Capítulo 2

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La vida en el bosque comenzaba temprano. Desde el amanecer al medio día los sonidos se intensificaban en el pueblo como una orquesta armónica que hacía palpitar el corazón de Jake. La paz y calma que tenía su hogar, luego de devastación que dejo la guerra, era una muestra de cómo la esperanza perduro y como la vida volvía a nacer.

Desde muy temprano su familia se dividía para cumplir con sus tareas, en la medida de lo posible. Mientras que Tuk y Kiri se iban con Mo'at a recorrer el pueblo, Neytiri iba a recorrer el bosque en busca de alimento junto a Neteyam. Era una actividad que con los años nunca pudo desarraigar, su conexión con el bosque, sentirlo palpitar bajo sus pies le traía tranquilidad, y con la llegada de su hijo, fue una actividad que ambos encontraron gratificante.

Lo'ak se suponía que debía ir con junto con un grupo de jóvenes Na'vi a recorrer la tierra en los Pa'li. Pero todo dependia del humor que cargara ese día, y si no se escabullia para perderse en el bosque.

Y en cuanto a él, debía cumplir sus obligaciones de Olo'eyktan.

Suspiró. Sería un largo día.

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"Siente su respiración" la voz de su madre era un arrullo en su oído "Siente su palpitar en tus pies" movió los dedos contra la tierra, sintiendo su humedad entre ellos. "Siente la respiración del bosque Net'itan, él te guiará"

Soltó lentamente su respiración, y con ella su flecha, que cayó sobre el animal que se encontraba frente a ellos. El animal  se tiró al piso donde comenzó a aullar de dolor. Rápidamente ambos salieron de detrás de la plantas y acudieron a su encuentro; Neteyam tomó su cuchillo y diciendo las palabras de agradecimiento y despedida, clavo el puñal en el corazón del animal acabando rápidamente con su sufrimiento.

No era demasiado grande, lo suficiente para poder ser cargado entre ambos Na'vi de regreso a la aldea. Se trataba de un macho, quizás ya pasado en sus años juveniles, pero sin importar su edad o tamaño, era correcto dar gracias, su carne alimentaria a los niños de la aldea, su piel serviría para fabricación de telas, y sus colmillos para la fabricación de armas. Nada moría en vano, no en el gran esquema de la vida.

Neytiri miro con orgullo como su hijo acariciaba por última vez el lomo del animal, antes de sacar su cuchillo.

"Recuerdo la primera vez que cazaste tu propia presa" dijo ella mientras comenzaban a atar las patas del animal "Llorabas de alegría y de tristeza"

Neteyam resopló una suave risa.

"Era casi un niño" recordó "Aún no entendía del todo el significado de la muerte" ató con fuerza las patas traseras mientras su madre hacia lo mismo con las delanteras.

"Pero ahora eres un adulto" algo en la voz de su madre lo hizo voltear a verla, ella lo miró con sus grandes ojos, brillantes y de color ámbar, los mismos ojos que él veía cuando observaba su reflejo del agua. Una pequeña sonrisa estaba en sus labios mientras no apartaba la vista de él.

"Creí que ya habías llorado lo suficiente en mi ceremonia de mayoría de edad" dijo mitad en broma, mitad en serio.

Neytiri soltó una suave risa por lo bajo.

"Solo estoy feliz hijo mío. Porque cada vez que te miro, veo como la Gran Madre me bendijo" extendió su mano y acaricio su cabello, aún sujeto por sus trenzas. "Y me permitió verte crecer y convertirte en un adulto, uno del cual estoy muy orgullosa." Neteyam sonrió ante la melancolía de su madre.

"Aún tienes tres hijos más para ver crecer mamá"

"Pero contigo es diferente, contigo sentí a Eywa por primera vez en mi interior."

Te veo, hijo del agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora