Capítulo 11

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Ambos habían vuelto a la cabaña después de la caza, Sigma con especial cuidado para no caerse o enredarse con la malesa, y Dazai recordando cada que tenía la oportunidad el pequeño incidente del bicolor.

También por el camino habían recogidos algunas hierbas, un tanto sospechosas desde el punto de vista de Sigma, pero según Dazai, comestibles, similares a especias que servirían para cocinar a su presa.

–Bien! Ahora habrá que quitarle la piel y cortarlo en partes~

–Puedes evitar decirlo tan cruel!?

El castaño no pudo contener su carcajada, la expresión en el rostro de Sigma era un poema y a la vez una carta de disculpa con todos los conejos del mundo.
El bicolor, ante la reacción de su contrario, arrugó la nariz y su entrecejo se frunció, aquel día había sido el entretenimiento del más alto al parecer.

–Te estás divirtiendo al parecer

–Lo siento lo siento, no me burlare~ solo que eres demasiado amable

Dijo en respuesta el más alto y Sigma lo miro sin decir nada, un tanto confuso.
Amabilidad, una palabra ciertamente extraña en su diccionario, podría ser que el realmente lo sea?

–Yo... Solo continuemos

–Bien, déjame te enseño, primero tenemos que...

Dazai empezó con su pequeña clase de como desmenuzar un conejo, mientras, Gogol ya había iniciado su intensa búsqueda después de hacer su equipo de búsqueda, confirmado por Fukuchi Ōchi, Jouno Saigiku, Techō Suehiro y Teruko Ōkura, conocidos como los perros de caza.

Todos son miembros de un escuadrón de caballeros que jugó un papel importante durante la guerra y la expansión del imperio Mijáilovich.

–¿Por qué tenemos que seguir las órdenes de este tipo?

Pregunto Tetchō, en tono indignado y reacio a seguir las órdenes del albino, el cuál los había convocado para hacer el rastreo de Sigma junto a todos los invitados y personas que sirvieron aquella noche del baile.

–Si! Nosotros solo seguimos órdenes del jefe!

Exclamó ahora la pelirroja del grupo, al igual que su compañero, ostil ante el Nikolai.

–Son órdenes del Emperador~

Respondió el peliblanco con una gran sonrisa en su rostro, sabiendo que ellos no podrían negarse si era orden de Fyodor.

–Bueno, si es así no hay nada que hacer, supongo que ya tienes un plan en mente? Sino no nos habrías venido a buscar

Hablo por fin el comandante Fukuchi, ampliando más las sonrisa de Gogol gracias a sus palabras.

–Por supuesto~ aquí hay varias copias con los nombres de todos los invitados de aquella noche

Respondió entregangole a cada caballero una de las ojas, nombres tanto de sirvientes como de nobles se encontraban en el papel.

–Esto-

–¿¡NOS HARÁS IR PUERTA POR PUERTA!? Y QUÉ SE SUPONE QUE HAGAMOS? PREGUNTAR SI SE ENCUENTRA LA PRINCESA EN CASA?

Interrumpió Teruko a su compañero, exaltada nuevamente por tarea.

–Es un gran plan! No creen?

Jouno puso una mano sobre el hombro de Teruko para que se tranquilice y así no le tirase a Gogol en el rostro su bota, la cuál ya la estaba sacando.

–No creé que eso nos tomará demasiado tiempo?

Pregunta ahora Jouno a Nikolai, esperando sacar la poca cordura que se rumoreaba tenía el hombre.

–Tal vez, pero es lo más eficaz, después de todo nada se nos puede pasar por alto, qué mejor forma que no dejar cabos suelto, no es así?

Un silencio se hizo presente en la sala, los caballeros empezaron a ver un poco de sentido al plan tras sus palabras y con dudas terminaron aceptando, yendo casa uno hacia algún distrito de la capital, visitando y haciendo una inspección a los invitados y trabajadores de aquella noche.

–Bien, veamos

Nikolai empezó a buscar entre los currículums de los trabajadores del día del baile una vez que los perros de caza se pusieron en marcha, hábilmente fue colocando los papeles hasta que encontró el que estaba buscando.

–Atsushi Nakajima, te tengo~

El de ojos heterocromáticos había hecho todo el show anterior claramente con la intención de molestar a los proclamados mejores caballeros del imperio, el no necesitaba su ayuda, pero si podía hacer que vayan de puerta en puerta como los fieles de la iglesia no perdería la oportunidad.

Aquella noche en la que el bicolor desapareció, Nikolai había visto a un sirviente actuar de forma sospechosa que se dirigía a uno de los balcones, distinguió su nerviosismo, sus piernas temblaban y evitaba la mirada de las personas en el salón, lo que llamo más la atención del caballero.

El muchacho había llevado dos copas al balcón y después de un rato salió a todas prisas, Gogol espero un buen rato pero hasta el final de la noche, nadie salió del balcón, si su deducción era correcta, y lo era, si encontraba al sirviente también encontraría a la persona que buscaba. Aunque claro, guardo aquellos pequeños detalles para si mismo, después de todo, gracias a ello pudo deleitarse con hacer enojar a su querido emperador, sacarlo de quicio de vez en cuando era uno de los pequeños placeres que podía permitirse.

A su vez, Atsushi ya había juntado sus pertenencias, las cuales no eran muchas, y se encontraba listo para escapar de la cuidad, Dazai le había dicho que después de volver de palacio debía alejarse del lugar ya que no tardaría mucho en ser descubierto.

–Ahh qué hago? Qué hago!?

El joven se encontraba caminando en círculos en su habitación del bar, sabía que debía irse, pero aún tenía que decirles a sus seres queridos, pero no podía delatar a su mentor, lo cual significaba no decirle a Akutagawa, lo que supondría otro problema para el albino.

AHHHH

–¿¡Por qué estás tan ruidoso hoy!?

Pregunto Lucy a la vez que abría la puerta de la habitación, los constantes quejidos y ruidos de agonía de Atsushi la estaban empezando a molestar, estaba acostumbrada a trabajar con su nervioso compañero pero en ese día especialmente estaba siendo bastante molesto, debido a que se metió en problemas seguramente.

–Lucyyy

Pronunció en un aullido el albino, con una expresión de sufrimiento en su rostro, como si ayuda estuviera pidiendo.

–¿De qué se trata? ¿Ahora por qué estás así? No espera, no me digas, te peleaste con aquel tipo?

–Tipo? Te refieres a Ryu-Akutagawa? No... No es eso

–¿Entonces? ¿Dazai te metió en problemas?

–Pues...

Un suspiro salió por parte de la pelirroja, no tardó en dar con el problema pues era algo usual para su amigo el quedar atrapado en una de esas dos circunstancias.

–¿Ahora en qué te metiste-

Como si la chica hubiera invocado a su respuesta, un sonido de jinetes provenía desde fuera, ambos jóvenes se asomaron por la ventana, viendo así a un grupo de personas que había llegado al bar, estaban uniformados y portaban armas, sin duda eran caballeros del imperio, rápidamente la pelirroja unió las piezas del rompecabezas.

–... Esto es peor de lo que me hubiera imaginado

Atsushi solo se limitó a asentir y alejarse de la ventana, arrepintiendose internamente de no haber dejado las instalaciones antes.

–Tengo que salí de aquí

𝐓𝐫𝐨𝐧𝐨 𝐈𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥 [Sigzai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora