Capítulo 1 - Caperucita roja

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"El lobo pensó,

esta joven y delicada criatura, Será un suculento bocado...

Los Hermanos Grimm 1812"

—Caperucita roja


Hasta los veintiuno años la vida de Stiles había sido normal y monótona. Un mejor amigo, buenas notas, una pareja y una relación más o menos normal con su padre. Lo que nunca se imaginó es que los veintiuno no solo le daría la capacidad de beber legalmente, sino de ver extrañas criaturas en la gente. Criaturas que solamente veía él. Scott siempre le decía que se hiciera las pruebas para la demencia de su madre, pero conocía muy bien los síntomas y esos no eran. Por culpa de esos episodios su mejor amigo se había distanciado de él y Malia lo había dejado, posteriormente se enteró de que estos estaban saliendo, pero ya no le dio importancia. Ahora únicamente lo que le quedaba era esa relación con su padre, a veces magnífica, a veces horrorosa, ya que en la universidad no lo había aceptado.

El chico entró en la cafetería y pidió un café, apartó la mirada tan rápido como la cara de la camarera había cambiado por otra, muy parecida a la de un zorro. Se mantuvo quieto hasta que esta le dio la taza, volviendo a tener su cara humana, pagó antes de sentarse en una de las sillas y mirar el local. Varias personas más cambiaron de diferente manera, provocando un escalofrío en la espalda de este. Sacó una pequeña libreta y comenzó a dibujarlos, habilidad que había descubierto hacía poco que dominaba a la perfección. Una vez acabado escribió ¿Zorro? A un lado, cerrándola y suspirando. Eso le estaba volviendo loco, solo quería respuestas. Se bebió su café observando a las diferentes personas, como estas parecían cambiar sin darse cuenta. Creando una duda en su cabeza ¿Era real lo que estaba viendo? No tenía la respuesta, y le temía a esta, siendo esa la principal razón para no buscarla.

- Oh, no esperaba verte aquí.- Dijo una voz conocida a su derecha, Stiles levantó la mirada encontrándose a Scott mirándolo incómodo, Stiles sonrió mientras acercaba la libreta a su cuerpo.

- Papá ha tenido un turno duro y está bebiendo, prefiero no estar en casa.- Dijo Stiles mientras agarraba su vaso y daba un trago al café.- ¿Qué haces aquí? No tienes que mudarte a Connecticut o algo así.- Dijo Stiles con incomodidad mientras golpeaba con suavidad la mesa con los dedos.

- Sí, nos vamos ya, venía a por café para aguantar la noche.- Dijo Scott girando al oír la campana de la puerta, Stiles también desvió hacia allí tensándose más.

Malia estaba ahí mirándolos sorprendida, carraspeó incómoda, arreglándose la chaqueta tejana y acercándose a ellos. La mujer se detuvo al lado de Scott dándoles una mirada rápida a ambos chicos antes de tomar la mano de Scott.

- Como tardabas, he entrado a ver si estaba todo bien.- Dijo antes de mirar a Stiles con una sonrisa tensa.- Hola Stiles.- Este asintió antes de guardar la libreta en su chaqueta y negar con suavidad.

- Que os vaya bien el viaje.- Dijo dándoles la espalda y saliendo del local, miró al cielo viendo lo oscuro que estaba, así que simplemente negó caminando hacia su jeep.

Al pasar al lado del coche de Scott sonrió con maldad, sacando las llaves de casa y rayando la carrocería de este. Se subió a su coche y salió de allí poniéndose en marcha hacia la discoteca del pueblo. Si tenía que pasar toda la noche fuera para no escuchar los reproches de su padre, por lo menos que pudiera sacar beneficio de ello. Aparcó en el aparcamiento antes de ir al maletero y cambiarse la camiseta por una camisa blanca, cerró a su pequeña con seguro antes de caminar hacia la entrada. El portero al verlo resopló abriendo la entrada de los VIPS mientras lo miraba divertido. Stiles se rio entrando y empapándose de todo lo que ese local le ofrecía. Era tanta la concentración de gente que parecía que pudiera oler las hormonas. 

Grimm (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora