PRÓLOGO.

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POV PANSY.

La mañana comenzaba fría, un cielo nublado amenazaba con romperse en cualquier momento. Pansy Parkinson Iba caminando por el vestíbulo del gran castillo, eran las nueve y media de la mañana y llegaba tarde al gran comedor, por Merlín seguro que Draco o alguno de sus amigos se habían comido ya el gran pastel de cereza que tanto le gustaba. De mal humor, se dispuso a entrar, pero un pequeño revuelo al fondo del vestíbulo le detuvo. Terence Higgs, estaba agarrando de la solapa de la túnica a un crío de primer año de Griffindor exigiendo vete tú a saber que. El menor tenía cara de compungido y parecía a punto de echarse a llorar. Miraba a los lados desesperado, buscando algún profesor, o en este caso a algún prefecto de su casa, tal vez a alguien como Granger o cara rajada, pensó Pansy con desprecio. Se acercó a su amigo con chulería y lo saludó con un golpecito en la espalda a modo de saludo..

-Que pasa Higgs, divirtiéndote antes de desayunar?- Preguntó divertida.

-Este maldito mocoso, le he pillado intentando entrar en nuestra sala común, que agallas que tienes chaval... da gracias a que he sido yo el que te ha visto y no Snape o Flint.

Pansy no pudo evitar fijarse de nuevo en el pobre muchacho, cabellera negra, y de tez pálida, suplicaba con la mirada ayuda. El niño intentaba aflojar el agarre de Higgs mientras pedía perdón sin cesar.

-Para qué querías entrar en nuestra sala común?, que pasa que los de Griffindor sois todos unos sucios leones mangantes o que?- Preguntó Pansy con malicia.

-No, no... yo solo quería ir a buscar a mi amigo, es serpien.. de Slytherin , y- El pequeño muchacho no sabía cómo continuar.

POV HERMIONE.

La leona salía del gran comedor con la barriga llena, había dejado todavía a sus amigos desayunando, dios mio, esos pastelitos de cereza cada vez estaban más ricos, pensó Hermione sonriente. Se dirigía a su habitación ya que tenía que ir a por su libro de transformaciones, a las diez tenía clase con su mentora favorita, la profesora Macgonagall. Al doblar la esquina del vestíbulo escucho unas risas y una voz llorosa de lo que parecía un niño. Se puso seria, y se dirigió hacia el bullicio. A unos metros se encontró a Parkinson y Higgs molestando a un alumno de primero de su casa. Automáticamente su instinto salió a flote, su deber como prefecta al ver este tipo de situaciones era intervenir, pero la voz de la chica morena le hizo detenerse durante unos instantes.

-Deja al crío ya Higgs, no ves que es un mocoso, lo estás amedrentando- Le dijo la serpiente soltando el agarre del más mayor. Observó agazapada, cómo acariciaba casi imperceptiblemente la cara del chico limpiandole una lagrima. ¿Cómo podía ser?, ¿Pansy Parkinson siendo amable con un niño y encima de otra casa?, ¿estaba Hermione bajo algún hechizo?, no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, por las barbas de Merlín si hasta su compañero de la misma casa, se había quedado petrificado, viendo la acción de su amiga. La castaña todavía estupefacta, se acercó a las dos serpientes y lo distanció agarrando al niño del brazo.

-Voy a hablar, con la profesora Macgonagall, estos comportamientos no los pienso tolerar...-

-Callate sangre sucia.- Contestó el chico molesto. Parkinson no pudo evitar esbozar una sonrisa ladina.

-Qué vergüenza metiéndoos con un niño pequeño... Os tomaba por personas mas valientes.- contesto a Higgs sin amedrentarse.

Hermione agarró al pequeño de la mano y lo llevó a la puerta del gran comedor, alejándolo de los dos indeseables.

-Terry, en que lios te has metido esta vez- Preguntó Hermione paciente mientras le limpiaba las lágrimas con el dorso de su mano.

-Yo solo quería ir a por mi amigo Steve para desayunar con él... y me choqué con el y luego llegó ella..- No pudo continuar, comenzó a llorar de nuevo desolado, el pequeño tenía un susto de muerte y no se podía explicar bien. Hermione en un intento torpe de calmarlo lo abrazó despacio mientras le acariciaba la cabellera negra.

-Tienes que tener cuidado Terry, ve a desayunar, no vayas a llegar tarde a las clases.- Le sugirió la castaña con una sonrisa tranquilizadora. El niño asintió y se metió deprisa al comedor, antes de tener más problemas. 

ESTIRÉ LA CUERDA. PANSMIONE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora