Capítulo 3. Susurros del corazón

107 12 19
                                    

A medida que los meses pasaban, las cosas comenzaron a mejorar bastante.

Idaly y yo seguíamos siendo mejores amigos, y siempre hacíamos locuras juntos, nada podría interponerse esta vez.

Nuevamente, fui un tonto, bajé la guardia y algo cambió... nosotros cambiamos.

Jamás creí decir esto, pero, no puedo creer que alguna vez fui ese niño que permitió que muchas cosas pasaran, y lo peor de todo es que sigo permitiéndolo, a pesar de que haya situaciones que no estén en mis manos, siempre trato de mantener todo en orden.
Idaly y yo estuvimos los primeros meses del curso tranquilos, sin preocupaciones ni terceros que quisieran entrometerse en nuestra amistad. -Si es que alguien moralmente aceptable piense que Kiara se había interpuesto entre Idaly y yo-. Pero, siempre debes tomar en cuenta que terceros no deben ser necesariamente personas, si no también pueden ser sentimientos, puede ser amor. O puede ser obsesión.

Durante las últimas semanas comencé a sentir que mi amistad con Idaly era tan fuerte que podría volverse otra cosa; con el pasar de los días, comencé a ver a esa chica, aquella chica que me hacía reír con cualquier palabra que saliese de su boca, esa chica con ojos color verde cual bosque de pinos altos e imponentes, árboles que te asfixian y te sumen en un trance del cual no deseas salir. Aquella niña sonriente despertó en mí un sentimiento diferente, no era amistad, no, era... ¿amor?

¿Puede un chiquillo como tú sentir amor?

Que te den, consciencia.

Idaly y yo estábamos platicando mientras hacíamos los ejercicios de la clase de gimnasia. Normalmente solíamos escoger los lugares que se encuentran hasta el fondo de todos nuestros compañeros para evitar hacer el menor esfuerzo posible sin que la profesora lo notase.

Durante el descanso estuvimos hablando sobre el amor y el cómo veíamos las situaciones de parejas, los conflictos, las cosas románticas que hacen el uno por el otro, entre otros temas más. Una cosa llegó a la otra y terminamos hablando sobre si formalizaríamos con alguna persona de nuestra clase.

Repasamos en lista a todas nuestras posibles opciones, mientras los calificábamos, analizábamos y escogíamos según los gustos de cada uno. De un momento a otro, se nos acabaron las opciones, así que terminamos hablando uno del otro.

En ese instante, el efecto mariposa, donde cualquier acción, por más mínima que sea, puede provocar el momento culminante.

¿Le pregunto?

Pero antes de poder decir si quiera una palabra, Idaly me miró a los ojos, tomó mi mano; sus manos estaban frías, era un frío nervioso, como si la Antártida misma hubiese hecho acto de presencia. El quinto continente.

El tacto de su piel me erizó la piel, ella realmente me gustaba, comenzaba a entender todos estos sentimientos confusos y abrumadores que me habían estado atormentando desde que el curso había iniciado.

A los pocos segundos, suspiró, se dispuso a hablar; se veía nerviosa y confundida, no se echó para atrás y habló.

-¿Puedo decirte algo? -me miró a los ojos, sus mejillas estaban color rosa.

- ¡Claro! -le dije sin pensarlo-. Eres mi mejor amiga y puedes contarme lo que sea.

-La verdad es que te has convertido en una persona muy especial para mí en estos años que hemos sido mejores amigos, y por supuesto que he tratado de no cambiar eso, pero... me ha sido imposible, Eros...-mis mejillas comenzaban a arder con cada segundo que pasaba. Escuchar mi nombre saliendo de su boca provocó que un escalofrío me atravesara la cabeza.

Me quedé callado un segundo, tratando de asimilar lo que acababa de pasar. Jamás había sentido esa sensación extraña, era como si alguna fuente de calor se encendiera en mi interior y cambiara todo lo que sentía y pensaba respecto a mi mejor amiga.

Era sólo un niño. ¿Qué iba a hacer yo con tanta ilusión por experimentar cosas nuevas?

-Yo... en verdad aprecio mucho eso... -comencé a decir con un nudo en el estómago-. Y la realidad es que... tú también me gustas mucho Idaly- respondí. Finalmente lograba admitirlo-. Durante los últimos días he estado bastante confundido sobre lo que siento, no sabía si esto era normal... nunca antes me había sucedido...-la miré a los ojos, estaban radiantes.

-¿¡Enserio!? -. Exclamó ella.

-¡Si! -asentí con la cabeza-. Entonces... -tomé una bocanada de aire. Lo dejé salir-. ¿Te gustaría ser mi novia?

Tardó más de lo que esperaba en responder. Se sintió como una eternidad.

Por suerte, no tuvo que analizarlo mucho. Espero.

- ¡Pero Claro que sí! -exclamó con alegría y se lanzó a mis brazos. Yo la atrapé, sin saber que pronto la dejaría caer.

Le di un abrazo muy fuerte y la tomé de las manos, seguíamos demasiado nerviosos como para poder algo. La profesora nos llamó para seguir con la práctica, nos levantamos y fuimos con el resto del grupo.

Después de salir de la escuela estuvimos jugando mis amigos y yo. Normalmente tomábamos algunas ramas y hojas de árboles que encontrábamos por ahí; también algunas piedras e imaginábamos que éramos supervivientes en un bosque inmenso y cubierto por una densa niebla o una isla según lo dictase el clima. Siempre tratábamos de armar una fogata, pero nunca lo logramos. -De hecho, quién sabe que pudo haber sucedido si hubiera encendido-.

En fin, durante dos semanas Idaly y yo estuvimos pasando mucho tiempo juntos, -mucho más de lo habitual-. Cosa que obviamente no pasó desapercibida, a pesar de que en ese momento habíamos decidido mantener nuestra relación en secreto, incluso de nuestros amigos, para evitar algún problema o desajuste. Lástima que los niños son pésimos para la discreción; era muy evidente que algo había cambiado. Todos nuestros amigos se la pasaban agobiándonos con las mismas preguntas, si éramos novios.

Al inicio solíamos decir que no, que simplemente éramos mejores amigos, pero luego de algunos días Idaly me pidió que ya no lo ocultáramos, que era mejor ser felices y ser nosotros mismos, por su puesto accedí a su petición.

Nuestras amistades al enterarse comenzaron a decir que hacíamos muy bonita pareja, que éramos la pareja perfecta en todo el colegio, después de todo teníamos una conexión increíble.

Pero hay conexiones que simplemente no pueden cambiar a algo más fuerte. Si algo he aprendido en estos últimos años es a no forzar las cosas. Lamentablemente hay lecciones que se aprenden demasiado tarde, aunque, nunca es tarde para aprender.

Durante la clase de matemáticas Idaly y yo estuvimos planeando qué jugar con nuestros amigos luego de salir de la escuela. Después de todo, éramos niños y debíamos divertirnos.

Luego de terminar la clase, la profesora anunció que presentaríamos una obra de teatro, los ensayos comenzarían la próxima semana, por lo tanto, tendríamos que comenzar con los preparativos para la presentación lo antes posible.

Pasaron los días y todo transcurría como lo planeado; tan pronto como terminamos de construir el escenario, conseguir los vestuarios y publicitar la obra, iniciamos los ensayos. El personaje que a mí me tocaba interpretar era el antagonista, por ende, tendría bastante protagonismo.

Siempre me he cuestionado el por qué algunos villanos en las historias están mal planeados. Hay veces en las que "obtener venganza" o "dominar el mundo" no son grandes motivaciones.

Si yo tuviese que escribir a un villano, le daría uno de los desarrollos más oscuros, deprimentes y dramáticos. Un pasado que verdaderamente justifique el porqué de sus acciones.

Volviendo a lo de la obra, faltaban unos pocos días para la presentación, todos mis compañeros estaban nerviosos, -incluyéndome-, sin embargo, nos habíamos estado preparando lo suficiente como para solo ensayar dos veces al día.

Cuando finalmente creí que todo iba a mantenerse como estaba, que todo se quedaría intacto y que el tiempo decidiría pausarse, lo hizo.

El tiempo sí se pausó, pero no en donde quería, ni como quería. De hecho, ni siquiera pausó a quien debía. Me pausó a mí, me dejó estancado en un día como si no valiera nada; como si el simple hecho de existir fuera suficiente para pagar por los pecados de mis ancestros.

Amor, el karma inevitable [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora