Capítulo 8. Recompensa sin premio

33 7 5
                                    

Abril. Finalmente era abril. El cumpleaños de Idaly se acercaba. 30 de abril.

Desde que había restaurado mi amistad, por segunda vez, con Idaly, las cosas comenzaron a mejorar. Pero no mejorar en el sentido de que se note y se sienta, no. En el sentido de que Acheron nunca más volvió a acercarse a nosotros, Lea y Kedar hicieron su vida aparte, mis sentimientos por Idaly desaparecieron por completo cuando nos alejamos, eso fue mejorar. Pero no todo mejoró.

Idaly seguía siendo acosada por las amigas de Lea, yo seguía cortándome los brazos, nuestros amigos cambiaron con nosotros. Incluso mis notas bajaron un poco.

A mi padre, obviamente no le pareció, como siempre. Incluso se volvió aún más estricto que antes. Estaba al borde de huir de casa. Pero hubiese sido inútil. Aunque agradezco un poco que se haya portado así conmigo, porque logré madurar un poco antes de lo que debía.

Si tan solo hubiera sabido todo lo que había vivido...

Creo que mi vida no comenzó ni en la adolescencia ni a los dieciocho años, sino que comenzó desde el momento en el que pisé esa escuela. Y jamás me detuve para darme cuenta de ello.

Idaly yo nos encontrábamos planeando su fiesta. A veces solíamos platicar sobre cómo nos sentíamos. Aunque yo jamás le conté sobre mis autolesiones.

La verdad es que no hallaba placer, consuelo o refugio en lastimarme. Sólo quería castigarme por todo lo que había pasado. Todo era mi culpa. Todo sigue siendo, a día de hoy, mi culpa.

No fue una buena etapa, pero cada vez faltaba menos para graduarnos. Yo solo quería dejar esa escuela en el pasado.

Cuando llegué a casa, mi papá se encontraba ahí. Naturalmente me pregunté qué estaba haciendo ahí si se supone que salía de trabajar hasta las nueve de la noche, aproximadamente.

-Hola, papá. ¿Qué tal tu día?

-Hola hijo. Pues, bastante bien. Hoy salí temprano ya que terminé todo el trabajo que estuve haciendo durante estos meses. Podemos salir, digo, si quieres.

-Me alegra mucho eso. Y claro que quiero salir, extrañaba mucho nuestras salidas vespertinas.

-Me parece bien. Vete a cambiar y a hacer tu tarea, hoy comeremos pizza.

Y son esos pequeños momentos en los cuales te sientes culpable de odiar a tu familia porque, a pesar de todo, ellos solo quieren lo mejor para ti.

Me siento culpable de haberte odiado, papá.

Subí a mi cuarto, me cambié, «me puse otro suéter para que no se me notaran las cortadas», y comencé a hacer mis deberes.

Es curioso, antes odiaba todo lo relacionado con la escuela y ahora es una de mis prioridades. Supongo que no soy la misma persona que fui en ese entonces.

6:32 p. m.

Íbamos escuchando la radio en el auto, sonaba New Rules de Dua Lipa. En ese entonces no tenía ni idea de quién era, pero ahora es de mis artistas favoritas.

Hay momentos en la vida los cuales son más memorables que otros, y, a pesar de para otras personas pueden parecerles simples, para nosotros pueden ser únicos e irrepetibles.

Este era uno de esos momentos.

Llegamos finalmente al restaurante, un lugar bastante lindo y elegante para pertenecer a una villa costera.

Era de comida italiana, yo pedí una pizza de albahaca al horno.

Mi papá pidió pasta.

-Entonces, ¿qué se siente que este sea tu último año en la primaria?

Amor, el karma inevitable [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora