capitulo 26 💚

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El miedo puede paralizar a la gente. Una razón por la que los receptores no escriben es porque temen que herirán o dañarán de alguna manera a la familia al «hacer presente algo en lo que no
quieren pensar»: la pérdida de su ser amado. Por supuesto, de lo que
no se dan cuenta es de que ésta es una pérdida con la que cargas todos los días... Otra cosa que los disuade de escribir es el tiempo que ocupa el receptor para sanar física y psicológicamente tras el trasplante. Un receptor tiene que tomar una gran cantidad de medicamentos para evitar cualquier posibilidad de rechazo. Este
procedimiento de equilibrar las cantidades necesarias de medicamentos puede durar meses o años. El traumatismo corporal y el trauma espiritual son inmensos.

KAREN HANNAH
Servicios al donante de Intermountain: ¿por qué no escriben?

El miedo me ha causado un nudo duro y pesado en el estómago. Cuando me detengo delante del local de kayaks, tengo que obligarme a salir del coche.
La puerta de la tienda se mantiene abierta con un tanque para buceo, y está el letrero que dice «abierto»; pero, cuando asomo la cabeza por la
puerta, no hay ninguna persona detrás del mostrador. Recorro el interior con la vista, pero no veo a nadie dentro ni fuera. Las palabras que me dijo mi hermana regresan a mi mente: «Tienes que contárselo. Merece saberlo».
Lo sabía antes de que ella me lo dijera; era el miedo de perderlo lo que me mantenía callado. Pero parado aquí, ahora, me doy cuenta de que temo más lastimarlo. Me imagino su cara cuando
diga las palabras, y mi resolución para decírselas empieza a abandonarme. Junto todas mis fuerzas para seguir en esto. Después de un largo rato,
respiro hondo y cruzo el umbral de la tienda. Los estantes con los equipos están limpios y brillantes bajo la luz de las primeras horas de la tarde, y un
ventilador oscila lentamente, soplando el ahora familiar olor a plástico y neopreno. Miro a mi alrededor, esperando que Yibo salga del cuarto
del fondo cargando un tanque completo para buceo o varios chalecos salvavidas y me muestre una amplia sonrisa, pero no aparece.

Nadie sale a mi encuentro.

Doy unos pasos hacia la sala del fondo y es cuando oigo una voz, apenas por encima del zumbido del ventilador.

—¿Puedes callarte ya? —Apenas reconozco la voz de Yibo, la manera en que se corta entre palabras—. Fue un error —dice—. Olvídalo ya.

Me quedo quieto donde estoy. —Por favor, no te enfades conmigo, Yibo. —La otra voz es la de Ziyi, y ella también
parece molesta—. Sólo quiero que te des cuenta de que no puedes cometer ese error. No debes hacerlo. En el mismo segundo en que dejes tus medicamentos, corres el riesgo de rechazo. ¿No lo
comprendes? Puedes morirte.

No me atrevo a moverme. Trato de no
respirar. Ziyi sigue hablando. —Así que nunca debes cometer ese error,
Yibo. Ni porque estés cansado, ni porque te sientan mal, o estés... distraído. —Ella suspira

El nudo en mi estómago se aprieta más. —¿Distraído? —yibo le recalca la palabra

—. ¿Por qué? ¿Por un chico? ¿Por la vida? Ya ha pasado más de un año. ¿Se supone que todavía debería quedarme sentado, tomar mis constantes vitales y mirar el reloj para controlar la dosis
siguiente, y pensar que todo eso ocurre en un tiempo prestado? ¿Debo concentrarme en eso?

La voz de Ziyi muestra su enojo. —¿Te das cuenta de lo egoísta que pareces
ahora mismo? ¿Lo desagradecido?

«No, no, no», pienso.

Si sus palabras me desgarran a mí, no puedo imaginar lo que están haciéndole a Yibo. El silencio que sigue es insoportablemente largo, y hago un gran esfuerzo para no acercarme y
colocarme entre ellos.

Un ♥️ para 2 || Yizhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora