capitulo 15: te amo

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Nicolas Gambino

Se supone que mi padre eliminó cualquier sentimiento de amor que podía llegar a crecer en mi y hacerme ver débil, en este mundo no podemos permitirnos que nos veamos débiles ante aquello que vemos con ojos de amor. En este mundo si saben tus puntos los usan para destruirte, Rosalía y yo fuimos criados de la misma forma; jamás dejes que vean cuánto dolió, somos dos almas apagadas que cuando están juntas brillan más que el mismo sol, dos personas entrenadas para matar, para no sentir piedad ni dolor, dos niños que fueron entrenados para ser asesinos, para algún día heredar el imperio de la familia, esa palabra me resulta tan lejana, yo nunca tuve el amor de mi padre ya que fue criado de la misma forma que Gustavo y yo, mamá fue la única que nos demostró cuán hermoso puede ser amar, tenía miedo de amar, por eso el que se volvió débil de corazón fue mi hermano, me la pasaba escondido detrás de las puertas de su habitación escuchando como nuestra madre le cantaba, dejando impresa su voz en mi mente, mi padre veía como su hijo menor se volvía una presa fácil por el simple hecho de dejar que su corazón ame, pero no me mal entiendan, mi padre quería a mi madre, aunque sus demostraciones eran escasas, podía llegar a ver en sus ojos la admiración hacia ella, como se miraban, él siempre tuvo una debilidad por ella,aunque eso ante sus enemigos seria sentenciar a muerte su amor. La quiso tanto que ese mismo amor lo llevo a su muerte, cumpli veinte años cuando todo sucedio, Gustavo apenas tenía diecisiete, estábamos cenando, brindando por mi vida cuando todo sucedio tan rápido, los hombres de mi padre entraron al comedor, sus trajes bañados en sangre cuando todo empezó a sonar a muerte, balas ingresaron por las ventanas haciendo trizas los vidrios, nana tomó a Gustavo del brazo para luego jalarlo quitandolo de mi vista, mi padre comenzó a gritar órdenes mientras empujó la mesa formando un escudo, todo hacia sonidos sordos..

¡Resguarden a mi familia!— sus hombres tomaron a mi madre, quisieron tocarme pero me aleje, tomé el arma guardada en mi cintura, solté el seguro y comencé a disparar en dirección a los hombres que atacaron mi hogar, mi padre nos miró y sonriendo comenzó a avanzar, logramos exterminar a esa basura o eso creímos, nuestros cuerpos llenos de sangre, cuando nos encontrábamos en la entrada Gustavo corrió hacia nosotros con nana y uno de los guardaespaldas, mamá corrió hacia mi padre, íbamos a ingresar pero allí aparecieron Salazar y tres de sus hombres, mis ojos se agrandaron.

—Quietos..— dijo Salazar con una sonrisa.

—Deja a mi familia Alfonso, lo que sea que tengamos que arreglar lo haremos solos— fue la primera vez que en la voz de mi padre noté algo que no sentíamos nunca, miedo.

—Callate Gambino, hoy acabaré con todos ustedes..— la rabia era evidente en su voz, apuntó directo hacia nosotros cuando mi padre de un asentimiento hizo que nuestros hombres apuntan también, fue un segundo o eso parecí sentir, las balas volvieron a llover, nana y Gustavo fueron empujados hacia las camionetas, cubriéndose así del fuego, mi hermano se escondía contra el cuerpo de nuestra nana mientras lloraba, Alfonso apunto y no dudó en disparar hacia mi madre pero mi padre en su lugar los giró haciendo que la bala impactara contra su espalda atravesándolo y terminando en el cuerpo de ella también. Ambos caen al suelo y la luz de sus ojos dejó de brillar, sentí mi mundo caer mientras Alfonso se detuvo un momento viendo con dolor a mi madre en el suelo luego se fue, algunos de sus hombres murieron, pero de igual forma, logró escapar.

Ese día marcó mi vida para siempre, me volví jefe de todo luego de la muerte de mi padre.

—Nicolas.— dejo mis pensamientos de lado cuando veo a Valentina entrar por la puerta de mi habitación, la observó y me pongo de pie.— estaba buscándote.

—aquí estoy.— respondí sin energía, solo quería descansar.

—Nicolás qué pasa.— su voz irritó mis oidos, definitivamente estaba preocupada, y confundida.— quería preguntarte algo…

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