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LAS MANOS DE ESE ODIADO CHICO PARANiragi se encontraban sobre Hitomi, y amenazaban gravemente con bajar a otro lado. Suguru mayor sentía su sangre arder, nunca había sentido tanta impotencia como en este momento.
— ¡SUÉLTALA! —gritaba Niragi con todas sus fuerzas.
Ni siquiera entendía como había llegado su hermana hasta ahí. Trató de todo para que ella nunca fuera lastimada.
— ¿o qué? —preguntó el chico acariciando el cabello de Hitomi, quien apretaba sus ojos esperando que la situación terminara pronto. — puede que ella me dé más diversión.
Niragi suspiró fuertemente, y en un gran ataque de ira golpeo a los dos chicos que lo sostenían para impedir que se moviera. Luego se tiró sobre el chico que sostenía a su hermana, y con lo primero que agarró empezó a golpearlo en el rostro.
— ¡Te dije que a ella no podías tocarla!
— ¡Niragi! —grito Hitomi, moviendo exageradamente a su hermano. Él por fin despertó.
El chico se levantó asustado. Su pecho subía y bajaba exaltado, su cuerpo se encontraba bañado en sudor aunque realmente hacía frío, y sus ojos lagrimeaban sin cesar.
— Hitomi... — murmuró al ver a su hermana en frente de él. — estás bien...
Nuevamente lo había soñado, aquel recuerdo que odiaba más que a nada. Odiaba ese sueño, lo atormentaba sin cesar y regresaba cuando menos lo esperaba.
En ese recuerdo se encontraba el primer cambio que realizo en su vida, el cambio que lo llevó a ser quien era hoy.
Tal vez era su castigo por ser la clase de persona que era.
— claro que estoy bien, siempre lo estaré mientras esté contigo, ¿recuerdas? Eso dices siempre. —dijo la menor quitando con la yema de sus dedos las lagrimas de Niragi.
Recién había llegado a la habitación, y cuándo intento dormir, no pudo ya que su hermano no dejaba de quejarse y removerse incómodamente.
— no llores, que luego quiero llorar yo.
— ¿que te he dicho de llorar por cosas sin sentido, idiota? —preguntó el mayor, al instante el cuerpo de su hermana se estrelló contra el suyo en un abrazo.
Hitomi empezó acariciar el cabello de su mayor con una mano mientras con la otra sostenía el abrazo. Niragi sin pensarlo dos veces también abrazó a su hermana, pero soltando insultos inentendibles durante el proceso.
— lo que a ti te pase o te hiera no es una cosa sin sentido, al menos para mi. —murmuró ella. El tacto cálido que ejercía la chica sobre el cabello de su hermano hizo que este se calmara.
El mayor suspiró pesadamente y se separó lentamente del cuerpo de su hermana.