capitulo 16: "Carnada"

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Valentina Russo

Anoche volvió tan feliz, nunca sonrió conmigo de esa forma, deduci con quien estuvo, no era difícil no adivinar. Luego de que me contara su historia me marche, no tenía nada para decir, la forma en la cual me habló de ella era suficiente para darme cuenta cuánto la ama su corazón, sin embargo, no renunciaré a él aún, intentaré de nuevo…

—debo deshacerme de ella.— mi reflejo en el espejo era mi única compañía, me prometí no dejar que ella ganara tan fácilmente. Me desnudo, un baño me hará bien, mi bata cae revelando mi desnudez no pierdo tiempo en meterme en la ducha. 

No puedo permitir que esto suceda, que mi futuro se vea afectado por una mujer de la cual Nicolás está enamorado.

Rosalía Salazar

el simple hecho de haberme besado con él me hace sentir mariposas, sensación la cual crei que habia perdido en estos años, por primera vez en mucho tiempo me siento completa nuevamente, siento mi corazón calentarse con solo pensarlo, lo extrañe, extrañe esos ojos color cielo que siempre me miraron con amor, la oportunidad está presente en este momento, no voy a desaprovechar esto, fuimos víctimas de engaños y venganzas, no dejaré que vuelvan a dañarnos, ya no soy una niña asustada, una niña a la cual arruinaron, me convertí en una asesina cruel y despiadada, en una muñeca de la mafia, en la esposa de un miembro de la yakuza el cual esta muerto por mí, mi corazón se congeló por años, guarde el amor por Nicolás Gambino, lloré su falsa muerte en la oscuridad, me sentí vacía sin él, ahora, todo ese dolor que guardaba se ha ido con nuestro encuentro, aunque nuestra reconciliación no es oficial, y ojala llegue a serlo, mientras tanto tengo que seguir con mis planes, con mi venganza.

—señora.— la voz de Sebastian me quita del mar de pensamientos, lo miro mientras procedo a apagar el cigarrillo en el cenicero.— me informan que su padre está en su mansión, llegó hace unas horas de Colombia.

Mi corazón se frena al escucharlo, mi deseo por cortar su cuello me hace querer ir hasta mi antiguo hogar, pero debo tranquilizarme, todo a su tiempo.

—perfecto, mantenganme al tanto de sus negocios, le quitaré cada socio a ese desgraciado hasta dejarlo solo.. sin salidas.— me siento en mi escritorio, Sebastian no se retira así que deduzco que necesita decirme algo más.— ¿es todo?

— señora, un hombre quiere verla. Se hizo llamar Gustavo Gambino.— mis ojos se abren ¿qué hará él aquí? 

—que pase, déjanos solos.— asintió y se marchó a buscarlo. No duró muchos segundos mi soledad cuando lo vi entrar por la puerta.— Gustavo..

—Hola.— murmuró y se acercó a mí, di unos pasos hacia él y nos dimos un corto abrazo.— tu casa es preciosa.

—gracias. ¿Qué te trae por aquí? Ven, siéntate.— murmure y asintió, ambos tomamos asiento yo en mi escritorio y él en la silla justo enfrente del mismo.

—venía a hablarte de Nicolás.— me miró con angustia plasmada en su rostro.

—Gustavo lo que tengas para decirme de tu hermano no es necesario, estuve con él anoche…. En el muelle.— sus ojos se abrieron un poco de sorpresa, sonreí.— creo que he recuperado a mi primer amor.

— ¿Enserio? mi presencia aquí es nula entonces. -- sonrió, se levantó y quiso irse pero lo frené.— tenía miedo de que él te perdiera nuevamente, por decisiones estúpidas. Quería dejarte ir, eso no estaba bien..

—él y yo jamás podremos ser separados, este amor es más fuerte que cualquier cosa.— segura de mis palabras las dije, las solté, no mentía.— nuestro amor me mantuvo viva en ese infierno.

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