Toscana es hermosa. No hay una parte del ella que no te enamore o te haga querer estar horas y horas observandola. No importaba si estabas en el campo o en su rústica ciudad. Todo en ella era fascinante y bello. Desde las casas antiguas que se cubrían con plantas preciosas hasta los grandes prados de flores y campos.
Ya de por sí, la Toscana es una de las mayores y más importantes regiones italianas por su patrimonio artístico, histórico, económico, cultural y geográfico. Y al estar ubicada en la zona central de Italia, es uno de los principales destinos turísticos del país. Aunque, no se frecuentó el hecho de ver a muchas personas en el tiempo que nosotros la visitamos.
Era nuestro tercer día acá y hoy era el último día del año. Prácticamente, 31 de diciembre.
Un año bastante loco y lleno de emociones que nunca podría llegar a explicar con exactitud. Desde que Emi había llegado a mi vida, me dió la oportunidad de conocer y a abrirme a los momentos más especiales y lindos que una persona puede tener como recuerdo de su vida. Era un hombre amoroso y un buen compañero que siempre estaba ahí para lo que necesites. Y cada día que llegaba a conocerlo un poco más, me daba cuenta de las tontas excusas que puse para no empezar de verdad con él.
Así como ganaba en los partidos y así como ganó el mundial, el arquero se premió con mi corazón. Sólo con ser en exactitud la persona magnífica que era, me tenía a sus pies.
Cada tacto, acercamiento y mirada me ponían los pelos de punta. Cuando nuestras bocas danzaban en sintonía, sentía múltiples de cosquilleos en mi estómago que no podía remediar. Las veces en las que aprovechaba que estábamos en silencio para decirme lo mucho que me quería, me dejaban sin aire. Y cuando de sus labios se emitía el hermoso sonido de una carcajada, sentía que no podía no estar más enamorada de lo que ya estaba.
Pero mis momentos más lindo con él, era ese fugaz y inefable cariño que nos transmitimos con los ojos.
— ¿Querés ir por ahí?—Cuestionó, señalando un callejón que nos llevaría directamente hacia el restaurante en el que íbamos a comer hoy.
—¿Por qué no vamos por dónde siempre vamos? —Murmuré.
Aunque me gustaba muchísimo el lugar, no era para nada seguro adentrarse en calles no conocidas y mucho menos, de noche.
— No va a pasar nada. Dale. —Volvió a insistir, seguro de lo que estaba haciendo.
— Pasa algo y te mato.—Levanté mi dedo índice, amenazando al arquero.
— Dale, seguro te gusta.—Tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos, acercándome a su cuerpo para poder caminar juntos al mismo paso.
— Sabes que la señora que vive al lado me dijo: "Dovrebbero avere un figlio" —Comenté, citando el tonto comentario que la vecina me dijo cuando Emi había salido a comprar algo para comer la noche anterior.
— ¿Qué? —Me miró confundido, con sus cejas fruncidas hacía el frente y con la boca entreabierta.
— Me olvido que sólo hablas inglés.—Susurré, sabiendo que mi poco italiano aunque sea nos ayudaban en este mínimo caso.— Dijo que deberíamos tener un hijo.
— ¿Y le dijiste que está Santi? —Sonrió entendiendo.
— No, me dió vergüenza y me metí adentro.
— Sos una tarada.
— Es que estaba insinuando que yo debería parir una criatura.—Sacudí mi cabeza, imaginando todos los partos que había visto en internet.
— De hecho, estaba insinuando a que cojamos para que ella pueda escuchar. Alta vieja cochina.—Exclamó, tentando mi risa.
— ¿Decís que quiera tener algo con vos?
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vínculos perniciosos, dibu martínez.
Fanfiction▭▬ ❛ pernicioso, perniciosa; que causa mucho daño o es muy perjudicial. ❜ 𝙀𝙉 𝘿𝙊𝙉𝘿𝙀 𝘼𝙂𝙐𝙎𝙏𝙄𝙉𝘼 comienza a sentir una fuerte atracción por el padre soltero más codiciado de su trabajo, llevándola a una catastrófica perdición. ...