𝑻𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏¹ (𝑸𝒖𝒂𝒄𝒌𝒃𝒖𝒓) [𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂]

𝐗𝐕

Disfruten lo que puedan los últimos capítulos, que según tengo contemplado quedan dos o tres sin contar el capítulo o los capítulos extra que pienso agregar de agradecimiento para ustedes, solo díganme si sí están bien los dos para agregarlos:], y para explicar algunas cosas (probablemente sea el inicio de una segunda parte...)

~ Narra Wilbur ~

Estaba observando cómo los híbridos entrenaban. Yo ya lo había hecho durante la mañana, éstos días lejos de Quackity apenas dormía, apenas comía.

Las tías de Quackity habían insistido en que yo lo hiciera múltiples veces, yo comía unos cuantos bocados, pero después me negaba.

El problema era que si seguía así, durante el rescate de Quackity estaría demasiado débil como para poder ayudarle, por eso me obligué a comer lo suficiente ya estando solo. Me mantenía fuera de mi habitación, ya que volver y recordar a Quackity hacía que mis ganas de salir de una vez por todas para ir por él, y tenerlo conmigo nuevamente se desbordaran, pero aún no estábamos preparados. Apenas se iban recuperando los familiares menos graves, y apenas estuvieron sanos, no perdieron tiempo y entrenaron día y noche.

Uno de los que más sufría era Franco, quien se la pasaba creando armas, municiones, minas, entre otras cosas. Casi no pasaba a ver su taller, pero la luz que tenía dentro del mismo duraba hasta alrededor de las 4 de la madrugada.

¿Por qué me mantenía despierto hasta esas horas? La verdad ni siquiera podía pegar los párpados. No sentía cansancio, daba vueltas en la cama, siempre extrañando a mi patito. Abrazaba una almohada hasta poder quedarme dormido pensando en él, deseando estar a su lado.

«Ojalá pudiera saber cómo se encontraba ahora mismo»

Los chicos que habían ido por materiales estaban de vuelta, algo que se me hizo muy raro ya que se supone que regresarían hasta la noche.

Venían alterados, casi como si hubieran visto algún monstruo horrible, o algo así.

Pero fue entonces hasta que ya estaban cerca de mí, cuando noté que uno de ellos traía a un hombre amarrado en brazos.

Tenía un listón amarrado a la cabeza de color azul oscuro.  También unos lentes rotos, y el pelo negro, revuelto en nudos.

Estaba lleno de rasguños, su ropa estaba polvorienta y también algo rasgada.

—¿Quién...?

—¿Mangel?— dijo Alexby corriendo a ponerse frente a él— ¿Dónde habéis estado, amigo? ¿Por qué vienes así?.

—Lo encontramos en un pozo— dijo Theo, quien era un híbrido según me habían contado, pero desconocía de qué animal.

—Escuchamos gritos de auxilio, pero se niega a confesar de qué bando está— dijo un tío de Quackity— Pensamos en un inicio que eran aquellos ruidos extraños que se llegan a escuchar en las cuevas, pero entonces los de arriba vieron a este wey ahí metido, y lo sacaron.