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HITOMI MIRABA CON TRISTEZA LAS llaves deauto en sus manos, pues a pesar de saber conducir se encontraba caminando por las solitarias calles de la ciudad.
Si sabía conducir, y tenía las llaves del auto, ¿por qué estaba caminando? Bueno, la respuesta es sencilla. Luego de haber ganado el juego, las otras dos personas de la playa que habían venido con ella y Chishiya murieron. Hitomi le dijo al chico que ella podría conducir al ver las pocas ganas y tal vez nulo conocimiento del mayor en manejar un auto. Pero la única respuesta que dio Chishiya era que:
"He sobrevivido a tantos juegos que realmente no quiero morir en un auto."
Hitomi fácilmente a la poca confianza que el chico puso en ella pudo irse sola, pero aún no memorizaba la ubicación de la playa, así que su única opción era caminar bajo la luz de la luna acompañada de Chishiya.
— me duelen mucho los pies.
— si ibas a estar quejándote muy bien que podías conducir el auto.
— es que no quería que te fueras solo...
Aunque realmente esa no era la razón, no era del todo mentira. Pues Hitomi era alguien que se preocupaba hasta por alguien que no conocía.
— ¿o tenías miedo de estrellarte?
— ¡No recuerdo la ubicación de la playa!
Chishiya soltó el aire retenido y negó mientras metía sus manos en los bolsillos, pero no quito su mirada y atención de la chica.
En un principio solo miraba a Hitomi para analizarla (y aún seguía siendo esa la mayor razón), luego de cierto tiempo no podía apartar su mirada de ella. Tenía algo que se le hacía llamativo, difícil de ignorar.
— pues deja de quejarte, aún falta mucho, así que el dolor no desaparecerá por ahora.
Hitomi arrugó su nariz con disgusto. Se abrazó a si misma sintiendo el frío repentino. Definitivamente el pasearse de noche en vestido de baño por las calles de Tokio no se convertiría en sus cosas favoritas.
Hitomi miró a Chishiya, y no le tomó por sorpresa que él ya la estuviera mirando: — ¿puedes...
Chishiya miró su buso, y luego a la chica temblando. Bajó un poco la cremallera, pero sus acciones se pausaron momentáneamente cuando Hitomi volvió hablar.
— ¿puedes conversar conmigo al menos en vez de solo mirarme? Así tal vez el camino se nos haga más corto a ambos.
Chishiya nuevamente volvió a mirar el cuerpo temblando de la chica, y se miró a si mismo. Subió la cremallera y le asintió, dándole a entender que se sometería hablar con ella.
