Capítulo 6. Kármico

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Poemario 0. Pasaje #2

La duda me invade,

Mi mente se asfixia.

Abre la puerta,

Que entre la luz.

Ella te olvidó, todo cambió.

Otra llegó, la aceptaste,

Es hora de irte.

Culpa mía, eternamente mía.

Alguna vez creí que el «felices para siempre» existía. Lo que las películas no te muestran es la verdad. Todos son pasajeros.

Es impresionante lo mucho que me cambió la vida en menos de un mes. O sea, tenía una novia, casa preciosa. Todo era bueno; me atrevo a decir, casi perfecto.

Pero el universo es cruel, jodidamente cruel.

Otra semana iniciaba, nuevamente. No entiendo por qué la gente odia los lunes, sin la vida es igual de miserable todos los días. Aparentemente, tenía novia. Aparentemente no, definitivamente.

Cuando llegué al salón todos voltearon a verme. Sus miradas me intimidaban.

Eran como cuchillos, cuchillos que se clavaban por todo mi cuerpo.

Nadie me dirigió la palabra.

Llegué a mi asiento. Akira aún no llegaba.

Estaba cabizbajo; no por temor, o sea sí, pero no por mis compañeros. Temor por mí.

Comenzaron a aumentar su volumen de voz.

-Akira-alguien dijo.

Levanté la mirada hacia la puerta. No había nadie.

De entre todas las conversaciones logré distinguir cinco palabras:

« Akira, -otra vez-

« Complicada

« Absurdo

« Rumores

« Amor

Relacionarlas era sencillo. No, ¿rumores?, ¿absurdo?, ¿complicada? Destaco complicada porque evidentemente hablaban de Akira, mi chica.

«Rumores» dije en mi cabeza.

-Rumores-musité.

Comenzó la clase, Akira aún no llegaba.

-Tomen sus cosas, iremos a la biblioteca.

Eso hicimos.

Estar en la biblioteca era extraño. No extraño de llegar por primera vez. Extraño de conocerlo a la perfección.

Las bibliotecas definitivamente me odian. ¿Puede un lugar odiarte?

Como pequeña observación, la razón por la que actualmente te encuentras leyendo este libro, es porque estás consciente de que sí, hay un final. La pregunta es ¿qué es el fin? O ¿qué dicta que algo ya terminó?

A media clase llegó Akira finalmente. Estaba exaltada.

-¿Todo bien? -pregunté.

-Sí.

-¿Corriste mucho?

-No quiero hablar de eso.

-Bien, ¿qué tal tu fin de semana?

-Normal, ¿y tú, acaso conociste a otra?

-¿Qué?

-Sí, otra chica.

Amor, el karma inevitable [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora