idiota • sookai

quarante-cinq

Un suspiro escapó de los labios de Soobin cuando las manos de Kai resbalaron por su espalda. El mayor sintió como la respiración de su enamorado se comenzaba a cortar, por lo que se separó y dejó que el chico tomara largas bocanadas de aire para recuperar el que había perdido en medio de sus besos.

Para entretenerse, sus labios bajaron por la mejilla sonrojada de Kai, escondiendose en el arco que estaba formando su cuello cuando lo estiraba, adorando el olor natural que desprendía la piel del chico.

Sintió un apretón en su costado cuando sus dientes acariciaron una parte sensible en el cuello de Kai, y su rostro se levantó, queriendo encontrar los ojos de Huening para buscar una señal y continuar con aquello.

—Hyuka —murmuró, quitando un mechón travieso que estaba en la frente del menor—, yo no quiero que hagamos algo que no quieras. Puedo esperarte todo lo que quieras...

—Yo... es la primera vez que... y tengo miedo...

Soobin besó su frente.

—También es la primera vez para mí, también tengo miedo, iremos lento, pero si no quieres-

—Yo quiero... sí, lo quiero. Contigo quiero todo.

Soobin sonrió y bajó su rostro para besar los labios de su enamorado, robandole un suspiro cuando una de sus manos se metió bajo su camisa.

—Cuando quieras que me detenga, me lo dirás, ¿está bien?

Kai asintió, pero cuando se encontró con su cuerpo libre de prendas, sonrojado y siendo besado por los labios de Soobin, su cerebro perdió los pensamientos y de sus labios sólo escaparon sonidos que él nunca imaginó que podía hacer.

Sus manos se encontraron perdidas entre las hebras de cabello de Soobin, mientras sus piernas se enrededaron en las caderas del mayor, y cuando sus cuerpos se unieron, y sus bocas chocaron juntas, Kai puede jurar que sus corazones comenzaron a latir en sincronía. Como una canción dedicada sólo para ellos.

Como si todo fuera correcto. Y lo era.

Porque ellos estaban destinados a ser y estar juntos.

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