capitulo 2 "accidente"

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Valentina Russo
conocer a Nicolas Gambino fue encantador, es un hombre de pocas palabras, me intriga saber de él, en sus ojos vi algo, como si escondiera algo, pero me quedaré con la duda ya que según lo que me comentó no le gustan los bares…

– Valen no entiendo.— Lizzy la niña a la cual le doy clases particulares llama mi atención

Por el día soy profesora particular de matemáticas e historia, pero en las noches me transformo en bailarina exótica, en ese momento exacto cuando tomó el tubo mis malos pensamientos, el estrés, los problemas simplemente desaparecen. Me muevo un poco en mi silla, aclaro mi garganta y le prestó atención.

– Dime Lizzy ¿que no entiendes?.— la niña ojiverde me pregunta sobre un ejercicio, le explico y feliz de haberlo resuelto se fue a su asiento. Mi hora con ella termina y salgo corriendo hacia mis otras clases en un complejo donde varios profesores particulares nos encontramos a dar clases, es como una escuela entre comillas..— Disculpen el horario..— mis dedos se aprietan contra mis libros y rápidamente empiezo mis clases..

– Valen..— la voz de un hombre llama mi atención y volteo, estaba yendome pero me freno un momento.

–José ¿cómo estás?

–Bien ¿tu? pareces cansada.– se acerca hacia mí y sus puños se aprietan para luego apoyarlos en el escritorio, un anillo de matrimonio dorado brilla en su dedo anular.

– Creeme lo estoy pero debo dar clases.— paso mis manos por mis rostro, mi estrés está por las nubes y tengo que pagar cuentas antes de las doce del mediodía.— me iré a casa, ya acabe con mis niños por hoy..– recojo mis cosas rápido ya que miré mi reloj y eran las once y treinta minutos, tomé mi bolsa y mi portafolios con algunos ejercicios para pasado mañana, los niños vienen dia por medio a este edificio, me acerco a José y me despido de él con un beso en la mejilla.— nos vemos..

Hoy debo pagar la renta o me dejarán en la calle, tambien debo buscar un segundo trabajo para solventar lo de mi despensa de todos los meses, estoy tan cansada de mi situación, me encantaria tener la oportunidad de vivir la buena vida, sin preocupación.

– Adiós Valen..— me alejo de él sonriendo y me apresuro a salir por la puerta, corro lo más rápido que mis tacones lo permiten para llegar a tiempo.— ¡Carajo!.— cruzó la calle corriendo mientras miro mi reloj sin prestar atención al semáforo, de repente lo único que siento es mi cuerpo volando, dolor, un dolor punzante en mi columna, en mis piernas.

no oigo..
no me puedo mover…

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Nicolas Gambino
mis sentidos se paralizan, lo único que hago es salir del auto y correr hacia la joven a la cual Augusto atropelló. Salíamos del tinglado donde tenemos la mercancía, él en su auto y yo en el mio, Augusto aceleró dejando atrás mi auto, de repente frena, mi pie aprieta el freno rápidamente y lo único que escucho son gritos de personas alrededor, mi mejor amigo se baja y corre hacia la parte delantera de su auto.

– ¡Carajo! ¡Mierda!.– golpea el frente de su auto y se agarra fuertemente la cabeza con sus manos.

caminó rápidamente hacia él, en un segundo estuve con él, buscó tranquilizar sus nervios y de reojo veo a la mujer yaciendo en el suelo sangrando, inconsciente, mis ojos se abren cuando logró verla con claridad. mis rodillas se doblan y toman su cabeza, me olvidó por completo de Augusto quien sigue asustado mientras llama con voz temblorosa al 911. No puede pasar de nuevo, en ese momento, un flashback viene a mí.

—promete que siempre me protegeras..

—de quien sea amor..— mis dedos rozan su mejilla, sonríe.

—te amo..

La realidad me golpea, debo reaccionar, la gente nos rodea, la ambulancia parece estar cerca ya que escucho la sirena.

– ¡Valentina! despierta..— golpeó suavemente su mejilla pero ella no respondió, tomó su pulso y logré saber que su corazón sigue latiendo, suspiro aliviado mientras la sostengo entre mis brazos.

–¿está muerta?.— Augusto pregunta llorando mientras sigue al teléfono con la línea de emergencia, niego y un suspiro de alivio sale de sus labios.

En unos minutos el sonido de la ambulancia llena mis oídos, ya no se escuchan lejanos, están aquí, Valentina sangra y no reacciona, los paramédicos rápidamente se bajan del vehículo para brindarle la atención necesaria…

– La llevaremos al hospital central.— solo asiento mientras me alejo de su cuerpo, estaba fría.— mujer de apróximadamente veinticinco años de edad, posible fractura en su médula espinal, hemorragia externa, no es posible descifrar si hay hemorragia interna o algún órgano comprometido.— la paramédica habla por su radio, la suben en la camilla donde la amarraron para luego subirla, un paramédico me frena cuando intento ayudar.

– ¿conoce a la muchacha? 

– Si, hace poco nos conocimos.— el joven asiente y pone su mano en mi hombro incitando a subirme a la ambulancia.

La viste una sola noche Nicolas, compartieron palabras no te hace alguien para ella…

Recuerda lo que pasa con la gente que amas... recuerda lo que pasó con ella..

ignoró la voz en mi mente y no me importa lo único que me importa, solo no tuve la fuerza de dejarla sola. mi celular suena, lo tomó con manos temblorosas y atiendo.

-¿qué sucede?

-tu auto lo llevará Joaquin, vamos detrás de ustedes…

-esta bien..

-no deberías haber subido tú..

-hablaremos de ello luego…

–Señor lamento decirle que debe colgar… estamos llegando al hospital.— asiento y cortó la llamada.

bajó del vehículo y rápidamente espero a que su cuerpo sea bajado también. Valentina es ingresada al hospital, el mundo de las batas blancas.

– Señor quédese aquí así podemos atender a su novia..

–Ella no es-..— mi frase no pudo ser terminada ya que la enfermera me dejó solo… mis manos están cubiertas de su sangre, me siento tan mal, corro al baño del lugar y vomito, siento mi mundo dar vueltas, definitivamente necesito un cigarrillo.

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Augusto está conmigo, ambos sentados esperando a que nos den noticias.

– ¿por qué subiste?.— rompe el silencio entre nosotros, niego con mi cabeza poniéndome de pie para luego salir hacia afuera, enciendo un cigarrillo mientras mi cuerpo se apoya contra el automóvil de Augusto, le ofrezco un cigarrillo y lo acepta, nos miramos y me digno a responder.

– Simplemente mi corazón fue el que impulsó mis pies a caminar, la vi tan frágil y sola, no se que me pasó…

– Nicolás la viste una sola noche..

Tiene razón..

—No lo sé, solo no sigas..

—¿acaso te recuerda a Rosalia?

– ¡Dije que ya basta!.— obedece callandose, me aparto un poco, tan solo el haber escuchado ese nombre hace que mi cuerpo se enfríe y que mi corazón se aniquile..— hay algo en ella, no se que es...–. Tiró la colilla de mi cigarro y me adentro al hospital nuevamente sin decirle nada más.

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