Los griegos creían que el espíritu residía en el corazón. En la medicina tradicional china, se cree que el corazón almacena el espíritu shen. La idea de que el corazón es como un libro interno, que
contiene un registro de toda la vida de una persona (emociones, ideas y recuerdos), aparece en los primeros días de la teología cristiana, pero puede tener raíces tan antiguas que retroceden hasta la cultura egipcia. Ninguna otra parte del cuerpo humano ha sido
conmemorada tan ampliamente en la poesía, tan usada comúnmente
como un símbolo del amor y el alma.DOCTORA MIMI GUARNERI
El corazón habla: una cardióloga revela el lenguaje secreto de la curaciónLos dos nos ponemos tensos cuando las puertas de la sala de urgencias se abren y, en cuanto traspasamos la entrada, vuelvo a la realidad. La realidad de Yibo que, según las publicaciones en
el blog de su hermana, ha vivido entrando y saliendo de hospitales, tomando una gran cantidad
de medicamentos, largas estancias y viajes urgentes, miedos que los llevan a él y a su familia a cruzar estas mismas puertas, temiendo lo peor. Este pensamiento hace que quiera cogerlo de la mano mientras caminamos hacia el mostrador de la recepción.
Detrás de él, una mujer rolliza con una bata de color verde menta está sentada frente a un ordenador, golpeando las teclas. Permanecemos de pie por un momento antes de que ella levante la
vista y me mire a la cara con indiferencia. Se detiene, por un breve segundo, en las servilletas llenas de sangre que mantengo apretadas contra el labio; luego coge un formulario de su escritorio y me lo tiende por encima del mostrador, para después volver a teclear en su ordenador. —Toma asiento y rellena esto —dice sin mirarme—. Te atenderemos lo antes posible.
Su voz es monótona, como si hubiera dicho esas palabras un millón de veces, y me lleva a preguntarme qué tendría que entrar por la puerta para que ella no hablara de esa forma. Pero no
tardo mucho tiempo en averiguarlo. —Gracias —digo, y ella vuelve a levantar la vista, pero esta vez se queda mirando a Yibo y parece sorprendida. —¡Yibo, cariño! Lo siento, ¡no te había visto! —Se levanta de la silla, pasa por la puerta
junto al mostrador y le da un abrazo—. ¿Va todo bien? ¿Necesitas que le dé un mensaje al doctor Wilde?—No, no, estoy bien —dice—. En realidad, me siento muy bien. Es mi amigo quien necesita
atención médica. Tiene un buen corte en el labio. Creo que le hacen falta algunos puntos.
La enfermera se lleva una mano al pecho, visiblemente aliviada. —Qué bien. —Me mira, disculpándose—. Lo
siento. No quiero decir que me alegre de que tú estés herida, sólo que Yibo, aquí... —Solía venir con frecuencia —la interrumpe —. Lo siento, ha sido una grosería no haberos presentado. —Sonríe y hace gestos en dirección de la enfermera—. Zhan, te presento a Mary. Mary, mi amigo Zhan.
Mary lo mira a los ojos por un momento antes de volverse hacia mí. El tiempo suficiente para que se intercambie algo entre ellos, una pregunta, quizá, o una opinión. Enderezo los hombros
cuando vuelve a prestarme atención. —Bueno, Zhan, es un placer conocer a
cualquier amigo de Yibo. —Me extiende la mano. Es pequeña pero firme. —El placer es mío. —Lo digo apretándole la
mano.—¿Hace mucho que os conocéis? —pregunta, mientras seguimos saludándonos con las manos.
Miro a Yibo. —Nos acabamos de conocer —dice él con una rápida sonrisa.
Afirmo con la cabeza. La situación se vuelve un poco tensa; los tres seguimos allí de pie mientras Mary aún sostiene mi mano entre las suyas.
Yibo se aclara la garganta, luego hace
gestos en dirección al documento que tengo en la mano.—¿Por qué no nos sentamos para que puedas rellenarlo? —Sí, sí —aprueba Mary, soltándome por fin la mano—. Sentaos allí. En cuanto hayas terminado, te llevaremos a una sala. Me sonríe amablemente, y siento una especie de aprobación que quizá no merezco. —Gracias —digo de nuevo, y me doy la vuelta para buscar un asiento; pero la voz de Mary hace que nos volvamos de nuevo. —Yibo, cariño —llama, mirándolo con los ojos humedecidos—. Te veo muy bien, de veras. —Sacude la cabeza, y empieza a llorar—. No puedo creer que haya pasado un año. Me alegro mucho de verte tan...
Ella se acerca a Yibo y lo abraza con fuerza antes de que él pueda hacer otra cosa. Un segundo después, él le da un abrazo, que me parece extraño
y tierno al mismo tiempo. —Yo también me alegro de verte —dice.
Vivir este momento me parece una intrusión, cuando él obviamente está tratando de evitar el tema. Me doy la vuelta y busco un asiento. Sólo
hay otras tres personas en la sala de espera de urgencias; un hombre encogido en una silla azul de
plástico, como si llevara allí mucho tiempo, que acuna su brazo herido; y una pareja de ancianos sentados uno junto a la otra, que leen secciones
diferentes del periódico. El hombre ha puesto una mano sobre la rodilla de la mujer, un gesto tan natural y familiar que hace que me quede paralizado. No puedo recordar la última vez que
Ayanga colocó la mano de esa manera sobre mi pierna. Pero sí recuerdo que, cada vez que lo hacía, movía los dedos como si le resultara imposible quedarse quieto.
La voz de Yibo me hace regresar al
presente. —Eh, lamento esto.
Aparto la vista de la pareja mientras él se sienta junto a mí y espira ruidosamente. —Está bien; ella es muy amable..., en cuanto te ha visto...
Él me mira y trata de sonreír, pero puedo sentir que se ha puesto tenso.
—De todos modos —añado, tratando de
aligerar el momento—, parece como si fuera bueno conocerte por estos lugares.
No es una pregunta, pero deja espacio para una respuesta. Por si quisiera darme una.
No me contesta.
Sólo me lanza otra sonrisa, mueve la cabeza de arriba abajo y se echa hacia
atrás en la silla, con los brazos cruzados sobre su pecho. Y entonces él se va a millones de kilómetros de distancia, junto a mí en esa silla azul, y yo estoy solo de nuevo. Busco algo más que
decir, algo para cambiar de tema, que tal vez le haga reír, pero no sé qué decir porque, bueno, no lo conozco.
Así que no pronuncio palabra alguna.
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Un ♥️ para 2 || Yizhan ||
FanficZhan no sabe como sobreponerse a la muerte de su primer amor. Aun asi, decide no rendirse y empieza a escribir a las personas que recibieron los organos de Ayanga. Todos contestan, excepto el que recibió el organo mas importante: el corazón. Tal vez...