Valentina Russo
aquí estoy con mi trasero apoyado en el lavabo del baño mientras Nicolás prepara la ducha, me trajo hasta aquí en sus brazos, mis músculos duelen y mis piernas aún mantienen un constante temblor.
-¿lista?.-preguntó volteando hacia mí, sonreí asintiendo levemente para proceder a bajarme, jadeé ante el frío contacto del mármol con mis pies descalzos, sentí dolor en mi centro cuando dí pequeños pasos hacia la ducha Nicolas sonrió burlón para luego soltar una risilla, lo miré fulminante y ltee los ojos riendo, sentí sus manos rodear mi cintura y me relaje en su toque.- Valentina...- dijo contra mi oído haciendo que mi piel se erizara.- espero lo hayas disfrutado..
asentí mientras nos metimos al mismo tiempo, el agua golpeó mi cuerpo, sentí una automática relajación al sentir el líquido caliente golpear mi rostro, me escoció un poco en los ojos pero me gustó. Nicolas detrás mío, mi espalda contra su pecho mientras pasa una esponja lentamente por mi cuerpo adolorido, se agacha para enjabonar mis muslos, me relajo profundamente, cierro mis ojos y disfruto de la sensación aunque jadee cuando terminó y me ayudó a quitarme las burbujas con ayuda del agua.
-¿Puedo devolverte el favor?.- pregunte el asintió mientras yo tomaba la esponja vertiendo un poco de jabón en ella y luego empezar a pasarla por su abdomen, sus brazos, lo rodee para llegar a su espalda, se tensó ante el toque de mis dedos contra aquellas cicatrices viejas, mis ojos se asombraron al ver tantas en su cuerpo, tenis toda su espalda dañada, llena de cicatrices en diferentes direcciones, las mismas parecían hechas por un látigo por su forma, se voltea cuando intentó abrazarlo por detrás y me asombro ante su acción.-Valen no, no puedes tocarme el pecho, jamás intentes hacerlo de nuevo.- susurró mirándome a los ojos, asentí y acaricie sus mejillas mojadas, el agua corría por nuestros cuerpos y estrelló mis labios contra los suyos en un tierno beso, me separe luego de unos segundos y apoyé mi frente contra la de él.
- algún día podré hacerlo, estoy segura de ello.
se aleja de mí y tomó mis mejillas entre sus manos, sonríe para luego besar mi frente haciendo que mi corazón se calentara. Luego de relajarnos bajo el agua, nos recostamos, mis ojos se cerraron por el cansancio y lo último que vi fue a Nicolas acostado a mi lado..
Nicolas Gambino
Me duele no poder dejarla acariciarme, pero, esto es algo más grande que yo, la última persona a la cuál deje tocarme de la forma que Valen quiso hacerlo fue llevada de mi lado, arrebatada para siempre, fue arrebatada y aunque la busque por cielo y tierra no pude hallarla, me resigne a haber perdido para siempre a esa mujer, a Rosalía, la primer mujer que logró calentar mi corazón, la mujer con la que estaba destinado a casarme, a formar una familia, ella me fue llevada de mi lado por su propio padre, su nombre aún se guarda en mi corazón y sé que la amaré por siempre pero, mi nana me convenció de que no podía vivir pegado al recuerdo de un amor que dejó de existir, no podía vivir en el pasado, debía continuar, me costó pero aquí estoy pero sin embargo, su tema seguirá doliendo por siempre, jamás podré enamorarme o amar como amé a esa mujer, ella es mi punto final en el amor.
-Patrón.- resuena el monitor de mi mesa de noche, lo tomó rápidamente para no molestar a Valen, mis pensamientos se esfuman, respondo.
-¿si?
- el señor Salazar, llegó aqui y desea verlo..
Alfonso Salazar, el hijo de puta que me arrebató al amor de mi vida está aquí, parece que el solo recuerdo de ella hizo que él volviera, no digo nada y me apresuro a ponerme decente, ya que estoy desnudo, bajo corriendo las escaleras, dejo a Valen durmiendo, antes procedí a cubrirla con las sábanas. Llego a mi oficina y allí está él, observando mi biblioteca, especificamente sus ojos fijados en una fotografía de mi familia.
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Perdición
RomanceEl Infame Nicolas Gambino cae a los pies de Valentina Russo y su deseo de protegerla lo llevara a confundirse aunque su corazón sigue cautivo de un amor del pasado, ella hará cualquier cosa para asegurar su futuro y quedarse con ese hombre. La sangr...