capitulo 19: "Muerta por años"

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Narrador

Rosalía fue lo suficientemente fuerte para enfrentar a su padre y salir con vida de ello, su enfrentamiento perdurará en la historia, los narcotraficantes enemigos y amigos se enteraron de la noticia; Alfonso Salazar estaba muerto y lo peor es que fue su propia sangre quien acabó con su miserable existencia, ahora solo se habla de la salud de la joven Salazar, si ella muriese el apellido seria enterrado con ella, sin embargo, logró sobrevivir al impacto de bala, ahora en su cabeza solo puede haber una meta, ser feliz. Nicolás por otro lado ha estado con ella las últimas tres semanas de recuperación, Sebastián a estado al frente de los negocios de su patrona esperando su regreso, ambos se han encargado que nada ni nadie estropee nada de las ganancias y mercancías de la mujer, Nicolás se siente tranquilo, no puede creer que tiene la posibilidad de volver a amar, parece un niño pequeño emocionado por un dulce. Hoy ya es el dia del alta, Rosalía necesita reposo pero ya puede irse del hospital, su mansión la espera y su felicidad con el hombre que ama también, aunque aún no hayan formalizado nada sus miradas dicen mucho ante los ojos desconocidos. Gustavo ha estado visitando a Rosalía en el hospital, él es quien la llevara a su casa nuevamente, no sin antes ir hacia la tumba de su padre. 

—es lindo sabes.. volver a ver el cielo después de un encierro de tres semanas.— le dijo a Gustavo mientras él manejaba, sus ojos pérdidos en la carretera y los de Rosalía en el cielo.

—Creo que es momento de volver a vivir…— le dijo, su voz resonó en sus oídos. ¿Estaba lista para volver a vivir? No lo sabía, pero de eso se encarga el tiempo, si estaba lista o no, pronto se descubriría.

—Es difícil volver a vivir cuándo estuviste muerta por tantos años.— le dijo con simpleza, él sonrió sin gracia negando con su cabeza.

— eres muy negativa a veces Rosalía.— ella le sonrió volteando sus ojos hacia atrás mientras apoyaba el codo en la ventanilla del auto.— te has vuelto una vieja amargada.

— ¡¿vieja yo?! Te recuerdo querido que soy solo dos años mayor que tú.— Gustavo soltó una risa.— Me acabas de llamar vieja Gustavo eso no te lo perdonaré.— le dije en un falso enojo. El resto del viaje continuó en silencio hasta llegar a la mansión donde el automóvil de Nicolás estaba estacionado. En su campo de visión apareció él, fumando un cigarrillo, con su típico traje negro, le abrió la puerta para recibirla.— hola.— dijo ella con una leve sonrisa, él la tomó de la cintura y la acercó a su cuerpo para dejar un casto beso en su mejilla.

— Hola señorita.— le dijo cerca del lóbulo de su oreja, unos escalofríos recorrieron la columna de la mujer, sentía su piel volverse de gallina ante la sensación, su cuerpo sigue reaccionando ante su toque.— Espero que el viaje haya sido tranquilo.

Una risa resonó en los labios de Rosalía, miró fulminando a Gustavo que levantó las manos en rendición antes de reírse.— tu hermano me llamó vieja.— Nicolás sonrió.

— Gustavo, no debes llamar a las viejitas de esa forma, las hace sentir mal.— Nicolas se echó a reír y Rosalía lo fulminó con sus ojos azules.

— te recuerdo Nicolás que eres mayor que yo. El viejito eres tu.— Al parecer Rosalía cruzó una línea que no debia, las hábiles manos de Nicolas la tomaron, una en su cuello apretando su carne levemente, la otra en su cintura, rodeándola y aprisionando contra su pecho su pequeño cuerpo, la miró a los ojos antes de acercar su rostro al de ella, sus labios podrían rozar uno contra otro ante un mínimo movimiento.

—este viejito puede hacerte gritar hasta que tu garganta no pueda más.— le susurro, definitivamente esto había hecho que el calor aumentara en el cuerpo de la joven, pero no iba a caer fácilmente asi que rozo su nariz con la de él.

Perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora