capitulo 21 "pesadillas"

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Rosalia Salazar

Navidad se acerca y consigo miles de recuerdos que invaden mi mente.. mis sirvientes decoran mi mansión como si estuviera llena de alegría, no es de asombro que la nueva integrante de la red de mafiosos haga la cena y baile de bienvenida al año nuevo, todo debe salir perfecto ya que allí con Nicolás anunciaremos nuestra unión para que sepan que hay algo más fuerte que solo negocios entre nosotros, somos intocables más no invencibles.

—Señora, llegó una carta para usted.— agradezco y reviso el pedazo de papel. Me percato que son pocas palabras que representan un enorme mensaje, letras negras gruesas, una flor dibujada en su costado y el sello de la familia Salazar y Gambino, justo en la esquina del sobre.

Q.E.P.D ROSALÍA SALAZAR

Una amenaza de muerte a llegado a mis manos, no esta firmada, un sentimiento horrible se acuna en mi pecho, siento mi corazón ser apretujado y el aire me falta por un segundo, me apresuro a buscar al joven que me entregó el papel, no es la primera vez que alguien atenta contra mi vida pero no es la amenaza en sí lo que hace que mis sentimientos se alteren, es el sello.

—Joel, dime algo, ¿viste a la persona que te dejo esta carta?

—Sí señora, era un muchacho..— su seño se frunce como si estuviera intentando desifrar que carajos quiero.

—describeme como era, por favor, es importante. -- sujeto su brazo apretando, hace una mueca y suelto un poco el agarre que tengo sobre él.

—Alto, su cabello era castaño y tenía un color similar al de sus ojos…

—gr-gracias Joel, disculpa por la molestia.

—de nada señora.. disculpe mi atrevimiento pero ¿está todo bien?

—Si. Solo sentía curiosidad por el autor de esto.— moví mi mano con la carta como si me diera poca importancia, fruncí mi ceño. Tomé mi abrigo y rápidamente subí a mi camioneta, agarro mi celular que está en la bolsa mientras conduzco y marco a Gustavo..— Gustavo..— su voz resuena al otro lado, se preocupa por mi llamado. -- no, tranquilo, estoy bien, solo, esperenme si? Tengo algo que mostrarles, es importante…— suspiro levemente, estoy nerviosa, no es solo una amenaza, es de una de las personas que creí desaparecida por muchos años, que creí no volver a ver jamás, que saqué de mi mente, aquel niño que vivía bajo mi sombra.. mi hermano..

Al llegar me reciben ambos, pasamos al recibidor y Nicolás les pidió a sus sirvientas café, el clima es frío, las nubes han cubierto el sol evitando que su calor nos ayude. Nos sentamos en la sala de estar, estoy inclinada hacia adelante mis codos apoyados en mis rodillas, mis manos entrelazadas y mi rostro apoyado sobre ellas. Nicolás se sienta a mi lado y su mano se mese por mi espalda. Gustavo esta paseando de un lado a otro por el lugar con la carta entre sus dedos.

—¿Estás segura que fue él?.— Gustavo pregunta. Asiento.

—Lo es, o al menos eso creo, el joven que recibió la carta me dijo cómo era, la única persona con esos rasgos que se me vino en mente fue él.

—Le diré a nuestros hombres que lo busquen, pronto sabremos si fue tu hermano o cualquier otra persona.— me levanto de golpe, niego con mi cabeza a la vez que suspiro.

—Nicolás, es él, nuestros putos sellos están en esa carta, todo apunta a él, no deseo más guerras. Estoy cansada.

—Cálmate mujer, todo estara bien..— parecía que quería convencerse a él mismo de lo que decia, sus dedos masajearon su cien, volví a ponerme cerca de él en cuclillas.— Juro que jamás volverán a hacerte daño pero por favor debes dejarme cuidarte.

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