capitulo 20: "Flores Marchitas"

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Rosalía Salazar

Podría quedarme aquí con él para siempre, nadando en un lago desnudos bajo la luz de la luna y de su mirada, sus brazos rodean mi cuerpo haciendo un sonido contra el agua fría, sus labios rozan los míos y un escalofrío recorre mi columna, este hombre puede hacerme poner tan nerviosa, que diría mi yo de hace un dos años, esa yo a la cuál le daba asco tener a un hombre cerca y sentirlo tocarla, Nicolás devolvió mi confianza, mis miedos se fueron. Estoy muy feliz de estar con él pero los malos pensamientos inundan mi mente como una rafaga de oscuridad ¿que tal que todo sea un espejismo? ¿Que no podamos ser felices como lo planeamos y deseamos? La desgracia nos persigue y no podemos correr de ella para siempre.

—Nicolás..

—¿qué sucede?..— no sabia por qué su rostro se puso como tal, su ceño se frunce y parece confundido.

—y si todo es mentira y la felicidad que tenemos solo es un espejismo... 

—Rosalía no hagas eso..

—¿qué cosa?

—Pensar que no podemos ser felices, confio en que si podemos.

—no es que no crea en nuestro amor, solo no quiero volver a perderte como lo hice..— un mar de sentimientos llena e inunda mis sentidos, mis ojos pican siento ganas de llorar por miedo a que la desgracia llegue nuevamente a mi vida para hundirme.— ¿podemos irnos? Creo que ya es hora de descansar…

Nicolás toma mi mano y me acerca a su pecho nuevamente cuando intento alejarme, siento su corazón latir bajo la palma de mi mano, me mira con sus ojos penetrantes mientras sus yemas mojadas rozan mi mejilla, mira mis labios y luego sin pedir permiso alguno se adueña de ellos, me besa sin ninguna prisa por acabar, por alejarse, como si quisiera quedarse conmigo para siempre aquí en el agua, nuestras pieles arrugandose, nos piden que salgamos. Mis pies tocan la madera mojandola en el proceso, dejo mis huellas a medida que me acerco a mi ropa, me visto y Nicolás copia mi acción.

—te llevaré a mi mansión…— Nicolás me afirma, fruncí mi ceño y lo miró con un claro desacuerdo.

—no creo que sea correcto además..— me acerco a él y acarició su mejilla.— ¿tan rápido deseas tenerme durmiendo contigo?

—no te das ni la más mínima idea de cuánto lo deseo..— me sujeta de la cintura.— tenerte envuelta en mis sabanas es un placer que necesito darme.— sin darme aviso me tomó por las piernas y luego me subió a su hombro como si de una bolsa de papas se tratase, camino conmigo así hasta su auto y me metió allí.

— ¡Ay Nicolás!.— grité cuando ajustó el cinturón alrededor de mi cuerpo como si evitara cualquier tipo de escape. Se montó en el vehículo y aceleró, no tardamos en llegar a la mansión, desaté mi prisión y me baje esperé al hombre que venía conmigo, sus ojos celestes se encontraron con los míos y me sonrió, besé sus labios con lentitud pero su naturaleza es ser brusco y apasionado mi cintura quedó atrapada en las garras de la bestia mientras sus labios se estampaban contra mi cuello haciéndome sentir en el aire.— Nicolás por favor.— supliqué cuando sentí sus besos en mi pulso, mis rodillas se hicieron de gelatina por tal acción.

— Vamos a mi cuarto princesa.— susurró contra mi oído, no demoramos en pensarlo más y subimos silenciosamente sin ser vistos, una vez que el clic de la cerradura llegó a mis oídos me lancé sobre Nicolás besándolo con dureza.— recompensaré cada minuto que no pude tocarte..

Nicolás Gambino

La arrojé a mi cama y me tiré sobre ella quedando entre sus piernas mientras me deshacía de su vestido, me levanto y mis ojos arden del gusto al ver la escena frente a mí, su cuerpo en mis sabanas, sus pezones se endurecen por la brisa fría que entra por la ventana, sus muslos están separados dejándome ver lo mojada que esta, siento que voy a perder la cabeza en estos momentos, mi polla palpita necesitando salir de mis pantalones, no soporto y tampoco voy a tener piedad, profanaré cada centímetro de su piel, marcaré su cuerpo para que sepa que es mía. Luego de desnudarme me trepó nuevamente encima de Rosalía rozando mi miembro contra ella, su lubricación me moja y sé que está lista para destrozarla, nuestros labios son un enredo mientras que nuestras respiración se atascan, la penetro y su boca se aparta de la mía para soltar un gemido, me muevo contra ella a un ritmo constante, sus paredes son apretadas y calientes.

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