Un recuerdo, fugaz como la caída de las gotas de lluvia sobre las hojas, rápido y silencioso, vino a su mente; cuando, días posteriores a su ceremonia de mayoría de edad, hace tantos eclipses, escapó de su hogar. Su familia lo asfixió con su sobreprotección y amor, tanto, que él necesitaba respirar un aire que no estuviera cargado de condescendencia. Así que, una noche se escabulló del nido familiar, donde estuvo durmiendo las últimas noches en vez de su capullo individual, tomo su visor y llamó a Sissari y voló lejos.
Esa noche voló como nunca lo había hecho en su vida, imprudente, furioso y dolido. Sissari acompaño a Neteyam en un salvaje baile que anhelaba libertad, elevándose a los cielos con rapidez, lejos del bosque, lejos de la mirada de preocupación de su familia, lejos de sus propios pensamientos, ahogándolos en las ráfagas que arañaban su rostro con cizaña, y que introdujeron sus helados dedos entre sus trenzas, deshaciéndolas y dejando su cabello suelto, como una furiosa marea negra.
Esa noche, Neteyam gritó al cielo. Grito a Eywa, y se gritó a sí mismo, liberando toda la angustia que había escondido todos esos días, luego de enterarse de su condición, cuando mantuvo serenidad y tranquilidad frente a su familia y pueblo, porque era lo que como el heredero debía hacer, mantener la calma, hasta que esa vil mentira comenzó a trepar por su garganta, amenazando con enterrarlo vivo dentro de sí mismo.
Su Ikran aulló a la noche junto a él, compartiendo su confusión y dolor por medio de su vinculación, y juntos la expulsaron lejos de su cuerpo, hacia el infinito cielo de Pandora.
Cuando Neteyam sintió la garganta desgarrada, ardiendo por la liberación de todo lo que nunca había dicho, abrió los ojos contemplando su alrededor. Sissari había volado tan alto como pudo, y ahora ambos estaban tan lejos del suelo y tan cerca del cielo, que tuvo que parpadear repetidas veces para asegurarse de que no era un sueño, que lo que veía era real.
La noche, negra y oscura era inmensa a su alrededor, con lejanas estrellas observándolo en silencio. Era una noche de eclipses lunares, y eso quería decir que, el máximo foco de luz de Pandora se había ocultado, como si estuviera del lado de Neteyam, ocultándolo bajo su manto para que pudiera perderse en la infinidad de la noche.
Recuerda el frio, recuerda lo infinito de la noche, pero sobre todo recuerda su oscuridad, su peligrosa oscuridad, tan densa que podría engullirlo en un parpadeo si perdía la noción de donde estaba la tierra. Y esa devastadora sensación era lo que corría por las venas de Neteyam en esos momentos, al ver al Na'vi frente a él. Su piel era tan oscura como aquel manto de negrura que sobrevoló hace tanto tiempo; como si hubiera nacido de las mismas profundidades de Pandora, como si hubiera sido pintada por la misma medianoche.
Habían llegado a su pueblo a tiempo para ver como los recién llagados bajaban de sus Ikranes, bestias que compartían la misma característica con sus cazadores de piel oscura. El pueblo los miraba con recelo, atónitos y murmurando en voz no tan baja la primera impresión que estos desconocidos generaron. Su padre se puso a la cabeza de su familia, con su madre a su derecha, quien sujetaba con fuerza su arco entre sus dedos, y que estaba al lado de su abuela, que miraba con conmoción a los recién llegados, puesto que jamás, desde las primeras canciones ancestrales, se había producido una reunión de esta naturaleza.
Cinco Na'vis de fuego habían llegado al bosque, presentándose ante el clan Omatikaya.
El que encabezaba la comitiva era quien había capturado la intriga de Neteyam. No podía ser más alto que su propio padre, quien se encontraba con la espalda recta, ataviado con su traje de Olo'eyktan sobre los hombros y una mirada cauta en sus ojos. Ubicado desde la izquierda de su padre, vio de más cerca la extraña piel del desconocido, y observó que esta estaba salpicada de cicatrices, que se entrelazaban con líneas de un rojo que casi parecía negro, como si fuera parte de un camuflaje.
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Te veo, hijo del agua.
FanfictionCuando Jake Sully decide tomar a su familia y huir, no fue por causa de los humanos, si no para proteger a su hijo mayor Neteyam, quien fue bendecido (o maldecido, cree el) por Eywa, con un don: El poder concebir vida. Jake aprenderá que, en Pandora...