Capitulo 1

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La luna brillaba en lo algo del firmamento nocturno, eran aproximadamente las 01:00 a.m y había un gran silencio en el palacio personal del Rey Francis Fitzgerald, todas las luces estaban apagadas y ni el sonido de los grillos se podía oír, como si de una casa sin residentes se tratara.

Una joven criada estaba oculta en un armario de artículos de limpieza, haciendo su mayor esfuerzo por casi no respirar para no ser descubierta, rogando algún guardia se diera cuenta de la situación dentro del palacio.

Absorta en sus pensamientos no se había percatado de los pasos cada vez mas cerca de su escondite hasta que ya era tarde, la puerta del armario fue abierta lentamente, la mujer levanto su mirada y quedó paralizada al ver al hombre frente a ella, tenía una mirada tranquila pero sin brillo, una voz suave y la ropa llena de sangre de los compañeros de trabajo de la joven.

–Te encontré

Exclamó el joven mientras miraba a la criada te temblar de miedo, pero aún así el sentimiento de pena, culpa o remordimiento nunca llegaron a el.

La tomo de los cabellos y la arrastró fuera del pequeño armario hasta unas escaleras del Palacio. Lamentablemente los gritos de la chica alertaron al fin a los guardias que rápidamente corrieron al llamado de auxilio.

El castaño observo como solo la gran escalera era lo único que lo separaba de los hombres del rey llegaron que tan rápido o eso ellos creían ellos.

–¡Que veloces caballeros! Lástima que en realidad ya llegaron tarde~

Dice el castaño divertido al ver la expresión de confusión de los hombre con armadura

–¡Parloteas muchas tonterías!

–Tendremos que cortarle la lengua al intruso

Decían aquéllos guardias, la expresión del joven extraño les molestaba, era una mirada de superioridad y de burla a la vez, los estaba despreciando y la hacía demasiado notable.

La sirvienta que aún era sujetada por sus cabellos estaba siendo usada como rehén para evitar que alguien se acercara al hombre, pero pronto se canso de la situación.
El joven se acerca al oído de la chica y le susurra:

–Hoy es tu día de suerte, si sobrevives realmente eres bendecida por Dios querida.

Al terminar si frase sonríe mientras toma con fuerza la parte trasera de cuello de la ropa de la criada y la lanza por las escaleras haciendola rodar por está hasta donde los guardias, así retrasando su persecución.

El pelimarron empieza a correr en dirección contraria a las escaleras y huye por una ruta de escape previamente preparada.
Algunos de los caballeros de la guardia lo persiguen y otros se quedaron con la criada esperando a que recobre la conciencia para que explique qué sucedió.

Pero eso ya no sería necesario, puesto que el hombre escapó y los guardias fueron a la habitación del Rey dónde horrorizados vieron que las palabras del extraño no era solo palabrería sin sentido, ya que en la cama donde dormía el Rey Francis Fitzgerald solo había descansado un cuerpo ensangrentado sin cabeza.

A la mañana siguiente el joven ya había cruzado la frontera al gran imperio de Mijáilovich, en dónde residía su dueño, el hombre detrás de todos sus actos, el emperador Fyodor Dostoyevski.

De camino a la Capital ya había escuchado los rumores de la masacre ocurrida en el reino vecino que se fueron expandiendo por todos lados, se limita solo a sonreír con orgullo, después de todo no cualquier asesino de segunda podría haber hecho tan buen trabajo como lo hizo el.

Se había detenido en una de las ciudades que estaba de camino a su destino, ya era pasado medio día y todavía no había logrado descansar apropiadamente

Lo pensó por un tiempo y tomo la decisión de pagar un cuarto por esa noche, de todas formas solo debía ir a mostrar su cara frente a Fyodor solo para confirmar el trabajo terminado, no estaba tan apurado en llegar a la capital puesto los rumores ya eran muchos más rápidos que el.

Se dirige a una posada dónde pide un cuarto pequeño y una comida simple, aunque podría haberse permitido más lujos no se le apetecía llamar la atención así.

Una vez con el estómago lleno se dirige a su cuarto y se acuesta en la cama, sentía los hombros pesados y los ojos se le cerraban, en poco tiempo el castaño cayó en brazos de morfeo.

El joven estaba soñando, por primera vez en mucho tiempo un sueño y no una pesadilla.
La nieve caía lentamente sobre los árboles desnudos, su aliento salió como humo y traía las mejillas rosadas por el frío.

El chico era más bajo, la piel más tierna y la mente más inocente, admiraba como el crudo invierno era tan cruel pero tan hermoso a la vez.
La voz de otro niño lo saco de aquellos melancólicos pensamientos.

–Disculpa...

Se dirigió el niño al castaño, tenía una mirada asustada y los ojos llorosos.

–Estás perdido?

Dedujo el castaño, el contrario se veía más joven que el y no parecía saber en donde se encontraba.
El otro joven solo asintió con la cabeza con timidez.

El joven pelimarron lo mira un momento para analizarlo, el contrario traía puesto un abrigo blanco de piel y buena ropa para soportar el frío, tenía las mejillas rosadas al igual que el, tenía el cabello por los hombros y de dos colores.

Que inusual

Piensa al notar aquello, el niño tenía los ojos grises y la piel tan blanca como la nieve que caía, era una apariencia que le sería difícil de olvidar en definitiva.

–Dónde están tus padres estem... ¿Niño?

–Puedes decirme Sigma

Responde suavemente el bicolor y extiende su mano.

–Pues tu puedes decirme Zai! Así me decían mis amigos.

Ambos niños iban por todo el castillo tomados de las manos buscando algún lugar que el pequeño Sigma pudiera reconocer.

En medio de su trayectoria una de las damas de compañía de la madre de bicolor lo reconoce y aparta a Zai bruscamente del niño.

–¿¡Cómo un sucio sirviente se atreve a tomar la mano de la princesa!?

–¿Princesa?

Pregunta el castaño desconcertado y después mira al bicolor, la mujer le estaba sujetando del brazo y se lo estaba llevando.
Cuando el chico estaba por ir detrás del contrario y la mujer ve cómo el niño lo mira por el hombro, negando con la cabeza y le susurra un casi imperceptible “Lo siento”

En aquel momento el hombre despierta, se da cuenta que tenía la mano extendida como si quisiera alcanzar algo, algo que ya le era imposible tomar.

–¿Por qué soñe con eso ahora?

Pregunta en voz alta, ciertamente se arrepentía de no haber ido detrás del bicolor en ese momento pero ya habían pasado muchos años desde ese suceso, arrepentirse ahora estaba de más.

Se levanta y se alista para seguir su viaje, ya había dormido lo suficiente.

𝐓𝐫𝐨𝐧𝐨 𝐈𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥 [Sigzai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora