Capitulo 25

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Advertencia: Anuncio importante respecto a la historia en notas finales. Este capítulo contiene escenas violentas de batalla, si desea omitirlas deje de leer cuando aparezca el siguiente símbolo (✦). Donde aparezca un asterisco *, en los comentarios se indicará la música de fondo.

"Tienes la fuerza de tu grandeza, pero tienes que tomar

el timón y decidir tu propio curso.

¡Síguelo! ¡No importa que duela!"

John Silver "El planeta del tesoro"

Si la marea esta calmada, significa que la luna está en paz. Si la luna está en paz, presagiaba que sería una noche propicia para el sueño. *

O eso era lo que proclamaba aquella gente del arrecife. Neteyam aún no estaba muy seguro de poder comprender bien que significaban sus palabras, luego de tantos años aprendiendo a escuchar el canto del bosque, el susurro de los árboles y el palpitar de la tierra bajo sus pies, aún le era un poco desconcertante tener que escuchar un mundo tan silencioso como el marino.

¿Cómo escuchar un mundo que todo el tiempo se mantiene callado? ¿Cómo poder aferrarse a tierra firme, si cuando se sumergía en aquella masa celeste se sentía más ligero que nunca?

Aprende a escuchar, había dicho Eyrall. Oye nuestra canción y déjate llevar. Cualquiera diría que sería sencillo oír los consejos de un espíritu que quería guiarlo, su abuela le había enseñado que era un honor inmenso ser el receptor de esa energía. Pero jamás había sabido, u oído, de un espíritu que se apareciera sin estar conectado al árbol espiritual. Sus raíces eran la conexión directa con la madre tierra, y sus ramas y hojas eran el receptor para que ellos se conectaran. Entonces, Neteyam no comprendía porque podía ver a Eyrall.

¿Y de que canción estaba hablando? ¿Cómo podía dejarse llevar, si no veía el camino frente a él?

Uno tras otro, los pensamientos parecían no querer detenerse dentro de su cabeza. Era una vorágine que giraba y giraba, y con cada vuelta más sentimientos e imágenes se sumaban a la estampida. Como Olo'eyktarem, aprendiz de Olo'eyktan, desde su más tierna edad se lo había instruido para mantener el control de sus emociones, puesto que un líder no puede dejarse llevar por grandes pasiones. Se le había enseñado a pensar rápida y detenidamente, a mantener la calma ante situaciones terrenales. Pero esto no era tierra, esto era agua y eran espíritus. No había un plan de batalla que armar, no había una tierra o clan que dirigir, solo eran él, su cabeza, y voces de un pasado que no le pertenecía.

Siempre creyó que lograría entender ese mundo cuando su compañera Tsahik fuera elegida, o eso era lo que decía su abuela.

"Se necesitan dos para liderar, Neteyam. Tú guiaras a nuestro pueblo en tierra, pero la tsahik te ayudara a ver más allá de lo que ves ahora. Ambos se necesitarán para ver el panorama completo"

Cuando le preguntó a su abuela quien sería su Tsahik, ella no respondió, porque aún no lo decidía. Por la tradición, se suponía que debía ser su propia madre, lo cual facilitaría la vinculación y comprensión entre ellos. Pero si bien Neytiri comprendía y oía la voluntad de Eywa, su corazón de guerrera palpitaba más fuerte que todo lo demás, y ese era el camino de gloria que había elegido; algo que se lo había dejado muy claro a su hijo, por medio de sus interminables charlas.

Lo cual volvía a dejarlo solo en esta encrucijada. No tenía a su abuela para poder volcar en ella sus incertidumbres espirituales; su madre, aún arraigada a su naturaleza Omatikaya, no comprendería el camino del agua. Y que un palulukan brotara en ese instante del agua, mordiéndole la cola, si se atrevía a plantarse frente a la Tsahik metkayina para exponerse.

Te veo, hijo del agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora