Capítulo 9

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Aviso: Soundtrack en los párrafos con asterisco *

"Lo admito, era encantadora. Aunque un poco irritante y testaruda. Así que deje que me mostrará su mundo"

Spirit, el corcel indomable

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Se sentían atraídos por ella, como magnetismo. La vida marina giraba a su alrededor como los planetas giran alrededor de una brillante estrella, y allí, bajo el agua, ante los ojos de Rotxo, esa Omatikaya lo era. *

Preocupado por la desaparición de Kiri, la buscó bajo el agua por horas, hasta que la encontró en  fondo del mar, recostada sobre la arena como una flor que estaba disfrutando de las caricias del agua. El alivio fue instantáneo dentro de él, y nadó suavemente hasta ella.

Le hizo señas como "¡Al fin te encontré!", "Nos preocupamos", "Eres tan bella", y sabiendo que ella no entendia lo que decía, tan solo sonrió y le señaló el Ilu que se acercaba a ellos.

Intentó mostrarle como vincularse a él, señalando su trenza y las extremidades del animal. Ella prestó atención, y cuando el Ilu se acercó, solo extendió su brazo, y el animal la recibió con ternura. Los Ilus eran conocidos por su compasión, su amor y armonía con su alrededor. Muchas veces, su abuelo le decía a Rotxo que él debió ser un Ilu en otra vida. Eran sus animales favoritos.

Y frente a él pasó lo más bonito que había visto jamás. El Ilu acarició la mejilla de Kiri, y prácticamente se dejó domar con felicidad. Ella, con una deslumbrante sonrisa, se vínculo a él y se sujeto cuando el Ilu comenzó a nadar en círculos, provando su nueva conexión.

Giraron a su alrededor, unos minutos más. Rotxo estaba feliz de haberlo visto, feliz de que su hogar y su tierra le gustarán tanto a la joven Omatikaya.

Ella le sonrió, aún embelesada por su reciente vínculo. Y Rotxo cayó en picada.

Sabía que era pronto, sabía que solo la había conocido por un día, pero también sabía que sus padres se enamoraron a primera vista, cuando él vino del clan Ta'unui, y al ver a la joven Metkayina por primera vez, entendió que no quería nada más en este mundo que estar al lado de ella. Y Rotxo cómo su padre, y los Ilus, quienes por naturaleza escogían una sola pareja para toda su vida, entendió en ese instante, que, a partir de ahora, su mundo entero giraría alrededor de aquella brillante estrella llamada Kiri Sully, tratando por un instante recibir su calor.

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Los siguientes tres días, cada vez que el sol salía, hasta que el eclipse llegaba, los jóvenes Sullys fueron instruidos por los Metkayina, Tsireya y Rotxo. Aonung no había vuelto a aparecer.

Neteyam sospechaba que no le agradaban mucho, y su hermana no hacia mención de su nombre. Por un lado le traía tranquilidad, saber que todo foco de hostilidades hacia su familia estaría lejos de sus lecciones de aprender y equivocarse. Pero por otro, no paraba de preguntarse a dónde estaría el heredero ¿Tan horribles le parecían que ni siquiera se dignaba a saludar? Eso era maleducado, teniendo en cuenta que era hijo del jefe. Pero no le dió más importancia al asunto.

Lecciones de respiración, dónde el corazón de Lo'ak palpito como el salvaje galope de los Pa'li, cuando la heredera Metkayina colocó sus manos sobre él.

"Lo'ak, tus latidos son rápidos" lo regañó.

"Lo siento. Lo intento" susurró

Claro que eran rápidos, ella estaba tan cerca que podía oler su fragancia, dulce y fresca como la brisa que lo despertaba todas las mañanas en su marui.

Te veo, hijo del agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora