𝐕𝐈𝐈

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~ Narra Quackity ~

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~ Narra Quackity ~

Me encontraba en una especie de cuarto oscuro y frío. Parecía estar atado a una silla o algo así. No escuchaba a nadie a mi alrededor, solo cómo algo goteaba sin parar, causando un eco por todos lados.

Cuando intenté pararme, efectivamente, mis manos y pies estaban atados a la silla.
Mis alas dolían, y yo estaba entrando en una desesperación inmensa, pensando que quizás iba a morir ahí mismo, hasta que unos pasos detuvieron todos mis pensamientos.

Alguien iba dirigiéndose a mi dirección, y tan pronto abrió la puerta pude ver una silueta, que al igual que cuando ví a Wilbur por primera vez, se me hizo familiar, pero ésta vez no me transmitía confianza.

La silueta era alta, no tanto como Soot pero más grande que yo seguramente. Parecía traer un traje puesto, y sobresalían dos cuernos de el desastre de pelo que parecía tener.

La luz detrás de él me estaba cegando casi por completo la vista, así que no pude notar sus facciones completas.

—¿Quién eres?— pregunté intentando zafarme— Por favor déjame ir, yo no he hecho nada.

El hombre entró en la habitación, haciendo un eco de pisadas muy raro, como las de una cabra, mientras cerraba la puerta tras de él y nos dejaba de nuevo a oscuras.

Sentí mucho miedo. Quería salir corriendo de ahí pero no podía. Las ataduras lastimaban mi piel de lo fuertes que eran.

Primero sentí uno, y luego varios más en mi abdomen. Alguien me estaba golpeando con tal fuerza que ya ni siquiera podía hablar. Me dolía mucho.

—¿Tú no habéis hecho nada, Quackity?.

Oh no. Esa voz no de nuevo.

La luz se encendió, una luz cálida y pronto pude visualizar a mi enemigo.

Era Luzu quien se encontraba ahí, y quién me había agredido. Pero era totalmente diferente a la silueta que no había visto cuando la puerta se abrió.

—Lu-Luzu, por favor déjame salir— salió solo un susurro de mi boca.

Él se rió. Esa risa me produjo escalofríos. Era un simple hombre loco.

—Te dejaré ir cuando dejéis de hacer tus estupideces. ¡Habéis asesinado a medio pueblo!— una bofetada caía sobre mi rostro.

—Yo jamás me rendiré, y lo sabes, Luzu— le dije ya enojado— ¡Déjame salir de aquí, cabron!.

La luz se apagó de nuevo y sentí el miedo recorrer mi cuerpo.

Sentía múltiples agresiones, todas impredecibles debido a que yo no podía ver nada.

𝑻𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏¹ (𝑸𝒖𝒂𝒄𝒌𝒃𝒖𝒓) [𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora