POV Rámses.
En cuanto desperté salí del cuarto buscando a Amelia y la conseguí acurrucada en el sofá. Intenté despertarla pero fue imposible, su sueño pesado siempre me había parecido muy fascinante. La tomé en mis brazos y la llevé hasta el cuarto de mi papá. Sobre mi cadáver putrefacto la acostaría al lado de Gabriel.
—¿Estás bien, melocotoncito?—me preguntó Mike cuando cerraba la puerta para que Amelia pudiese descansar un poco más—. Anoche salí a tomar agua y encontré a Amelia en el sofá durmiendo, dudé mucho que si ustedes hubiesen tenido una discusión fuese ella la que terminara en el sofá, así que me asomé al cuarto y los vi con su papá.
—Mi hermano estuvo muy mal anoche. Deprimido como hace mucho tiempo que no lo veía.
Mike respiró profundo y su rostro se contrajo en tristeza.
—Gabriel y yo somos tan parecidos que asusta. Así como tu creías que tu mamá te abandonó, él cree que la abandonó a ella. Pasó muy poco tiempo a su lado y no logra perdonárselo.
—Eso tiene sentido. Siempre ha guardado esta cuota de celos conmigo, como si hubiese sido mi culpa.
—No fue culpa de ninguno. Me consta que Karen se desvivía por los dos, los consentía a ambos y se esforzó al máximo para que nunca pudieran sentir celos el uno del otro. Pero algunas cosas ella no podía controlarlas y eso la volvía loca.
—¿Era muy controladora?—pregunté curioso. Sabía que mi mamá no era ninguna santa, pero escuchar de sus defectos o errores la humanizaba más aun; de esa forma cuando yo fallaba, no la imaginaba totalmente decepcionada de mí.
—Demasiado. Siempre quería que las cosas fuesen como ella decía y cuando ella lo pedía. Además no era una mujer dotada de paciencia, aunque vaya que la tenía con ustedes. Su impaciencia la llevaba a hacer cada locura...—él se rió con un recuerdo que no terminó de compartir conmigo—. Tenía un carácter fuerte, bastante gruñona y explosiva. Le decía las cosas a la persona en su cara, igual que tú, sin filtro.
Fue mi turno de sonreír.
Caminamos hasta la cocina de la suite y aunque estaba equipada, Mike levantó el teléfono y ordenó café para todos.
—Bota ese café, como Amelia lo consiga y decida prepararlo, haré que te tomes la puta jarra tu solo.
—Hola hijo. Mike—mi papá salió de la habitación y nos saludó—. ¿Y Mia?.
—En tu cuarto, durmiendo. La acosté allí.
—¿Se quedó dormida en el sofá?—preguntó sorprendido—. ¿Por qué no se acostó en mi cuarto?.
—De seguro le pareció abusivo.
Papá negó con la cabeza y se sirvió una taza de café.
Gabriel salió del cuarto, iba en bóxer y se rascaba sin ningún reparo su entrepierna.
—Si Amelia te hubiese visto haciendo eso o sin ropa...—no hizo falta terminar la advertencia, él sabía muy bien lo que le haría. Regresó al cuarto y volvió a salir con su pijama puesta.
—Papá hace las mejores cucharitas del mundo—le dio un beso en la cabeza cuando pasó por su lado y recibió la taza de café que Mike le tendía—. Desperté como nuevo.
—Es lo mismo que decía tu mamá.
—Y Karen odiaba dormir acurrucada, decía que le daba calor—lo miré confundido.
Mike pareció caer en cuenta de lo que acababa de decir.
—Era lo que ella me decía, por supuesto.
El teléfono de Mike comenzó a repicar y lo salvó del interrogatorio que quería hacerle. La situación entre él, mi papá y mi mamá ya me comenzaba a molestar. Quería respuestas. Mike se apresuró a atender la llamada, encerrándose en su habitación.
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No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 2
Teen FictionAmelia contó su historia, pero es hora de que conozcamos el punto de vista del resto de los personajes. ¿Qué sintió Rámses? ¿Qué pensó Fernando? ¿Qué pasaba dentro del corazón de Gabriel?. ¿Como llevan los papás la paternidad?. Conoceremos la visión...