Capítulo 22. Atrapado en tus cuerdas

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-Y entonces...-expresó Danel-. Eros Amato, ¿a qué te quieres dedicar?

-Bueno, Danel Deneb, me parece que aún no lo sé- solté una risilla.

-¿En serio no lo sabes? -se reincorporó.

-Nope, ¿y tú?

-Toco la guitarra, cuando salga de aquí, mandaré una solicitud para una escuela de artes en París.

-Me parece bien.

-¿De verdad no tiene idea de qué quieres estudiar?

-Aún no, ¿por qué?

-No, por nada, sólo preguntaba...

Como vio que no decía nada, añadió:

-Creo que me gusta alguien...

Pude sentir cómo mis ojos se abrieron al escuchar esto último.

-¿Quién?

-Un chico de... otro salón.

-Ajá, ya dime.

-Otra escuela, así que prácticamente sí es de otro salón.

-Oh, vaya...

La campana de la última clase sonó.

-Nos vemos en la salida.

-Vale.

Caminé hacia la entrada de la biblioteca después de la última clase, Landon estaba de nuevo en ese pasillo solitario y sombrío.

-¿Qué es lo que quieres?

-Sólo me aseguro de que no trates de hacer nada-aseguró con tono amenazante-. Ya sé quiénes son tus amigos, y sé que Danel es especial, ¿te gusta acaso?

-No es algo que te incumba.

-Ay, Eros, tú no lo entiendes.

-Lárgate de una vez.

Me barrió con la mirada, lo barrí de vuelta y se alejó caminando.

Yo no entendía por qué, pero él seguía tratando de hacerme la vida imposible.

Quizá sólo necesitaba un amigo, ya que nunca lo había visto rodeado de personas.

Fui directamente hacia la entrada de la biblioteca, busqué un buen libro para leer, hasta que me topé en la sección juvenil un libro donde un chico se enamora de su mejor amiga, sin embargo, ella no siente lo mismo por él hasta algún tiempo después; al final resulta que él muere de un tumor en el cerebro. Todo es narrado por la chica varios años después.

Terminé el libro en menos de una hora, fue ahí cuando descubrí que una de mis pasiones es la lectura.

No sólo podía leer rápido, también podía comprender la historia, incluso, crear imágenes en mi cabeza.

¿Cuándo llegaría el momento en el que podría escribir mi propia historia?

Salí de la biblioteca hacia la parada de autobús. Tenía muchísimas ganas de ir a comprar ese libro para iniciar una colección personal.

Durante mi retorno en el transporte, un pensamiento invadió mi cabeza. ¿Y si yo no existiera? O, mejor dicho, ¿y si me quitase la vida?

¿Sería posible imaginar la vida si yo no estuviera más en ella?

Había visto casos de suicidios en adolescentes con anterioridad, pero, jamás se me había pasado por la mente algo así. ¿Quitarme la vida? Tal vez esa sería la solución para acabar con todo mi sufrimiento.

Amor, el karma inevitable [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora