Epílogo 3

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La noche era divertida para Lisa, podía correr libremente y paseaba hasta atrapar algún delincuente. Las horas nocturnas eran su favorita, aunque solo le tocara cada fin de semana, donde había mucha más delincuencia.

Por supuesto que ella no necesitaba ningún compañero, podía atrapar hasta hombres muchos más grandes que ella y cargarlos con una sola mano hasta el auto.

Esa noche caminaba tranquila por la calle, inspeccionaba el lugar y a las personas que pasaban, su traje le quedaba muy bien y eso le gustaba, la menos eso decía Jennie.

_Como que ya me dió hambre - pronunció cuando su estómago rugió.

Se sentó en una vereda y colocó sobre sus piernas la lonchera que siempre traía a mano. Sonrió felíz al ver la cena que Jennie le había preparado, se notaba el cariño que había en ellas.

Lisa comía tranquila, sus mejillas estaban llenas, pero igualmente siempre estaba atenta ante cualquier emergencia. Sus orejas se movieron al escuchar unos pasos fuertes acercarse a ella. Levantó la mirada y observó a un hombre corpulento correr con una mochila en mano. A lo lejos logró ver a un muchacho asustado, al parecer lo había golpeado en la cara y lo tomó de sorpresa.

Lisa se apresuró a tragarse todo el sándwich y chuparse los dedos antes de salir corriendo, dejando su taper y lonchera en el piso.

_¡Amto! - gritó con la boca llena, tragó rápido y siguió corriendo - ¡Alto!

El hombre giró sin detenerse y sus ojos se abrieron asustados al ver a aquella mujer correr demasiado rápido. Sin poder reaccionar, Lisa se tiró a él y ambos cayeron rodando en diferentes direcciones.

El mayor se levantó y sacó el arma de su cintura para disparar, cuando Lisa con solo una patada mandó a volar la pistola con tanta fuerza, que quedó clavada entre los muros, dejando aturdido al hombre.

_¿Me puede dar la mochila, por favor? - pidió amablemente.

El hombre tembló del temor, asintiendo y entregado la mochila que había robado. Lisa agradeció con una sonrisa y giró a ver al chico que llegaba corriendo al ver que lo habían atrapado.

_Muchas gracias - respiraba agitado, estiró sus manos para tomar su mochila pero Lisa lo esquivó.

_¿Cuál gracias? Esto se queda como evidencia ¿Cómo cree que voy a ir a la comisaría sin ninguna prueba?

_P-pero...

_Nada de peros, ya, andando, ambos - dió leves empujoncito a ambos.

El ladrón pareció reaccionar a toda la situación, y viendo que la policía recogía su taper del suelo, aprovechó para salir corriendo.

Lisa escuchó sus pasos y suspiró con con frustración, de nada serviría que corra.

El hombre estaba por girar a otra calle, cuando sus pasos frenaron y cayó de espaldas al ver a la oficial caer de pie frente a él, aún comiendo. ¿Acaso... había saltado?

_T-tú...- el mayor tartamudeaba - usted no es normal - acusó nervioso.

El muchacho también estaba en shock.

Lisa iba a responder, cuando su celular comenzó a timbrar.

_Hola, suegrito - respondió felíz - ¿Qué? - sonrió aún más - ¡Sí, voy para allá! - colgó - ¡Mi mujer va a dar a luz! - abrazó al ladrón, bastante emocionada - ¡Vámonos, rápido!

Giró al hombre como si fuera un simple costal y le puso las esposas en un solo movimiento. Sorprendentemente para el mayor, Lisa lo cargó con facilidad sobre su hombro, comenzando a correr a su auto que no se encontraba muy lejos, sacudiendo al hombre de arriba a abajo.

Una Loba Como Mascota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora