capitulo 14 "Antonella"

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Rosalía Salazar

No puedo sacarme a ese hombre de la cabeza, me hizo tan mal verlo y peor, tenerlo cerca. Sigue usando la misma colonia, sus ojos siguen igual de penetrantes y fríos, sigue igual me gustaría decir lo mismo de mi.

— señora..

— ¿Sí Sebastian?.— respondí sin quitar la mirada de mi computadora. Sebastian era uno de mis guardaespaldas y chofer personal.

— el señor Rafael quiere verla en su nueva empresa.

— oh claro, vámonos.— murmure antes de levantarme y apresurarme a llegar al lugar.

Compre una empresa, para ocultar la verdadera identidad de mis negocios, al verme con una enorme empresa de publicidad nadie dudaría del nacimiento de mi dinero. Obviamente compré dos empresas más, para hacerlas trabajar, en ellas se lava dinero a escondidas claramente y se vende mi amada mercancía blanca. No me malinterpreten, yo jamás probaría algo así. Mi dia estará bastante cargado, mis pensamientos se encuentran en muchos lugares menos enfocados en lo que debería, necesito hablar con Nicolas Gambino.

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Nicolás Gambino
Desperté en mi cama, ya era casi mediodía por la intensidad del sol que se calaba por la tela de mis cortinas. Decidí voltearme ya que estaba de espaldas, mire el techo de mi habitación pensativo, hoy iba a ser largo, tenia que encargarme de la mercancía y mil cosas más, asi que decidi no perder más tiempo en mi cama y me levante. Llegue al baño y baje mis boxers para luego dejar que el agua empape mi cuerpo despertando cada músculo y nervio por completo. Me pongo mi típico traje negro, bajo las escaleras encontrandome con Valentina ingresando por la puerta principal.

— Buenos días..— dijo mientras se acercaba a mi con una sonrisa, tome su rostro y bese su frente repitiendo un "buenos días" .— ¿descansaste bien? Nunca te quedas hasta tan tarde en tu cama.

— si, solo que no podia dormir, tenia mucho trabajo y cuando miré mi reloj eran casi las cuatro de la madrugada.

— mhmm..— murmuro, tomo mis mejillas y se puso de puntillas para luego depositar un beso en mis labios, correspondi y luego me aparte para despedirme, avance a mi oficina y allí estaba Gustavo con alguien de espaldas a la puerta, persona a la cual reconoci de inmediato.

— ¿que haces aqui?.— Ella volteó con una mirada triste en sus ojos, Gustavo rodeo el escritorio y se despidió de ella con un beso en la cabeza.— ¿te comió la lengua el ratón?

Murmuré cuando escuche el 'Clic' de la puerta, me encamine hacia ella cuando decidió ponerse de pie y mirarme.

— vengo a hablar contigo.— dijo casi en un susurro, yo no podía verla a los ojos, seria para terminar con lágrimas derramándose por mis mejillas me inmute, no iba a soltar lágrimas frente a ella otra vez.— Nicolas.

— Rosalía, tu y yo sabemos que no fue nuestra culpa….— dije simplemente.— pero no planeo lastimar a la mujer que me devolvió la vida desde que te perdí.— mis manos ingresan a mis bolsillos y se quedan allí mientras reúnen sudor, tengo miedo, miedo de perderla otra vez pero no puedo lastimar a Valentina, ella me salvó, yo la quiero y debo renunciar a mi pasado para seguir..

— bien lo dijiste, no fue nuestra culpa, nuestro amor no debe pagar el precio de un error que no fue nuestro..— sus palabras tocaron mi corazón, y sus orbes me miraron como solían hacerlo antes, eso calentó mi corazón.— Nicolás por favor.. 

No puedo mentirle sobre esto, pero si es la forma de hacer que ella deje de buscarme, entonces lo haré, renunciare a ella para siempre, Valentina no merece que yo la lastime después de todo lo que hizo por mí, jamás lograré amarla como a ella, debo mentir, no tengo opción.

— Ya no te amo, Valentina es la mujer de mi vida Rosalía, ojalá y entiendas eso.— su mirada mostró dolor, sé cuánto le dolieron mis palabras porque para mi fue como meterme un hierro ardiendo por la garganta, de repente solo escuche la puerta abrirse y cerrarse de un golpe, la perdí, pero era lo mejor.— Perdóname pero prometí no lastimarla asi eso implique dejarte ir..

Caigo hacia atrás en mi sillón, cubro mi cara con las manos y suelto un sollozo.

Pasan unos minutos y siento la puerta abrirse, las lágrimas corren por mis mejillas y levantó la mirada viendo a Gustavo.

— eres un completo idiota Nicolas.

— Debí dejarla ir, no puedo lastimarla, ella le dio luz a mi vida desde que me la arrebataron..— me excuse. Mi hermano me tomó del cuello de la camisa y me levanta como si de una bolsa se tratase, me mira a los ojos y suelta un suspiro

— te lo diré una jodida vez y espero lo entiendas.— me suelta bruscamente y caigo al sillón nuevamente.— ella te salvó, le debes mucho pero no la amas, no confundas amor con agradecimiento, en cambio a esa joven que conocemos desde pequeños la amas, con cada parte de ti y lo se porque jamás te vi sonreír a una mujer como una vez le sonreíste a ella. ¡Basta de ser un completo idiota sin una pizca de inteligencia! ¡Amas a Rosalia no puedes dejarla ir por el simple hecho de estar agradecido con Valentina!

Sus palabras son duras y sinceras.

— ¿Qué pretendes que haga?

— es momento de decidir.— en ese momento mi corazón da un vuelco, asiento levemente y mi hermano me toma por los hombros.— no cometas el mismo error que yo cometí con Antonella.

Y con eso, se fue, como olvidar a Antonella, ella fue el verdadero amor de Gustavo, al principio me dio tanto asco verlo sonreír como un completo idiota cada vez que volvía de verla a ella, como podria quitar de mi cabeza cada hermosa palabra con las cuales la describia. Antonella era su gran perdición, y no de una buena manera, ella fue arrebatada de sus brazos como Rosalía de los mios, solo que su historia fue diferente, a la pobre la asesinaron ante nuestros ojos, fue una noche fría y oscura, todo era neblina y viento, se avecinaba una tormenta cuando decidimos bajarnos del coche e ir en busca de ella, Gustavo estaba como loco, ciego de la ira. Al entrar en el enorme lugar, nos encontramos con Antonella de rodillas en el suelo mojado, sangre brotaba de su labio y su cuerpo estaba tan sucio y herido, detrás de ella aparecieron los secuestradores, no los conocíamos, simplemente exigieron dinero luego de llevarsela.. pagamos cada centavo.

Como unos incrédulos pensamos que nos la darían con vida, pero los hijos de puta se enteraron quienes éramos en realidad, recibieron el dinero y Gustavo fue directo a abrazarla, ayudarla, pero cuando todo parecía estar bien el cielo se nubló para mi hermano cuando se escuchó el estruendo de un disparo, el cuerpo inerte de Antonella cayó sobre mi hermano, ambos quedaron en el suelo del lugar, yo los ignore por completo mientras avanzaba rápidamente dando órdenes a mis hombres, atrapamos a esas ratas indeseables y los torture hasta que rogaron morir a todo esto, Antonella fue llevada al hospital con pocos signos vitales, abrace a mi hermano como nunca lo había hecho cuando nos dieron la noticia de su deceso, Gustavo se encerró por semanas pero luego salió de ese pozo en el cual cayó con la pérdida de su amada, prometí nunca recordarle esto, y el me prometio lo mismo con lagrimas en los ojos, hoy Gustavo Gambino, mi hermano menor, rompió su promesa al nombrar al amor de su vida.

él te perdió, yo no voy a perder a Rosalía, lo prometo Antonella. Haré lo que tenga que hacer para no lastimar a Valen y recuperar al amor de mi vida.




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