CRUCIO

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POV PANSY.

Un estruendo ensordecedor, hizo alertar a ambas chicas obligándoles a separarse de golpe. Pansy, le pidió silencio a la gryffindor con un simple gesto, y se quedaron durante unos segundos calladas, intentando escuchar algo que les dijera que estaba ocurriendo en el piso inferior. 

La voz de Draco resonaba sin cesar por el piso de arriba, sumado a un grito de dolor que parecía provenir de la boca de Harry, alertando a la gryffindor temiéndose lo peor.

-Pans..- Susurró Hermione muerta de miedo.

-Shh...-Dijo imitando el mismo tono de voz que había empleado la leona segundos antes.

-Creo que han entrado, tenemos que salir de aquí-insistió la leona agarrando la mano de la morena que seguía estática intentando escuchar algo más.

De nuevo más gritos que venían del piso de abajo hizo reaccionar a la pelinegra. Sin pensárselo dos veces, sacó su varita del bolsillo trasero de su pantalón y se dispuso a bajar rápidamente por las escaleras.

-Pans, no, ¡espera!, ¡es un suicidio bajar a la planta de abajo! vamos a ser inteligentes por favor, vamos a pensar un plan, igual sí vamos- Otro grito más irrumpió la explicación de la leona. Esta vez emanado de la más pequeña, fue el último resorte que hizo saltar a la serpiente. No podía más.

-No tenemos tiempo Hermione, aunque me escuches gritar, cualquier cosa, por favor mantente aquí arriba escondida... con eso tendremos una oportunidad, pon a los demás a salvo, yo me encargo del resto- Dijo sin darle opción a rebatir absolutamente nada.

Pansy Parkinson estaba aterrada. Sabía que habían venido a por ella, era cuestión de tiempo que necesitaran a la pequeña o su propia sangre. Estaba poniendo en peligro a sus amigos y a la persona que más quería, tenía que frenar esto de una vez por todas. Tendría que ser Hermione la que salvara a Tres, tendría que ser ella quien pusiera a salvo a sus amigos, Hermione tendría que ser esa luz entre tanta oscuridad. Bajó las escaleras de dos en dos, y puso la varita en posición, encontrándose de bruces con varios mortifagos apuntando a Draco y la niña.

-¡Por las barbas de Merlin, mira quién se ha dignado a aparecer! si hubieras aparecido un poquito antes, habrías disfrutado un poco del espectáculo, pero llegas tarde traidora, cómo siempre- Gritó uno de los enmascarados con maldad.

Pansy, observó a la niña que estaba llorando desesperada y a su amigo que le miraba con absoluta tristeza.

-Lo siento Pans... no hemos podido hacer nada- Susurró el muchacho afligido. Los lloros de Terry desde el salón se hicieron de notar. Con la varita todavía en posición de ataque, entró al salón temiéndose lo peor y la escena que se encontró en el interior fue monstruosa. Su madre yacía muerta en el suelo con los ojos inertes mirando al vacío. Los Weasley estaban llenos de golpes, Potter tenía una gran brecha en la frente, y el pequeño Terry era el único que parecía estar en perfectas condiciones.

-Lo siento Pans.. estaba hablando con tu madre, cuando entraron sin avisar, y yo, yo..- El pequeño león no pudo continuar porque fue aturdido por un pequeño puñetazo en la nariz. Terry se quejó llorando entre hipidos mientras se llevaba las manos a la nariz intentando torpemente taponar la hemorragia.

-¿Quién ha sido Terry?-Preguntó la pelinegra colérica casi sin voz. El pequeño no emitió ningún sonido, simplemente se atrevió a señalar a uno de los enmascarados que se encontraban sujetando a Harry. La serpiente ni siquiera se lo pensó dos veces, se acercó hacia el mortifago cómo un rayo y apuntó con la varita hacia su máscara.

-Has cometido un increíble error, has matado a la persona mas buena de este mundo pedazo de inutil... y creeme que lo vas a pagar muy caro- Dijo prácticamente en un susurro.

-¡CRUCIO!- Gritó Pansy enfurecida.

-¡No, Pans no!- Gritó en la lejanía lo que parecía la voz de Hermione.

Pansy Parkinson era la primera vez que utilizaba y decía una maldición imperdonable en voz alta. Nunca había sido capaz, simplemente de imaginarlo en su mente le daba escalofríos... Ella  nunca había sido una niña con maldad, igual un poco traviesa, pero siempre acababa siendo una niña obediente y de buen corazón como su madre... Cuando cumplió más años, su progenitor le explicó qué tipo de gente era la que usaban ese tipo de hechizos.

Pansy en ese instante lo comprendió todo, nunca sería capaz de conjurar ninguna maldición, nunca desearía el sufrimiento de nadie de esa manera, ¿Porque iba a querer causar realmente ese dolor?, ¿disfrutar con ello?...

Pero esta vez las tornas habían cambiado por completo, la slytherin ya había perdido dos de las personas mas importantes de su vida, esta vez, por su maldita culpa.. ni siquiera se había enterado estando en el piso de arriba. ¡Por merlin era una maldita idiota, que ni siqiuera era capaz de mantener con vida a la gente que querÍa bajo su mismo techo!

El dolor de aquel mortifago fue tan intenso, tan devastador, que olvidó por completo en dónde estaba. La morena escuchó el gritó del enmascarado tan espeluznante y lleno de rabia, que era música en sus oídos en aquellos breves instantes.

De repente, una luz roja, cruzó por el medio de la habitación dándole de lleno en el brazo obligándole a dar unos pasos atrás y romper el contacto mágico con el enmascarado. El mortifago comenzó a respirar de nuevo con algo más de normalidad incapaz de moverse todavía del sitio.

-¿Tú quieres ser el siguiente, maldito gusano?- Bramó enfurecida con la varita todavía en alto apuntando al otro mortifago que le había lanzado el hechizo previamente.

Tres de repente, se soltó del agarre dando un pisotón a su captor y corrió hacia Pansy aterrorizada.

-¡Que nadie lance ningún hechizo!,¡ la niña tiene que estar en perfecto estado!- Ordenó uno de los enmascarados hacia el resto de mortifagos.

La pequeña llegó hasta la slytherin y se abrazó a sus pierna, escondiendo la cara, intentando resguardarse así del dolor y del miedo que estaba siendo invadido en esos momentos recorriendo su pequeño cuerpo.

-Ha ocurrido lo que ya queríamos Rowle, la niña ya tiene esa oscuridad en el interior, ya está preparada, creo que ya es hora de que nos las llevemos- Dijo uno de los enmascarados sin quitarle ojo a la serpiente.

-¡NO!, ¡No voy a dejar que os la llevéis a ningún sitio!- Rogó la gryffindor devastada intentando acercarse hacia ella en vano.

-Pans, por favor... podemos hacerlo, no entregues a la niña, no vayas...- Suplicó Hermione con un llanto desgarrador.

Para Pansy Parkinson, escuchar de esa manera a la leona, le mataba por dentro. Le destruía, y le dejaba un frío en el interior incomparable con nada.

Pero Pansy Parkinson no podía más. Estaba harta. No podía continuar. El dolor que tenía dentro dudaba que en algún momento pudiera sacarlo, o al menos curar.. Ni siquiera creía que tuviera actualmente Hermione ese poder sanador hacia ella y su roto y oscuro corazón.

-Si vamos con vosotros... ¿Dejaréis a mis amigos en paz?, Porque si no es así, te juró que os ire matando uno a uno, y me dará igual las consecuencias- Amenazó abrazando a la pequeña contra su cuerpo para que nadie pudiera alcanzarla o siquiera tocarla.

-Si, os lo juro- Confirmó uno de los enmascarados tendiéndole la mano a la serpiente.

La morena miró por última vez a Hermione. La leona no dejaba de llorar negando con la cabeza contemplando la acción que estaba apunto de cometer. Pansy se sentía miserable, no quería poner en riesgo también la vida de la pequeña, pero si era la única manera de dejar vivir al resto y que nadie más inocente muriese... Iba a hacerlo, iba a sacrificarse, tal vez una vez con ellos de su lado, podría lograr esconder a la pequeña de nuevo y ponerla a salvo.

La pelinegra, acabó asintiendo con la cabeza, y le tendió la palma al mortifago que se la estaba ofreciendo.

Automáticamente, uno a uno fueron desapareciendo, primero los dos mortifagos que tenían a Draco, el tal Rowle desapareciendo con Pansy y la pequeña seguido de todos los enmascarados que se encontraban dentro de la habitación. 

Dejando a ambos chicos en silencio, sin saber qué hacer a continuación, todavía conmocionados por lo que acababa de ocurrir, Hermione se derrumbó de rodillas en el medio de la habitación abrazada a su pecho con un llanto desgarrador. ¿Qué iban a hacer ahora?

ESTIRÉ LA CUERDA. PANSMIONE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora