𝑻𝒓𝒂𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏¹ (𝑸𝒖𝒂𝒄𝒌𝒃𝒖𝒓) [𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂]

𝐗𝐕𝐈𝐈 [𝑬𝒙𝒕𝒓𝒂]

Era necesario escribirles dos capítulos extra para poder pagarles la terapia que no les pude dar. Espero me perdonen ay.

~ Narra Quackity ~

Después de lo que había pasado, el pueblo estaba en total destrucción. Teníamos un mes intentando volver a la normalidad, pero el desastre que había por todo el pueblo apenas y empezaba a desaparecer.

Los secuaces recuperaron el control de sus cuerpos y pensamientos, además de que volvieron a ser habitantes normales de Karmaland. Muchas personas habían fallecido, pero la muerte que más me había dolido sin duda había sido la de Staxx.

Él era como una madre para mí, Titi no se quedó atrás, aún se le veía deprimido, y ya no se le veía tan feliz como él solía ser.

Hicimos un funeral para todos los que fallecieron, en especial para Staxx, quien murió ayudándome, dando su vida por salvar la mía.

—Estamos todos aquí reunidos— habló Lely mientras daba la misa— Para pedir por el eterno descanso de nuestros hermanos y hermanas que fallecieron en batalla. Ellos son los verdaderos héroes de este pueblo. Recemos por que encuentren la luz en su camino.

Se escuchaban sollozos dentro de la pequeña iglesia. Incluidos los míos, que estaban siendo callados lo más que podía.

Wilbur sostenía mi mano, y la acariciaba. Titi estaba sentado en mis piernas, mientras ambos llorábamos en silencio.

El ataúd de Staxx estaba frente a Alexby, quien con ayuda de un pequeño micrófono hablaba, pero aún así su tono de voz se mantenía bajo, neutro, casi roto.

—Que el señor les siga a dónde vayan, y nos de mejores momentos ahora que la guerra ha acabado. Les deseo el bien a todos ustedes.

Se dió el fin a la pequeña reunión, enterrando los cuerpos en el cementerio de Karmaland, al cual acudimos todos los familiares cercanos de las víctimas.

Hacía un viento frío, seguido de una lluvia densa, interminable.

Observé unos momentos la tumba de Staxx. Su lápida estaba limpia, nueva.
Dejé la pequeña rosa blanca que traía en las manos sobre ella, mientras Titi me esperaba detrás, con el paraguas en sus manos.

Lo tomé en brazos, y le di un pequeño beso en su frente.

—¿Du?— preguntó Titi con una enorme depresión en su mirada.

—Si, él estará bien, pequeño— le dije abrazándole— Seguro está haciendo su desmadre con los demás. Y me pidió que te cuidara, así que tú te quedas conmigo, ¿Si?.

El niño asintió con la cabeza, y juntos fuimos caminando de nuevo hacia la casa blanca.

El pueblo estaba en reconstrucción, los habitantes que sobrevivieron se estaban encargando de poder volver a construir todo en su lugar. Todo había sido causado por la reciente guerra que habíamos librado, ya que Wilbur y Titi se encargaron de explotar casi todo el centro de Karmaland.