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SE MIRÓ POR ULTIMA VEZ EN EL ESPEJO sintiendo que el vestido de baño que acababa de escoger era el perfecto —multimedia—, pues se acoplaba perfectamente a su lindo cuerpo, y marcaba sus curvas de una manera que le fascinaba.
Entonces, se decidió por al fin salir de su habitación y darse por fin el lujo de conocer cada parte de la playa. Pues se había privado a si misma de eso por sólo llorar los primeros días allí. Al terminar su segundo juego dio por sentado que salir de aquel mundo sería difícil, pero confió en las palabras que le dió el sombrerero. Al recolectar las cartas de todos los juegos al menos uno podría salir.
Iba a tratar de superar sus miedos para completar los juegos, y que en el momento indicado, fuera su turno de volver al mundo real.
Por ir tan concentrada en sus pensamientos, Hitomi terminó por chocar con alguna persona causando que ambos cayeran al piso. Al instante puso una de sus manos sobre su abdomen.
— discúlpame, no miraba el camino. —dijo al chico en frente de ella, aquel de cabello grisáceo que empezaba a tomar por acosador.
Su mirada se alzó y percató a una chica alta y con trenzas en su cabello. Al instante sonrió apenada como disculpa para ella también.
Él se puso de pie y limpió sus pantalones, luego extendió su mano para ayudarle a levantarse del piso. Hitomi tomó la mano sin problema e imitó las acciones del chico.
Él empezó a inspeccionar la vestimenta de Hitomi, sus labios se separaron ligeramente y sonrió.
— Soy Kuina. —Dijo la chica con una amable sonrisa para Hitomi, está última al instante la consideró alguien agradable.
Al ver que su acompañante no se presentaba, Kuina lo codeó "disimuladamente"
— chishiya.
Algo raro tenía la mirada de ese chico, que a diferencia de las otras personas que no le quitaban el ojo de encima en aquel mundo, su mirada no era pesada y no se denotaba un deseo sexual. Pero siempre tenía ese destello de burla y superioridad.
La mirada de él no era incómoda para Hitomi, pero si era molesta, ya que sentía que era un completo payaso ante los ojos de él.
— mi nombre es Hitomi.
Chishiya asintió de una forma desinteresada, mientras Kuina agrandó aún más su sonrisa.
— lamento haber chocado contigo, estaba desconcentrada.
— tú no chocaste conmigo, yo choqué contigo. —corrigió él.
Hitomi se quedó mirándolo durante varios segundos de forma incrédula, pero luego su mirada se dirigió a algo o alguien detrás de Chishiya. Él enarcó una ceja.
— ignóralo. —dijo Kuina, al ver que Hitomi dejó de responder, pensando que se había incomodado por el comportamiento de Chishiya.
Antes de volver a intercambiar palabras, Hitomi se despidió de ambos con un asentimiento de cabeza y corrió hacia aquella persona que había quitado su atención de Chishiya. Este último miro hacia atrás y guardo sus manos en los bolsillos al ver a la chica hablando con Niragi.
