Capitulo 25

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Adiós

Los días pasaban. Cada una lo llevaba como podía.

Andrea se sentía culpable porque era consciente de cada uno de sus actos. No lo soportaba y se arrepentía cada segundo.

Odiaba a la gente por idolatrar a una chica como ella; quién sabía que era una cretina y no se comportaba como debía con la gente, pero sus padres decían que así debía comportarse con la plebe, y escupir todo el veneno sobre dos chicas maravillosas con todo el mundo solo por amar a gente de su mismo género.

Pero se odiaba más a ella porque al final de todo, era su culpa.

Libby estaba abrumada. Por como le miraba la gente, por como hizo las cosas al terminar con Molly, por como su madre trataba su sexsualidad a modo de enfermedad, por Andrea que había subido ese estúpido vídeo sin razones aparentes, porque de nuevo le hablaba al viento al no tener a nadie pero sobretodo; por como Molly ignoraba cualquier cosa que hubiese pasado entre ellas, como si no hubiese sido nada, todo era historia ahora.

Y Molly estaba apagada. La personalidad alegré que tenía estaba desvanecida. Se quedaba el día en su cuarto sin hacer; básicamente, nada. No le importaba como le miraba la gente o escuchar a sus padres hablar sobre que hacer con ella al enterarse de su "enfermedad". No tenía razones para dar lo mejor de sí si todo el mundo le escupía.
Solía evitar a Andrea porque no podía volver a ser su amiga sabiendo que sus padres iban por delante, evitaba a Libby por el rencor que sentía por ella. No creía que le hubiese dado alguna explicación porque sabía perfectamente que la gente no era el problema crítico. Había algo más y ella lo sabía. Pero daba igual porque tanto con su ex novia, como con su ex amiga y como con el pueblo; lo que hubiese hecho por ellos y que tan buena había sido era historia.

Un día más. Había pasado casi una semana desde su ruptura con Libby. Su madre le pidió que saliera de casa ya que se pasaba el día encerrada en su cuarto.

Decidió aceptar. Se vistió decente y agarró el cuaderno misterio aunque ya no tuviera nada de misterioso. Fue hasta el parque de siempre y se sentó en su árbol favorito, allí empezó a leer nostalgica.

—Te echo de menos.— Escuchó de repente desde el otro lado del árbol. La voz era familiar.

Se giró a mirar y vio que era Libby. Parecía que su comentario había sido al aire porque no se percató de que la castaña estaba ahí. Aprovechando eso trato de irse pero no pudo, una pequeña rama crujiendo le delató.

—¿Molly?— Dijo al mirar.— Por favor no te vayas, hablemos un segundo.— La detuvo agarrando su muñeca.

Esto provocó un sonrojo no muy notable en la chica, la calidez de la contraria seguía siendo agradable.

—¿De qué quieres hablar?— Preguntó algo brusca.— Creo que la última vez dejaste todo muy claro.

—Yo, solo... Siento que las cosas entre nosotras no terminaron como debían. Hice todo de una manera horrible.— Contestó apenada.— No sé cómo lo lleves tú pero yo necesito hablar contigo aunque sea una última vez.

Molly se quedó callada. Moría de ganas de preguntar tantas cosas, a la vez; quería irse corriendo sin dar explicaciones como sintió que lo hizo la más alta pero también quería hecharle todo en cara.

—¿Ese es mi cuaderno de poesías?— Se fijó antes de que Molly diese alguna repuesta.

—Ehh, sí.— Dijo nerviosa.

—Con el empezó todo. Este lugar fue la línea de salida para nosotras.— Dijo sentándose bajo la sombra del árbol.

—Aquí me dejaste tras haber hecho que me demaye. También leíamos aquí.— Empezó a comentar sentándose a su lado.

La Elección del Destino (mollibby) (The Ghost And Molly Mcgee)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora