v. "vino blanco"

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Agustina point of view.

Ya hace varios días que había ido a cenar con Emiliano y Santi. No pienso mentir ni negarme al hecho de que la pasé más que bien, sólo que, en cierta parte me hace sentir rara toda la situación con el arquero. Más que nada, porque a veces sus intenciones me demuestran que sólo lo hace porque fui buena de ayuda y estuve con Santi fuera de horarios de trabajo.

No recibí mensajes de él, que creí que sí iba a tener porque me pidió mi número antes de que entre a mi casa. Cosa que, me dejó peor de confundida.

Intenté hablarlo con mis amigas y todas repetían lo mismo, háblale vos. Pero no podía, no sabría que decirte ni que excusa usar cuando se empiece a dar cuenta de que me muero de ganas por tener notícias de él.

—Tenés que hablarle vos Agustina, estamos en el siglo 21.— Rodó los ojos Fio, comiendo un pedacito de queso que había en la tabla de madera frente a nosotras, en la mesita del living.

—Mal, capaz se quiere hacer el difícil y quiere que lo busques un ratito.— Le dió razón Clara, buscando algún canal bueno en la tele.

—Aparte, él te invitó.— Terminó Lucila, poniéndome en duda. —Ponele algo como; Emi, la otra noche la pasé genial. Gracias por invitarme. Cuando vuelvas de Londres me toca a mí invitarte a cenar.— Fingió mi tono de voz y me reí.

—Yo no hablo así.— Negué, tomando de la copa que tenía vino rosado. —¿Ustedes dicen que lo invite yo ahora?

—Sí, nena.— Fiorella, harta de mis vueltas, puso música bajito.

—Pero ahora sin el nene.— Subió y bajo las cejas Clara, haciendo que las demás a excepción mía, sonrían.

—Noche de grandes. Jueguen al papá y a la mamá.— Abrí los ojos ante el comentario de Fiorella, avergonzandome de las ocurrencias de mis amigas.

—Dios mío. Soy la maestra del hijo, Fiorella.— Puse los ojos en blanco y dejé la copa en la mesa.

—Ahora me vas a decir que no le tenés ganas al mismísimo Dibu Martínez.— Contraatacó ella, tomando de su vaso.

—Dale, Agus. Si le tenés un hambre.— Asintió Clara, esperando a que no me negara.

—O sea, nunca dije que no...— Susurré, buscando las palabras adecuadas. —Pero re desubicada si lo invito a comer y le digo; no vengas con Santi.

—No sé si desubicada pero capaz piensa que no soportas al bebé.— Me dió la razón Lucila, pensando al igual que todas que podía decirle a Emiliano.

Y así pasamos la noche, tomando y charlando de nuestros intereses amorosos. Tantas copas que me lleve a la boca que ya me había olvidado de lo que tenía pensando decirle a Emiliano. Decidí dejar de pensar un ratito en él cuándo me di cuenta de qué capaz no iba a ver a mis amigas en un tiempo. Por lo que, Luci propuso que hagamos karaoke y bailemos mientras Clara nos grababa. Estuvimos cantando sin dejar de reír hasta nos quedamos sin bebidas, cosa que hizo que Clara y Fiorella bajaran del depto casi corriendo para comprar más vino blanco.

Me pare del sillón con la copa en la mano, buscando entre mis contactos el número del hombre que me tenía cazando moscas y antes de comenzar a escribir, hizo fondo con lo último que quedaba de alcohol en la casa.

Suspiré, me miré en el espejo y con toda la confianza del mundo empecé a escribir.

Emiliano 🧤

Holaa
La pasé de diez la otra noche
Espero que se repita pronto
La verdad que tengo más ganas de
verte de lo que debería.
Estás tan bueno

Hola Agus, buen día para vos también JAJAJ
Me imagino que todavía no te fuiste a dormír, no?

Estoy medio en pedo

Estás sola?

Con amigas

No tomes más, te va hacer mal morocha
Y con respecto a la cena del otro día
Yo también la pasé genial y no tengo dudas de que Santi disfrutó mucho tu compañía. Cuando vuelva a Argentina arreglamos bien y salimos los tres de nuevo, ¿dale?

No me digas morochaa que me muero
Podemos salir los dos solosss

Jajaj, me querés ver a mi solo?
Pobre Santi, che

Es que capaz Santi se aburre con nosotros
O no querés verme?

Cómo no voy a querer verte, mami
Si querés me tomo un avión y
caigo en tu casa

Y qué vamos hacer si venís
así de una a mi casa

Qué querés que hagamos?

No sé, cenar y después vemos que sale

Menos mal que no deberíamos salir jajaj
Mejor te dejo con la duda de lo que podemos hacer porque ya me tengo que ir a entrenar
Más tarde seguimos hablando.
Deja de tomar y si es posible sácalas de tu casa y andate a dormír que es tarde.

Me reí ante el último comentario, mirando una y otra vez la conversación sin poder creer en lo absoluto lo que había pasado.

Pero la risa me duró poco cuando me di cuenta de lo que había hecho.

—Ay no, chicas. Me la mandé.— Llegué al living dónde estaban las tres tomando lo que habían comprado.

—¿Qué hiciste?— Preocupada, Lucila me miró frunciendo el ceño.

Clara y Fiorella estaban igual, y yo, casi con la presión baja.

— Se me fue el pedo de la vergüenza.— Les extendí a las tres mi celular y cuando empezaron a leer, se rieron.

—Sos una pelotuda, pensé que te había pasado algo.— Enojada, Clara me dió un leve empujón.

—Bien ahí amiga, te vas a culiar al Dibu.— Fiorella me abrazo, casi saltando. —Después me presentas a Paredes y nos hacemos las dos botineras.

—Está casado, guampuda.— Le cortó la emoción Clara, sentándose de nuevo.

—No me voy a culiar a nadie.— También le corté la emoción, haciendo que mi amiga me miré incrédula.

—Después te quiero ver cuándo me digas que sí lo hiciste.— Se encogió de hombros, tomando asiento.

_Están locas las tres, dejen de joder con eso y ayúdenme a escribirle una carta de disculpas y si es posible a darme la solución para desaparecer del planeta tierra.— Exageré, sintiendo unas inmensas ganas de llorar.

—Agustina, ese hombre claramente tiene muchísimas ganas de tener algo con vos.— Me tranquilizó Lucila y mis otras dos amigas le dieron la razón.

Igualmente, me quería matar.

vínculos perniciosos,  dibu martínez. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora