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CHISHIYA CAMINABA VAGAMENTE HACIA lahabitación de Hitomi. Sus pies se movían con seguridad pero de forma floja, y es que, él realmente no deseaba hacer lo que iba hacer.
Luego de que volvió del juego de 5 de picas, tuvo una muy larga conversación con Kuina sobre Hitomi. Chishiya le contó todo lo sucedido en el juego, Kuina solo podía pensar que el chico era un completo idiota. Ese cerebro funcionaba para todo menos para tratar con chicas.
Kuina le explicó que en un principio, solo dejó que ellos fueran solos al juego para que las cosas dejarán de ser incómodas, no para que Chishiya terminara insultando a Hitomi. Luego le dijo que, si no quería perder a la pieza más importante del plan, debía actuar de forma objetiva en la situación y arreglar todo con la chica.
En conclusión, debía pedirle perdón a Hitomi, pero él era muy orgulloso para eso.
En la mañana se había disculpado con ella por desaparecer aún cuando ella cuidaba de sus heridas, ni siquiera recordaba porque se había disculpado tan espontáneamente con la chica, pero se sintió en obligación hacerlo cuando vió el adorable rostro de Hitomi transformado en mueca triste.
Pero no era capaz de pedir disculpas por segunda vez, no podía volver a humillarse a si mismo de esa forma.
Aun así, llegó a la habitación de Hitomi. Suspiró pesadamente. Esto si que era una catástrofe. Pero después de todo, solo lo hacía por el bien de su propio plan.
Dio dos golpes leves a la puerta, y esta fue abierta al instante. De cierta forma, Chishiya se sorprendió de lo rápida que fue Hitomi en salir. Pero luego de bajar su mirada, y encontrarse con el botiquín en las manos de la chica, supo que ella iba a dirigirse a su habitación.
La había lastimado, pero ella estaba dispuesta a seguir sanándolo a él.
Hitomi miró a Chishiya lentamente, asi cómo él estaba haciendo con ella. Podía ver en sus ojos que había estado llorando, pues estaban rojos e hinchados.
— yo iba justo a tu habitación para curarte, pero-
— ¿quieres pasear? —le interrumpió.
Después de todo, no fue capaz de abandonar su orgullo unos segundos. Pero Hitomi seguramente admiraría su valentía, pues lo que menos esperaba, eran unas disculpas.
Chishiya sabía eso, el hecho de que Hitomi nunca se sentiría mal si alguien la hiere y luego no se disculpa con ella. Él sabía cosas de Hitomi que tal vez ni ella misma sabía, pues Chishiya la conoce incluso desde antes que ella a él.
Pero era de cierta forma gracioso que supiera tantas cosas de la femenina, pero no una de las más importantes. Que Niragi era su hermano.
Hitomi suspiró lentamente: — pero debo curarte.
— mis heridas ya han cerrado, Hitomi.
Ella lo que menos deseaba en esos instantes era pasear, solo quería tirarse en su cama y no despertar nunca más.
