Cuando el taxista sacandolo de sus pensamientos le preguntó cual era exactamente la dirección, otro recuerdo venia a su mente. El sentado en la parte de copiloto del renault gris de su madre y ella enseñándole como llegar a casa. - mira y escucha príncipe, cuando pasas el letrero de bienvenida llegas a esta vieja banderilla, esa es la bandera oficial de este pequeño pueblo, luego cuentas 4 cuadras derecho, cruzas a la derecha y luego cuenta tres más, y ahí está justo a tu izquierda la calle Riverit y justo en la mitad antes de acabar la primera cuadra está nuestro hogar- el la miraba y le sonreía diciéndole que era muy fácil y que perderse era imposible, abría la puerta del carro y salía corriendo. Un nudo se le hacia en la garganta cuando sacudió su cabeza para dejar de recordar y decirle al taxista la dirección sencilla de su casa.
Cuando bajó del taxi, al que le pidió que lo dejara en la esquina para caminar, un miedo empezaba apoderarse de él. Quizás era mejor irme a California y no haber vuelto- dijo para sus adentros. Comenzó a sudar y sus facciones se tensaron, alguien caminaba en dirección contraria frente a el y por un momento pensó en dar media vuelta y regresar a Kleighton para decirle a Amber que aceptaba su oferta, pero frunciendo el ceño y respirando profundo decidió seguir caminando y aunque el miró a la mujer que pasaba a su lado esta solo se disponía a ver su celular sin si quiera fijarse en quien pasaba a su lado. Este mundo está lleno de gente muy confiada, pensó y llegaba, ahí estaba frente a el, su casa, dejada, olvidada, con la seguridad de que nadie entraba ahí desde esa noche.
Tomó las llaves que Amber le había entregado, y que la oficial que llevaba su caso le había entregado a ella y abrió la puerta.
Su cerebro empezó a bombardear imagen tras imagen, no de lo ocurrido hace diez años, pero si de su madre caminando y riendo por toda la sala y a el escondiéndose de ella, recordó ese lugar lleno para navidad y todas las luces que habían, cerró los ojos y dejó escapar unas lágrimas, durante el tiempo en Kleighton sus recuerdos parecían haber sidos suprimidos, lanzados al fondo del océano, pero hoy su memoria le hacia una mala jugada y lo hacían sentir triste. Ella ya no estaba, ya no escucharía su risa, ya no olería nada como olía ella, ya no la vería sentada en la parte de atrás de su casa pensando y mirando el cielo, su madre era la mejor mujer del mundo, la más hermosa la que no se iba a dormir sin antes darle un beso en la frente.
Se sentó en el piso y se puso a llorar como no se lo había permitido en 10 años. Ese dolor que había apartado de si mismo hoy lo estaba consumiendo, y pensó que nada valía la pena, que hubiese sido mejor que su padrastro le quitara la vida como lo hizo con su mamá y así no estaría sintiendo todo lo que lo estaba matando por dentro.
Abrio los ojos y estaba muy oscuro, no sabía cuanto tiempo había pasado desde que llegó. Se puso de pie y camino hasta las escaleras subiéndolas poco a poco, entró a su cuarto y encendió la luz, todo estaba exactamente igual, la sangre en el piso, había mucho polvo y no olía muy bien.
Cerró la puerta y se percató de un ruido en la parte de afuera, alguien estaba por entrar, así que bajo las escaleras y pasando una se sus manos por el cabello se acercó sutilmente a la puerta, se preguntó quien diablos pensaba entrar, y creyó que a lo mejor su casa era el nido de algún borracho. Llegó a la puerta y sin pensarlo dos veces la abrió.
Ella caía de culo frente a el y lo veía con la mayor expresión de terror y miedo, no podía articular una palabra, su boca entre abierta y sus ojos como platos estaban fijos en los de el, que parándose totalmente firme bajo el arco de la puerta fue relajando su expresión seria y le ofreció su mano a la desconocida.
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Paranoia (Harry Styles)
FanfictionMi nombre es Emily Cooper y no he tenido la vida normal de una chica cualquiera. Mi tía Mackenzie y yo nos mudamos a Vancouf cuando tenía 10 años, un pueblo tranquilo, o así siempre lo llegamos a ver mi tía y yo. Hasta que un horrible homicidio ocu...