Amigo

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En el hogar de la familia Manobal Kim, sus integrantes esperaban nerviosos y preocupados la llegada de su menor madre y al mayor de los hermanos. Jennie esperaba sentada en el sofá, sus codos se apoyaban en sus muslos y mantenía su rostro oculto en sus manos, dando un profundo respiro.

Yoongi estaba sentado en medio de las escaleras y dos escalones más abajo, Lía estaba de la misma manera. Sus semblantes eran tristes, sus miradas apagados, pensativos.

Falta pocas horas para que el sol salga, pero no tenían sueño ni se permitían tenerlo, Lisa lleva fuera más de ocho horas y no había llamado, ni siquiera respondía a su celular.

El celular de Pepito se había quedado, así que no serviría llamar a su número. Sus miradas se levantaron de inmediato al escuchar el motor del auto fuera. Jennie se acercó a la ventana y sus hijos se pusieron de pie, solo observando desde las escaleras.

La castaña observó a Lisa bajar del auto y acercarse a casa, su mayor hijo apagó el motor, bajando solo segundos después.

Jennie corrió a la puerta y la abrió antes de que siquiera trataran de abrir. La castaña observó los ojos de la rubia, estaban rojos, cristalinos, sin algún tipo de brillo.

_Lisa... - la rubia bajó la mirada al suelo, soltando un sollozo - no...- la voz de Jennie se quebró, Lisa simplemente asintió sin mirarla, sus lágrimas caían al suelo.

Lisa se aferró en un abrazo a Jennie, comenzando a llorar. Su hijo mayor llegó detrás, este se mostraba triste. Cruzó miradas con su madre, y dando un suspiro con sus ojos lagrimosos, mostró el pequeño collar rojo, de este brillo el nombre en letras doradas..."Leo".

En las escaleras, los hermanos menores escucharon el sollozo de su madre, no necesitaban decirles nada, ya lo entendieron perfectamente. Sus miradas se cristalizaron, volvieron a sentarse, recordando a su mejor amigo, que lamentablemente, ya no estaba con ellos.

Esos últimos meses, Lisa estuvo mucho más pendiente de su amigo, él era ya de mayor edad y cada día le era más difícil ponerse de pie. Lisa decidió pedir vacaciones temporal para poder cuidarlo.

Lo ayudaba a andar con sus sillita de ruedas, lo alimentaba y lo aseaba. Lisa no podía evitar sentir ganas de llorar al verlo tan frágil, pero no había nada qué podía hacer, era la vida misma.

_¿Por qué lloras? - Leo estaba en esa pequeña cama de la clínica para animales. Lisa estaba sentada a un lado, pensativa, pero el felino notó sus lágrimas - ¿Acaso lloras por mí? - Lisa rió levemente al escucharlo, pero aquello solo hizo que sollozara con más fuerza - Lisa...- sus canas eran notables a pesar de su blanco pelaje, estaba recostado de lado, ni siquiera tenía fuerza de levantar la cabeza - tengo veinte años...

_Lo sé - Lisa levantó la mirada - pero eres mejor amigo...

Leo se conmovió con esto, pero fiel a su manera, tenía que romper aquella tristeza de alguna manera.

_¿Sabes? Es curioso que tengamos la misma edad - Lisa soltó una ligera risa, viéndolo con admiración - ¿Me haces un favor?

_Claro - asintió.

_Si tienes otro hijo, por favor, no elijas  el nombre - Lisa volvió a reír con tristeza, asintió al pedido.

Leo se sentía muy cansado.

_Te quiero - los ojos del felino se cristalizaron al escuchar las palabras de la rubia - te quiero mucho, amigo - llevó su mano a su cabeza, acariciándolo con ternura y cariño - al igual que Jennie, al igual que mis hijos, al igual que mis hermanos, fuiste lo mejor que pudo llegar a mi vida - su voz se quebró - eres parte de mi familia, de mi manada. Odio que el resto...no pueda entenderte, si lo hicieran... sabrían que un corazón noble y puro...no solo puede ser la de un humano.

Las lágrimas del felino caían sobre la cama, Lisa acariciaba su mejilla, sonriéndole con tristeza. Con la poca fuerza que aún tenía, con ayuda de una de sus pequeñas patas, atrajo la mano de Lisa, acurrucándose en ella.

_También te quiero, amiga - Lisa se acercó a él, dejando un prolongado beso sobre su frente.

Acercó más su silla, y con mucho cuidado recostó su cabeza sobre el vientre del felino, simplemente mirándolo mientras el comenzó a dormir, cada vez... viéndose más tranquilo.

Un año después, Jennie junto a Lisa recibían la noticia de el embarazo de la castaña. Fue una sorpresa para ambas, pero lo que fue un poco más extraño para Lisa, es que en la ecografía le dijeran que era uno.

En todos esos años, tanto ella como sus hermanos, no habían tenido un solo hijo en un embarazo, siempre habían sido dos o más. Ahora que Jennie no es humana por completo, entiende que es casi imposible que solo tengan a uno, incluso su hermana y Jisoo tuvieron cinco en un embarazo. Aquello era un poco extraño, pero no imposible, así que Lisa simplemente decidió no tomarlo con tanta importancia.

En el proceso de parto, Lisa estaba al lado de Jennie, esperando con ansias al pequeño Jin. Esta vez Jennie eligió el nombre, Lisa quería llamarlo Lisito Junior.

Cuando el llanto del bebé llenó la habitación, y que Jennie finalmente pudo caer a la cama a descansar de lo exhausta que estaba, Lisa llegó al lado del doctor, quien envolvía en una manta al pequeño.

Lisa sonrió con emoción al recibir a su hijo, Jennie pidió que se acercara y así lo hizo. Ambas admiraban con los ojos cristalinos al bebé. Se dieron un tierno beso, seguido de un beso en la frente por parte de Lisa.

El bebé pareció calmarse y abrió sus pequeños ojos. La sonrisa de Lisa fue desapareciendo lentamente, mirándolo con duda, con nostalgia. Esos ojos, esos ojos gatunos, ese mismo color...

_¿Leo...?- pronunció en murmullo, teniendo un brillo en sus ojos.

El bebé la miraba de manera tranquila. Quizá, solo quizá, su amigo había vuelto.

Una Loba Como Mascota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora