Capítulo 5

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La capital se llenó de bullicio, el gran baile de máscaras estaba en bocas de todos ahora que solo faltaba un día para que la fecha de este llegará.

Estilistas y modistas se habían movilizado por todas las casa nobles de la cuidad, arreglando y haciendo los últimos detalles de los vestidos que usarían las señoritas y sus maquillajes.
En la casa del conde no fue la excepción y más ahora con tan distinguido invitado, aquel supuesto primo que había llegado de lejos, el cual todas las solteras querían conocer, pero a pesar de todo eso Gin, quien lo tendría de acompañante no tenía ni una pizca de emoción.

Además no poder asistir con la persona que había planeado ir tampoco había visto a su acompañante, a pesar de que lo conocía desde hace años nunca habían entablado mucha platica y lo más seguro es que ahora no podría entablar conversación con Dazai y el porque de esto era simple, Ryūnosuke no se había apartado del castaño ningún segundo desde que este se había alojado en la casa del conde.

La joven Pelinegra se encontraba tomando el té en el jardín, cerca del área de entrenamiento, dónde se encontraban Osamu y Ryūnosuke hasta que ella ve al castaño escabullirse de allí, al parecer escapando de su hermano.

–Señorita Gin~

Ella sonríe con cortesía, sabía perfectamente que le iba a pedir algo como que no le diga a su hermano que se estaba escapando, al igual que hace años cuando era el maestro oficial del actual conde.

–Dejeme adivinar Sr. Dazai, No le debo decir a mi hermano que lo vi por aquí

–Tan lista como siempre!

Exclamó él castaño, haciendo una reverencia a la jovencita provocando que ella suspiré por aquella acción, seguidamente Osamu siguió su camino hasta llegar a uno de los límites de la mansión, la cual estaba rodeada por un muro por seguridad, se estiró un poco y se preparó para saltar aquel muro, así evitaría tener que decirle a alguien dónde iría.

Estando una vez fuera camino con discreción en dirección al centro de la cuidad ya que debía preparar algunas cosas antes de que llegue el día en el que vería a su príncipe y no dejarlo volver a las garras del emperador Dostoyevsky.

Tenía un plan que ejecutar y para ello debía empezar a moverse desde ya, preparando todo para que pueda conseguir su objetivo y la noche del baile sería su única oportunidad, los errores no estaban permitidos, era la primera vez que en años Dazai tenía una misión tan complicada según el, ya que no tendría que derramar sangre.

El día paso y la noche ya habia caído, las estrellas junto a la luna brillaban en lo alto del cielo nocturno, pero el castaño aún no había vuelto a la mansión del conde de aquella misteriosa salida.

Akutagawa caminada de un lado a otro en la sala, estaba siendo acompañado por su hermana menor, quien lo miraba ir de un lado a otro sin mantenerse quiero en ningún momento, la cuál ponía a Gin los nervios de punta, ella se estaba conteniendo con todas sus fuerzas no amarrarlo a una silla el resto de la noche.

–¿Y si le pasó algo?

–Es más fuerte que tu, no le pasó nada

–Pero y si lo atacaron en grupo

–No se han reportado nada como algún asesino o algo así por aquí en mucho tiempo

–... Y si se arrepintió de ser mi maestro y ya no vuelve?

–Aún estamos a tiempo de llamar a Tachihara para que sea mi acompañante mañana

Dijo la joven, un tanto emocionada por la idea, al contrario de su hermano, el cuál rogaba ver a su maestro entrar por la puerta o tendría que ir a envenenar al pelinaranja esa misma noche.

Y para suerte del conde, la persona por la que tanto había esperado estaba entrando por el lumbral de la puerta, haciendo que brillitos rodeen a Akutagawa por el alivio de que todas aquellas preocupaciones que habían surgido hace unos minutos se hayan dispersado por completo.

–Señor Dazai! Ha vuelto

–Estoy en casa chicos

Respondió sonriente el castaño ante aquella bienvenida ¿Cuándo había sido la última vez que había saludado al par de hermanos de aquella forma? 

–Nos tenía preocupado Sr. Dazai

–Pareces una madre sobreprotectora Conde~

Suspira y Juguetea un poco con el Pelinegro haciendo alguna que otra broma inofensiva, así logrando calmar el ambiente, despues de aquello el castaño se dio un baño y ceno con ambos, conversando sobre cualquier cosa como el vestido que encargo Gin, el entrenamiento de Ryūnosuke o la razón por la cuál Tachihara era una mala opción según Akutagawa.

Luego Dazai se fue a dormir, el hombre estaba cansado después de haberse movidos de aquí para allá haciendo los preparativos finales para su magnífico plan, al tocar las suaves telas de la cama cayó en brazos de morfeo, soltando leves ronquidos y soñando como sería su encuentro con Sigma esta vez.

El amanecer llego y faltaban pocas horas para el inicio del evento tan esperado, la mansión era todo un desastre ya que las sirvientas de movilizaron por todos lados haciendo los preparativos finales.
Osamu estaba en la habitación que le habían prestado, mirándose al espejo, la última vez que se encontro con el bicolor fue llamado vagabundo y juraba está vez no sería así.

Se había bañado y tenía preparado su traje, y ahora debía de pensar correctamente que hacer con su cabello ¿Llevarlo hacía atrás? ¿De costado? ¿Algo despeinado? ¿Debía ponerse gel?
Al final se decide con colocarlo hacía abajo, algo parecido a lo que solía llevar siempre pero más arreglado de lo usual. Por lo general no usaba algún accesorio ya que en combate solo sería un obstáculo pero hoy sería la excepción, colocándose un aro azul en su oreja, haciendo juego con su traje, estando ahora sí listo para partir.

Akutagawa ya había recogido a su prometida Higuchi mientras Osamu y Gin estaban en el carruaje, así los cuatro llegaron al gran palacio imperial, se pusieron sus máscaras y entraron, sus nombres no fueron anunciaron ya que se perdería la gracia del baile de máscaras pero aún así llamaron la atención de todos los presentes con su llegada.

Primero el conde Ryūnosuke, quien con solo ver si típico cabello negro con las puntas negras, característica unica de aquel hombre, junto a una mujer rubia, quien era su prometida, ambos con los trajes a juego, saber que eran ellos no era muy difícil.

Luego estaban después de ellos aquella joven de cabello negro y largo, cargando una belleza excepcional, y aunque siempre ella solía ser quien estaba en bocas de todos los curiosos esta vez fue diferente, ya que todos estaban interesados en el misterioso hombre que era su acompañante.

Las damas y hasta incluso algunos caballeros no podían apartar la mirada mientras cuchicheaban entre si sobre el castaño y más de alguna noble señorita lamentaba que no era un baile normal para poder verle el rostro sin la máscara.
Ambas parejas bajaron por las escaleras hasta llegar al salón e inmediatamente las personas se acercaron a saludar.

Dazai, asfixiado por toda aquella cortesía que debía tener, con un gran sigilo se escapa de la multitud de personas, llegando cerca de algunas de las paredes del salón, dónde estaba menos concurrido, allí espero expectante de lo que sucedía a su alrededor, sabía que Sigma aún no había llegado por dos simples razones.

1. La realeza suelen ser los últimos en llegar, ya que llegar más tarde a alguna reunión social significaba que esa persona tenía más estatus que el resto

2. La cabellera bicolor de Sigma era inconfundible, y en el salón nadie tenía aquellos peculiares colores en su cabellera.

Así que el castaño espero desdé su lugar seguro, observando atentamente la entrada del lugar, atento a la llegada de la persona por la su corazón de alborotada llegase.

𝐓𝐫𝐨𝐧𝐨 𝐈𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥 [Sigzai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora