Advertencia: Este capítulo contiene una escena de autolesion (Si desea omitirla deje de leer cuando aparezca el asterisco* y retome la lectura cuando vuelva a aparecer), pensamientos intrusivos, una escena de ataque de pánico. Los actos narrados en este capítulo son ficticios y no deben imitarse en la vida real. Por favor, si está pasando por una situación difícil, pida ayuda. No estas sol@.
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Parte III
"Dime que ves"
"A ti... te veo a ti"
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Estaba despierto desde antes del amanecer, pero había decidido no moverse. El frío de la mañana golpeaba su piel tratando de desperezarlo, como cientos de pequeños aguijones, y hacía que sus heridas ardieran. Aonung volteó su rostro y vio que su brazo derecho, desprovisto de su muñequera, estaba cubierto de sangre seca, producto del ataque que tuvo la noche anterior, donde dejó varias mordidas en su piel, por no poder soportar la culpa que carcomía su corazón.
Recordaba la voz furiosa de sus padres, cuando apenas llegaron a su hogar, luego de que Lo'ak regresara, y luego de que el pueblo descubriera el secreto que la familia Sully tan recelosamente había guardado.
"¿Te das cuenta de lo que hiciste?" La voz de su madre sonaba encolerizada "¡Los expusiste! ¡Ante todos! ¡Eres una vergüenza!" El gran cuerpo de su madre se movía por todo el marui sujetando su vientre, cuando volteo a verlo "¡Eywa te dio una segunda oportunidad y tú la desperdicias con tu arrogancia y estupidez!" siseo.
Su padre le indicó con un gesto firme que se sentara. Y Aonung lo hizo. Cuando se arrodilló frente a él, el peso del mundo lo miró en aquellos celestes ojos "¿Qué fue lo que hiciste?"
Y su relato comenzó. Desde como escuchó a escondidas su charla, obviando el hecho de que estaba bajo su marui, y se enteró del secreto; la pelea, las heridas de sus compañeros; cuando en medio de su furia dejó escapar el secreto del hijo Sully a los otros Metkayina. Y cuando narró como abandonó a Lo'ak más allá del arrecife a su suerte, su hermana se negó a mirarlo a los ojos.
Cuando acabó, su mirada estaba clavada en sus manos, enlazadas en su regazo, y su padre pronuncio con su grave voz "Cuando creo que no puedes decepcionarme más, haces estás cosas" no necesitaba verlo para saber que estaba negando con la cabeza. Cada palabra lo hacía sentir como si estuviera en arena, y esta, lentamente lo succionará hacia abajo, amenazando con ahogarlo "Está ofensa debe ser castigada. No solo para ti. Alteraron la paz de nuestro pueblo. Pusiste en evidencia al heredero de un Olo'eyktan, y arriesgaste la vida de su segundo hijo. Esto tendrá sus consecuencias" le aseguró, levantándose con las manos en las rodillas. "Pero hoy, ya tuve suficiente"
Su padre se alejó de él, acercándose a Ronal y guiándola a su lado del marui para poder calmarla. Las alteraciones de las últimas horas no eran buenas para una Na'vi embarazada. Sin embargo, el susurro que debía ser para sí misma llegó a los oídos de Aonung como un estallido.
"No sé en qué me equivoqué"
Los minutos pasaron desde que sus padres se fueron, y Tsireya, sentada a unos metros de él, aún no lo miraba. Su postura era rígida, su ceño estaba fruncido y miraba tan fijamente el suelo frente a ella, que podría haber hecho un agujero en él.
"Reya, por favor" su voz era apenas un susurro "Háblame" no soportaba el silencio, no de parte de ella. Era agonizante.
Soltó el aire lentamente "He estado a tu lado todo este tiempo. Te sostuve, te apoyé y te defendí, y lo haré hasta el final. Pero esto..." Se humedeció los labios "No sé qué decirte" negó con la cabeza tratando de despejar sus pensamientos.
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Te veo, hijo del agua.
FanfictionCuando Jake Sully decide tomar a su familia y huir, no fue por causa de los humanos, si no para proteger a su hijo mayor Neteyam, quien fue bendecido (o maldecido, cree el) por Eywa, con un don: El poder concebir vida. Jake aprenderá que, en Pandora...