Avengers: Social Media 2.

#13

Escuchó sonar su celular por tercera vez y lo arrojó a la cama para evitar la tentación de responder. Respiró profundamente, tratando de no echarse a llorar en ese mismo instante y pensó en lo que haría. Estaba encerrada en su cuarto desde el momento en que salió del laboratorio, ahogada en sus propios pensamientos e inseguridades. No podía quitar de su cabeza el mensaje de Harley; se sentía una completa tonta por haber confiado ciegamente en él pero... ¿cómo no hacerlo? Si le había dicho tantas cosas dulces mirándola a los ojos y derramando sinceridad, que parecía imposible fueran todas mentiras...

Unos golpecitos en la puerta la sobresaltaron.

—Preciosa, soy yo ¿estás ahí?— Demonios, Harley ya había llegado.

Se acercó de forma callada y haciendo el menor sonido posible, no queria delatar que estaba allí, pero el rubio continuó insistiendo.

—Viernes ¿dónde está Cassie?

—La señorita Lang se encuentra en su habitación—. Maldijo internamente a la I.A, tomó una gran bocanada de aire y abrió la puerta de golpe, asustando un poco al joven detrás de la misma.

Al ver directamente al mayor, sintió cómo toda la incertidumbre y el dolor que tenía se transformaba en enojo, en furia ciega. ¿Cómo era posible que actuara como si nada, como si de verdad estuviese interesado en ella?

—¡Hey! Hola ¿lista para irnos?

—No. No iré a ningún sitio contigo—. Respondió a secas.

—¿Qué?

—Que no iré a ningún sitio contigo, ni hoy, ni otro día, ni nunca. No volveré a confiar en ti—. Incapaz de seguir hablando sin llorar, se escabulló como pudo entre la puerta y el cuerpo del chico, y se dirigió rapidamente hacia el ascensor que estaba en al final del pasillo.

Harley, quien seguía sin entender absolutamente nada, intentó alcanzarla, pero las puertas se cerraron justo antes de que pudiese ingresar. Llevó la vista hacia el panel donde se mostraba el piso al que iba y comenzó a bajar las escaleras lo más rápido que podía. Llegó al final en el preciso momento en el que Cassie atravezaba las puertas de salida a paso veloz y se dirigía a la zona de laboratorios y talleres. La siguió otra vez, haciendo todo lo posible por alcanzarla, pero la joven era muy escurridiza. Al fin, la vio entrar al laboratorio donde ella y su padre solían trabajar y logró pasar justo antes que las puertas del mismo se cerraran.

—¡Demonios!— Farfulló ella al verlo— ¡Vete! No quiero estar contigo.

—No me iré de aquí hasta que me digas qué es lo que sucede—. Dijo, mientras la tomaba de la muñeca para que no se alejara de nuevo.

Mala idea.

—¡Suéltame! ¡Eres un estúpido, embustero, mentiroso!— Chilló, al mismo tiempo que le golpeaba el pecho, pero sin intenciones de dañarlo, solo a modo de reclamo.

El rubio dejó libre su mano, al tiempo que la muchacha se encaminó cerca de una de las mesas de trabajo.

—¿De qué hablas, Cass? ¿Por qué dices esas cosas?— Preguntó con la voz un poco rota, pues realmente le dolían las palabras de la menor.

—De verdad eres bueno—. Suspiró—. Me hiciste creer que podías llegar a cambiar, que ya no irías por ahí coqueteando... de verdad creí que podría ser lo suficientemente buena para ti, para que me quisieras...— Habló con tristeza—, pero es obvio que no puedo competir con Shuri, jamás podría hacerlo... ¡No puedo creer que fui tan estúpida!

Aquella última frase, a diferencia de todo lo demás, la dijo en un grito, mientras volteaba y golpeaba sus puños contra el mesón contrario, rompiendo así algunos discos con partículas Pym que su padre solía utilizar como armas. Los orbes celestes de Harley se abrieron al notar lo que había sucedido y viajaron directamente en busca de los ojos contrarios para confirmar que no estaba alucinando. Las mirada cargada de pánico de Cassie lo alertó, obligándolo a moverse hacia ella en un intento de ayudarle.
Sin embargo, en menos de un segundo, la pelinegra comenzó a aumentar su tamaño, dejando apenas espacio entre los dos mesones que la rodeaban y rompiendo algunas cosas sobre ellos.