Capítulo 4. Escapa del vacío

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Faltaban pocos días para la presentación de la obra de teatro, todo estaba yendo a la perfección; había quedado como el antagonista de la obra, tenía que actuar como tal, a pesar de tener esta idea en mente, no fue sencillo para mí, es algo que no va conmigo ni con mi naturaleza.


Mi relación con Idaly iba mejor de lo que esperaba, al menos a primera instancia; con el paso de los días, los rumores no se hicieron esperar.

A tan solo unos pocos días de la presentación comenzaron a correr rumores sobre una posible fuga de gas en el vecindario, sin embargo, como era demasiado joven aún, no lograba comprender la gravedad del asunto. Deseaba con todas mis ganas presentar esa obra de teatro, sería mi labor más importante hasta ese momento. Me hubiera gustado que los bullies que me acosaban en el kínder presenciaran mi debut, así se darían cuenta de que ya no era el mismo niñato asustado de ese entonces. Viendo hacia el pasado, ahora me doy cuenta de que tuve demasiado tiempo para reflexionar y cuestionarme si realmente deseaba una pareja, nos es algo tan fácil de manejar; y aún hoy en día me lo sigo replanteando. A día de hoy continúo creyendo que hay emociones que no todos podemos sentir.

Dos días antes del "gran día" - así le habían denominado los profesores al día de la presentación-, comenzamos a mandar las invitaciones a la mayor cantidad de personas posibles. Como muchos de mi grupo de amigos -incluyéndome-, extrañaban a Kiara, decidimos invitarla. Idaly estuvo de acuerdo, después de todo, jamás dejaron de ser amigas. Aún a pesar de tantos roces y malenmtendidos que hubo.

Todos juntos fuimos en búsqueda de nuestra ex compañera; estuve abrazando a Idaly durante todo el camino, quería que viera que me tenía a su lado, y que contaba conmigo. Lo que menos necesitaba en ese momento era que otro conflicto se provocase por culpa mía, ella no lo merecía.

Cuando llegamos a su casa, Kiara nos recibió a todos, estaba muy feliz de vernos, incluyendo a Idaly. Ambas se abrazaron, estaban genuinamente felices de verse la una a la otra.

Le entregué la invitación. Tratamos de explicarle todo lo que había ocurrido en su ausencia, queríamos mantenerla al tanto lo más posible. Nos contó cómo le iba en su nueva escuela, además, nos dijo que había hecho nuevos amigos, fue difícil, pero definitivamente su salida del instituto le hizo bien, después de todo, su nuevo colegio le quedaba más cerca. Y nos dio un gran respiro a todos, la tensión había disminuido. Aquí todos ganan.

Al paso de una hora decidimos que era momento de retirarnos. Nos despedimos de ella y su familia y acordamos vernos el día de la presentación.

Seguían los rumores sobre la fuga de gas, después se volvieron un hecho. Se abrió una especie de investigación para determinar el origen de esta fuga.
Mi padre comenzó a preocuparse mucho, tenía bastantes motivos para estarlo, en su niñez le había ocurrido algo similar, un incidente del cual. Jamás me he atrevido a preguntar, creo que hay cosas que no se comparten con la familia.

Hasta que no se determinara el origen no se podría hacer nada. No obstante, todo parecía apuntar a un viejo almacén que yacía abandonado y casi en ruinas, datado de los años 70's. Llevaba más de quince años sin recibir mantenimiento, por supuesto que algo así podría llegar a suceder.

¿Lo peor? Es que a menos de tres calles de aquel lugar se encontraba mi escuela.

Faltaban menos de veinticuatro horas para la presentación de la obra, debía de dar lo mejor de mí, había ensayado durante muchísimo tiempo, me sentía preparado. Las personas que somos tan autoexigentes para sentirse bien consigo mismas no conocemos el concepto de «receso». Mucho menos sabemos ponernos límites.

El día había llegado, todos estábamos demasiado nerviosos y emocionados, no sabíamos si realmente todo saldría perfecto. La incertidumbre es una de las peores sensaciones, incluso aún más cuando se mezcla con la ansiedad.

Minutos antes de que comenzaran los actos, todos los invitados comenzaron a ocupar sus asientos a la par de que llegase un vehículo policial. En ese momento intenté mantener la calma al recordar que a menos de cien metros teníamos una fuga incontrolable de gas natural, traté de mantener la compostura y de convencerme a mí mismo de que solo estaban ahí para vigilar que no hubiera algún accidente.

- ¡Atención a todos por favor! Esta es la primera llamada.

Se escuchó en el altavoz.

Idaly se veía bastante preocupada y nerviosa, quería llorar.

Traté de ayudarla, pero ella solo se fue corriendo al baño de chicas.

- Permanezcan todos en sus asientos, ¡esta es la segunda llamada! -

Las bocinas hablaron, estaba claro que debíamos colocarnos en nuestros puestos.

Las chicas fueron por Idaly al sanitario. Minutos después, al salir, se veía más relajada y tranquila. Aunque todavía un poco descolocada.

Yo, por otro lado, tenía miedo, por supuesto que lo tenía, pero quería impresionar a todos. Lástima que ni siquiera Idaly se llevó el papel protagónico esa noche.

A pocos minutos de que se anunciara la tercera llamada, por el cielo se alzaron nubes de humo que inmediatamente alertaron a todos. Desde las gradas se escuchaban muchas voces y susurros.

-Por favor, mantengamos la calma, las autoridades correspondientes se están encargando de todo - dijo la directora.

Mientras la multitud se alocaba y yo me lamentaba, se escuchó un ruido ensordecedor, un estruendo, uno que incluso me dejó zumbando el oído por varios segundos.

Tirado, abrí los ojos y estaba en el suelo, con muchas dudas y pocas respuestas. Traté de levantarme, no lo conseguí; me pierna de había atascado entre un par de escombros.

Vidrios rotos, parte de la escuela destruida, gente gritando, sollozos, lamentos, incluso podría jurar haber escuchado a un helicóptero volar por la zona. el ambiente se llenó de sirenas de ambulancias, bomberos y policías.

Como pude, me zafé de aquellas rocas, un pedazo de vidrio roto se clavó en mi brazo izquierdo por hacer un mal movimiento; hay cosas que un niño de diez años no debería ver o saber a su edad.

Traté de ponerme de pie, necesitaba saber qué había ocurrido con los demás. La gente empezó a correr hacia afuera de las instalaciones, la escuela era inestable; el vecindario había recibido daños colaterales.

Lo que todos, en especial yo, esperábamos fuese un día lleno de aplausos y reverencias, se convirtió en un trágico día; ahora se podían observar lágrimas y escuchar gritos y llantos.

Al cabo de un par de segundos, encontré a Idaly, ella se escondió detrás del escenario junto con todos mis demás compañeros, temblaba de miedo, mis amigos intentaban calmarla. Entraron al lugar bomberos y médicos; nos sacaron a todos, terminé en el hospital.

Recordar esto me llena de dolor. Mis lágrimas recorren mi cara, inundan el papel, se transforman en tinta, como si las hojas mismas sintieran mi dolor y lo expresaran a través de palabras.

Desperté dos horas después en una camilla de hospital, mi padre estaba al lado mío.

Se alegró de verme bien, ya no tenía el trozo de vidrio en mi brazo, pero si tenía una sutura.

Me dieron el alta al día siguiente, pese a esto, no podíamos regresar a nuestra casa. Debido a la onda expansiva de la explosión y la corta distancia que separaba mi casa y el almacén, los alrededores y hogares cercanos se vieron bastante afectados, era muy peligroso habitar esa zona.

De cualquier manera, mi papá y yo tuvimos que mudarnos un tiempo a la casa de una tía. No estaba tan mal, a excepción de la ubicación, puesto que estaba en otra ciudad. Empacamos todo, esa misma noche partimos. No logré despedirme lo suficiente.

Quise ir a ver a Idaly, no nos veíamos desde que nos rescataron. Cuando llamé a la puerta de su casa, su padre contestó:

- ¿Eros? ¿eres tú? - dijo el señor

- Sí, buenas noches, ¿cómo se encuentra Idaly? ¿está disponible para hablar? Necesito contarle algo, es urgente.

El Señor Silvestri entreabrió la puerta - No. - dijo con un tono serio, parecía que algo andaba mal, - Ella está en el hospital, se golpeó la cabeza antes de salir, tal vez quede en coma.

Amor, el karma inevitable [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora