena era realmente impresionante, Amelia lanzaba zarpazos a la cara de Marypaz y solo descansaba para tirar de su cabello. Gabriel gritaba que parase sin el poder hacer nada para separarlas.

Me apresuré hasta Amelia una vez más y recordando la llave inmovilizadora que me hizo mi papá cuando quise ir tras Stuart y matarlo, el día que Amelia confesó que él era su violador, le apliqué la misma cuando logré alzarla y quitársela de encima a la que fue su mejor amiga. Amelia intentaba soltarse, lanzaba patadas apoyándose en mi peso, imposibilitando que la sacara de allí. Berreaba, gritaba, exigía que la soltara, insultaba a Marypaz, todo al mismo tiempo.

Pelo amor de Deus, tirá-la daqui irmão- Por amor de Dios, sácala de aquí hermano—gritó Gabriel con su cara enrojecida con arañazos.

Pero aquí estábamos nosotros tratando de salvarle la vida a Marypaz y ella no colaboraba ni un poco.

—Y ahora que te metes en la cama de los O'Pherer, ¿también te tiras al papá?

—Voy a borrar su puta sonrisa de su golfa cara, a la zorra esa. ¡Suéltame Rámses! La voy a joder. Eres una falsa que cree que tirarse a medio instituto es amor. ¡Nadie te va a amar! ¿Me escuchas? ¡Nadie!. Eres despreciable Marypaz.

Auch, mi chica si sabe dar donde duele.

Retrocedí con Amelia fuertemente sujetada y finalmente la cargué sobre mi hombro para terminar de sacarla de allí. Continuaba gritando que la soltara -como si lo fuese a hacer- y a explicar gráficamente las formas de como pretendía hacerle pagar a Marypaz sus palabras.

Muy gráficamente.

Una nueva ola de ira la invadió cuando pensé que no era posible. Gabriel corrió a nuestro lado con nuestras pertenencias y Amelia acababa de ver su cara rasguñada, claro que pensó que había sido Marypaz, pero en realidad fue ella misma cuando cayó encima de ambos hace poco minutos.

Finalmente logré montarla en la camioneta y salir de allí mientras ella intentaba abrir las puertas, pareciera que quisiera lanzarse de la camioneta e ir tras Marypaz.

Nunca había visto a una mujer así de poseída. Quizás necesitaríamos un exorcismo.

Amelia azotó todas las puertas que consiguió en su camino y me quedó claro que quería estar sola porque entró a darse un baño en el cuarto de visitas.

Saqué del closet unas prendas para que se vistiera, ropa interior y algunas de sus cremas. Se las dejé en la cama junto con una toalla limpia. Por ultimo le dejé un ibuprofeno, si a mí me dolían los músculos, ella estaría destruida.

Bajé y conseguí en la cocina a Gabriel, calentando la comida para ambos. Dejó la porción de Amelia para cuando ella estuviese lista para bajar, si es que lo estaba. Yo la tapé y me senté a comer con mi hermano.

—Vaya escenita, ¿no?

—Ni que me lo digas. ¿Tú cómo estás?—escruté su rostro, no solo lo llevaba enrojecido por los arañazos, aun tenia restos de tristeza, rabia y dolor.

—Me cuesta creerlo. Jamás se me ocurrió pensar que era ella la responsable de drogarnos.

—Ni a mí. Y todo lo que dijo de Amelia... se pasó de desgraciada.

—Si. Era otra persona la que vi hoy, a esta no la conocía. Siento vergüenza de todas y cada una de las veces que estuve con ella, de lo que le insistí. De lo que siento incluso. Es una perra Rámses y no me di cuenta. Está enferma, loca, frustrada. Envidia a muerte a Amelia y no tiene ni siquiera sentido su envidia. ¡Maldita sea! Es una hija de puta y estuve con ella.

Asentí sin nada mejor que decirle. También se me hacía difícil procesar todo lo que acababa de ocurrir.

—¿Y lo que dijo del beso que supuestamente nos dimos?. Ella y yo nunca nos besamos.

—No lo pongo en duda, pero si fue capaz de drogarnos... ya puedo creer cualquier cosa de ella.

—No sé qué hará Amelia ahora, pero particularmente no la quiero cerca de nosotros.

—Yo tampoco la quiero cerca de mí.

—¿Estás bien?—insistí en mi pregunta.

—No, pero lo estaré.

Cuando por fin Amelia bajó del cuarto le teníamos preparada un pequeño recibimiento para ayudarla a relajarse. Tenía que tomarse las cosas con un poco más de sentido del humor si quería sobrevivir lo que se nos vendría en el instituto.

Cuando nos contó todo lo que habló con Marypaz estaba enmudecido. No podía creer que ella hubiese visto a Amelia con Gabriel y en vez de evitar el error que cometieron, me fuese a buscar. Esa tipa tiene serios problemas psicológicos. Ni hablar que como supuesta mejor amiga es una mierda.

—Todavía no se lo he dicho a Fernando, moriré de vergüenza cuando deba explicarle todo.

—No sueles meterte en problemas muy a menudo, ¿verdad?. Bombón, a esta hora ya papá debe saber todo, estoy muy seguro que fue lo primero que hizo la directora en cuanto dispersó a los chicos a los salones.

No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora