capitulo 19 💚

129 30 2
                                    

Los ritmos que cuentan (los de la vida, los del espíritu) son los que bailan y fluyen en la propia vida. El movimiento en gestación desde la concepción hasta el nacimiento; la diástole y la sístole del corazón; cada sucesiva respiración, el surgimiento y el flujo de las mareas
como respuesta a la atracción de la Luna y el Sol; el recorrido de las estaciones, de un equinoccio o un solsticio a otro..., ésos, y no los segundos que pasan eternamente y se registran en relojes de mesa y de pulsera, y no los días y meses y años que imponen el calendario,
son los que definen el tiempo... moramos en su interior hasta el final de nuestros días.

ALLEN LACY
El jardín invitador: jardinería para los sentidos, la mente y el espíritu


Después de esa primera carrera matutina, Yubin y yo alternamos la elección de nuestra ruta. Hay mucho trabajo en la oficina, más que el que mi
madre puede hacer sola, así que mi padre ha regresado a su rutina normal y corremos los dos.

Vamos por caminos flanqueados por filas de viñedos, por senderos de un solo carril que ocultan barrancos debajo de helechos y hiedras venenosas. En ocasiones hablamos, pero la mayor
parte del tiempo sólo somos nosotros y la mañana, el ritmo de nuestros pies y respiraciones, los latidos, y el ardor de mis músculos y pulmones que me recuerdan que estoy vivo.

Después de nuestras carreras, Yubin va a casa de la abuela para pintar y trabajar en su porfolio, y yo conduzco hacia la costa. En algún punto del camino que da vueltas entre los árboles, me convierto en la persona que Yibo conoce.

Empezamos a vernos todos los días en el acantilado adonde fuimos con el kayak el primer día. Y me pregunto si es para evitar a Ziyi. Si me está ocultando un secreto como el que yo guardo. Trato de no pensar en eso, y es fácil cuando estamos juntos. Él me muestra todos los
sitios a los que solía ir, cavernas ocultas y caminos costeros, lugares que contienen recuerdos de su infancia. Así es como empiezo a conocerlo. No tengo que hacer ninguna pregunta, porque él me muestra su pasado de esta manera: el pasado que quiere que yo conozca, sin camas de hospital, tubos de oxígeno o cajas de plástico llenas de
pastillas. Empiezo a reconocer el ritmo de nuestros días, cómo parecen ventanas del tiempo por las que podemos salir al agua o bajo el sol. Trato de ser cuidadoso, de ver cualquier limitación que él pudiera tener. La única parece ser cuando necesita tomar sus medicamentos.

Trato de anticiparlo.

Cuando creo que ha llegado el momento en que él debe tomar una dosis, me aseguro de distraerme con cualquier cosa que encuentre: girasoles que
crecen a lo largo de un camino, una fila de pelícanos que se deslizan cerca de la superficie del océano, la búsqueda de conchas en la arena.

Trato de darle unos momentos para aquello que él no quiere que vea.
Aprendo de él todas las cosas que sí quiere que vea en los detalles que señala y las cosas que dice. Aprendo que admira a su padre, pero que está más cerca de su abuelo, de quien heredó su amor por el mar y todas las viejas leyendas de
marinero. Conoce casi todas las constelaciones del cielo y las historias que hay detrás de cada una de
ellas. En realidad, cree que cada día puede ser mejor que el anterior.

Creo que aprende de mí, también. Dejo que las cosas salgan sin que él tenga que preguntar. Le hablo sobre las carreras con Yubin, y acerca de la abuela y sus damas del Sombrero Rojo. Le cuento
que no estoy segura de lo que pasará conmigo. Que me gusta lo que estoy haciendo ahora. Que quiero seguir haciendo esto.

Y hay esta corriente entre nosotros, que se forma y crece en los momentos de silencio, y en los que reímos a carcajadas, también. Lo veo cuando nuestros ojos se fijan en el otro y éste
sonríe, escucho la manera en que dice mi nombre. Lo siento cada vez que nuestras manos, hombros o piernas se frotan contra el otro. Creo que él también lo siente, pero hay algo que lo hace
contenerse. No sé si es por mí o por él, pero bailamos alrededor del otro, Yibo y yo, a pesar de los imanes en nuestros centros, que laten llenos de vida y nos acercan cada vez más.

Un ♥️ para 2 || Yizhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora